miércoles, 10 de marzo de 2010

Sigue la confusión en torno de la Ley de Mecenazgo de la Ciudad

PRESENTACION. El Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y el ministro de Cultura, Hernán Lombardi, en 2008.

De 174 proyectos elegidos, sólo ocho reunieron la plata para empezar a funcionar.

Por: Juan Manuel Bordón

El ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires difundió los primeros datos sobre cómo marcha la recaudación de fondos de los proyectos beneficiados por la Ley de Mecenazgo, el proyecto cultural estrella del macrismo. Hay optimismo por parte del gobierno y algunos participantes, pero también frustración y confusión entre otros. De los 174 proyectos que seleccionó el Consejo de Promoción Cultural en diciembre, sólo ocho reunieron el dinero necesario para empezar a funcionar. Llama la atención que cinco de esos ocho proyectos pertenezcan a las Asociaciones de Amigos de teatros y museos que dependen del propio Gobierno porteño. Pese a ser legal, la estrategia enciende alarmas, ya que podría ser una forma de tapar huecos en la financiación pública de esas instituciones.

La Ley de Mecenazgo permite a cualquier particular o empresa que pague ingresos brutos en la Ciudad, destinar sus aportes anuales a uno de los proyectos culturales aprobados. Una vez que los proyectos seleccionados abren sus cuentas en el Banco Ciudad -cuentas cuyos fondos los titulares no pueden tocar hasta reunir el 80 por ciento del total solicitado-, los responsables de cada proyecto tienen dos años para atraer a esos "mecenas". Si no llegan al 80 en ese plazo o no recaudan nada en los primeros tres meses, el proyecto se da de baja. En ese aspecto, también arranca la confusión.

De los 174 proyectos seleccionados, por una suma total de 13 millones de pesos, hasta ahora siete proyectos recaudaron todos los fondos y uno más alcanzó el mínimo necesario para comenzar a funcionar. Esos ocho proyectos han recaudado 1,46 millones de pesos (un 11% del dinero total disponible para esta primera camada de mecenazgo) y representan el 4,6% de los proyectos presentados. Según adelantó ayer el ministro Hernán Lombardi, hay trece proyectos que todavía no han abierto sus cuentas. Pero cómo marchan los 161 proyectos restantes (los que abrieron las cuentas pero no alcanzaron el mínimo) es un enigma.

"Por el secreto bancario -explica Lombardi-, nosotros no tenemos ninguna información hasta que la cuenta alcance el 80 por ciento del total. Imaginate que todavía no pudimos revisar toda la lista de aportes de la AFIP".

¿Sucedió que alguna cuenta pasara estos primeros tres meses vacía y el proyecto se diera de baja?

Lo que tenemos son los proyectos que no abrieron su cuenta y para los que no corre el plazo. Sabemos cuándo se abren las cuentas pero no si tienen o no plata. Se supone que el tipo, a los tres meses, tiene que decir bajo declaración jurada si recaudó algo.

Pero en el informe del Ministerio aparecen nueve proyectos que no llegaron al 80 por ciento del total.

Esa tercera lista la conocemos por el donante, pero no es oficial. Es gente que vino y me trajo la información del aporte.

En esa "tercera lista" está el proyecto de Enzo Maqueira: "Ediciones outsider", una colección en la que autores renombrados apadrinan a otro inédito y publican un libro conjunto. Veintiún mil de los 58 mil pesos totales del proyecto ya llegaron. La buena nueva no matiza las críticas. "Encontrar un monto como el nuestro a través de empresas chicas, kioscos o librerías de barrio, como se decía al promocionar la ley, es imposible. Tenés que encontrar a la Coca-Cola para que sea un solo aporte, no estos negocios que pagan 200 pesos de impuestos. Además, terminás sintiendo que trabajás de sabueso de impositiva, yendo al carnicero a ver si paga impuestos".

Un vistazo rápido a los ocho proyectos que ya recaudaron dinero suficiente como para poder activar sus cuentas, muestra una tendencia. Pertenecen a seis fundaciones o asociaciones de amigos con experiencia y estructuras ya armadas para recaudar fondos. Pero además, cinco de esos proyectos están relacionados con instituciones públicas que dependen del Gobierno de la Ciudad. Llama la atención que los fondos que deja de percibir el Estado a través de impuestos a privados termine financiando organismos públicos: hay tres proyectos diferentes de la Asociación de Amigos del Museo Fernández Blanco (en total, 260 mil pesos), uno de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (379 mil pesos para un catálogo del museo) y otro de la Fundación de Amigos del Teatro San Martín. En este último caso, recaudaron 290 mil pesos para modernizar el sistema de equipamiento audiovisual. "La Fundación YPF hizo todo el aporte, los pasos fueron sencillos", dicen desde la Fundación.

Otro de los proyectos beneficiados es el de la Asociación Civil Amijai, que ya recaudó los 250 mil pesos que pidieron para el 1er Concurso Internacional de Violín, organizado en conjunto con YPF y dotado con premios de 15 mil, 10 mil y 5 mil dólares.

Enzo Maqueira, igual que otras dos responsables de proyectos pequeños que pidieron que no se dieran sus nombres, coinciden en que para quienes no tienen una estructura y experiencia en recaudar fondos, debería haber una lista de empresas dispuestas a aportar. A Lombardi no le cierra.

Violaríamos la neutralidad. La esencia ética de este régimen es que el vínculo lo establezcan las personas con las empresas.

Varios proyectos chicos dicen que les cuesta encontrar aportantes.

Este es un mecanismo agregado. Si tenés un proyecto pequeño y entraste a la ventanilla de mecenazgo y te resulta difícil conseguir dinero, hay otras ventanillas: Proteatro, Prodanza. Podríamos abrir un registro de donantes voluntarios, pero hay algo de eso que no me cierra.

Fuente: Revista Ñ

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