martes, 16 de marzo de 2010

Tanguito, crítico y sensible

APENAS CON GUITARRA, Tango grabó un "demo" en la primavera de 1967.

El rescate de una sesión de grabaciones inéditas de José Alberto Iglesias, redefine la historia conocida acerca de los inicios del rock argentino.

Por: Germán Andrés

Imaginemos a la ciudad de Buenos Aires durante una tarde primaveral, pero bajo un gobierno militar; más exactamente la tarde del 20 de octubre de 1967, pleno régimen de Juan Carlos Onganía. Ese día, solo con su guitarra, Tanguito graba en un pequeño estudio de la calle Santa Fe al 1050 todo lo que ahora, para alegría de muchos, aparece cuidadosamente plasmado en el disco Yo soy Ramsés, de José Alberto Iglesias.

Editado por el sello independiente La Vida Lenta, el cd viene muy bien acompañado por un librito con fotos, archivos y testimonios únicos. Las canciones son de una desnudez y actualidad que asombran: si bien tienen más de 40 años, no han perdido vigencia.

Una carrera esquiva

Iglesias nació en San Martín, provincia de Buenos Aires en setiembre 1945. Debutó como músico en 1963, al frente del grupo Los Dukes. Tenía 18 años y carecía de formación académica; le gustaba el rock & roll y lo bailaba muy bien. Algunos dicen que de allí salió el apodo de Tango o Tanguito, pues tras verlo bailar rock, siempre le pedían: "¡bailate un tanguito!".

Con Los Dukes, Iglesias había logrado cierta notoriedad en el circuito de pequeños clubes nocturnos y pronto dejó el grupo para hacer carrera como solista, aunque nunca la consolidó por sus comportamientos esquivos y poco profesionales, pero, al mismo tiempo, coherentes con su personalidad. A la vez, crecía su adicción al alcohol y a las drogas y su errático deambular por la ciudad. Por entonces, Tanguito fue perseguido y tildado de loco y luego encerrado en un manicomio, donde fue sometido a tratos deplorables hasta su muerte –ocurrida en 1972–, que sigue siendo misteriosa.

Pero su talento era innato, y cantaba verdades con vehemencia. Estas grabaciones que ahora ven la luz, son su primer registro fonográfico y el documento más elocuente de por qué la figura del cantautor continúa vigente. Además de poder escuchar tres canciones hasta ahora desconocidas y un par de títulos de Moris, oímos al músico hablar con el técnico, presentarse y anunciar los temas; cosas usuales en la grabación de un demo. El registro fue gestionado por Mario Pizzurno, figura clave de la industria discográfica durante la década del 60, cuando oficiaba de director del sello RCA. Entusiasmado por el carisma de Tanguito, Pizzurno produjo esta sesión, a modo de prueba de un cantante nuevo, en un solo día.

Y aquí está el artista en estado puro: con la voz sana y joven; íntimo, concreto y directo, demostrando por qué fue un referente de esos años de beatnik porteño. Algo que estaba oculto y fue hecho en pocas horas, se convierte hoy en piedra angular de toda la historia del rock argentino.

Antes había que contentarse con testimonios orales o escritos de los pioneros que habían compartido experiencias con Tanguito. Cuando se escuchaban las pocas grabaciones que quedaron de él, no se podía reconstruir toda la dimensión de su figura, ni su vuelo como autor o intérprete.

El músico Diego Lenger opina que "como en un viaje en el tiempo, se oye acá la primera grabación de 'Amor de primavera'. Sólo deteniéndonos en esta canción, su composición más conocida ­–'La balsa' es coautoría con Litto Nebbia–, hallamos virtudes singulares en Tanguito: lo visionario de sus textos, su mirada orquestal de la guitarra intentando resumir en ella la idea grupal de varios instrumentos. Sin ser un virtuoso, logra dar una sensación poderosa con su toque percusivo y al mismo tiempo rico armónicamente. El uso de la voz, en los momentos sin letra, como un instrumento más, refuerza esta sensación de estar ante más de un músico".

El disco tiene un sonido crudo, no hay artilugios, y a pesar de haberle hecho una trabajo de remasterización digital a las cintas halladas, no se perdió el tono rústico ni el carácter informal de la grabación. Y aparece, ahora más que nunca, la gravitación de Tanguito, no sólo en la canción folk. Es innegable la influencia que tuvo en su propia generación (en Luis Alberto Spinetta, en Nebbia, hasta en Moris); y claro está que hay mucho de él en varios de los cantautores que existen hoy en la escena alternativa de la música rock.

Esta pieza fundamental cambia la imagen proyectada que existía de Tanguito y le da carácter trascendental a su arte, para siempre crítico y sensible.

Fuente: Revista Ñ

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