martes, 23 de marzo de 2010

Crecimiento arquitectónico desde Rocha hasta hoy

La ciudad sufrió cambios arquitectónicos que la alejaron de su proyección fundacional

Veredas rotas, fachadas de edificios públicos garabateadas, suciedad, nuevos edificios, servicios sanitarios que colapsan, barrios que siguen sin cloacas, es evidente que La Plata está lejos de la armonía arquitectónica con la que fue pensada.

Las sucesivas administraciones políticas, sumadas a la desidia y al poco cuidado por parte de toda la sociedad hicieron que La Plata pierda parte de su belleza fundacional.

En momentos en que se discute el Código de Planeamiento Urbano, la pregunta que surge es cuánto se alejó la ciudad del plano fundacional y cómo será en el futuro.

Consultado por Hoy, Angel Hugo Merlo, presidente del Colegio de Arquitectos de La Plata, indicó que la coherencia entre el trazado original y la morfología edilicia “se pudo mantener durante los primeros 50 años desde la fundación”.

En ese contexto, explicó que esa coherencia perduró hasta la década del ‘30 sin que existiera un plan de ordenamiento urbano territorial ni un código de edificación que reglara su crecimiento.

Pero esa armonía fue perdiéndose con el paso de los años. Para Merlo, los motivos de ese desdibujamiento son resultado de un creciente proceso de especulación, edificaciones heterogéneas, estilos superpuestos, insuficientes controles, legislación inadecuada y una ampliación descontrolada del área urbana.

Para el especialista, un equilibrio entre los intereses hubiera podido contener tanto los procesos de desarrollo inmobiliario, necesarios para contener el crecimiento vegetativo y el proceso de urbanización, superando la idea original, utópica, de una ciudad de hasta 100 mil habitantes como la preservación de áreas edificadas y naturales culturizadas.

En tanto, respecto del crecimiento arquitectónico de la periferia, señaló que en esa zona el proceso de especulación también dejó su marca. Fuera del casco céntrico, pocos habitantes son los que tienen cloacas, no hay anchos de calles, secuencia de espacios públicos en cruces de avenidas y desaparecieron las diagonales.

“Sólo se respetó la continuidad de la trama ortogonal y un absurdo ajuste a las numeraciones de las calles que llega a alcanzar cifras desopilantes para aquellas localidades vecinas alejadas de la Plaza Moreno”, sostuvo.

Por su parte, Daniel Caferra, concejal del bloque Encuentro por la Democracia y la Equidad, afirmó que “es una barbaridad pensar una ciudad que crezca hacia arriba y sería un crecimiento desintegrado porque no se está pensando en la periferia”.

Ante ese panorama urbanístico, qué queda para el futuro de la ciudad. Para Merlo es difícil de predecir, pero debiera ser el resultado de una búsqueda colectiva y una equilibrada dosis de respeto a la tradición heredada y la modernidad necesaria”.

El proyecto político detrás de la fundación

La construcción de la ciudad tiene su trasfondo y contexto político.

Fernando Barba, historiador de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), explicó que “la fundación de La Plata siguió los andamiajes de un proyecto político fruto directo de la federalización de Buenos Aires”.

Cuando Dardo Rocha se hizo cargo del gobierno en 1881, lo primero que hizo fue mostrar un proyecto sobre creación de una nueva capital y decidió que se construyera en las lomas de la Ensenada.

Cabe recordar que el plano fundacional fue encomendado al departamento de Ingenieros. Su trazado debería asimilarse a los de las ciudades más modernas compatibles y debía tenerse en cuenta la posibilidad de mantener su higiene según los últimos adelantos científicos y prever capacidad para el crecimiento.

“Rocha tenía la idea de hacer una nueva Buenos Aires y eligió esta zona por las cercanías al único puerto natural que existía. Se pensaba que haciendo un puerto importante La Plata iba a superar rápidamente a Buenos Aires. Pero eso no fue así”.

Verne, en los cimientos platenses

La capital bonaerense imita a France-Ville, la ciudad imaginada por el conocido autor de ciencia ficción

Nuestra ciudad se encuentra emparentada con Julio Verne. En 1879, el escritor publicó Los quinientos millones de la Begún.

En ese libro pone de manifiesto los ideales higienistas, creando una ciudad libre de todos los vicios de las grandes urbes europeas, donde la simetría, el orden y el espacio verde se materializan en una ciudad de América del Norte (Franceville), que bien podría ser la ciudad de La Plata, cuyo plano es simple y regular.

Esa utopía de la ciudad ideal imaginada por Julio Verne resiste al paso del tiempo aun con la degradación urbanística impuesta por la imprevisión y el atropello utilitario.

“Cada medio kilómetro, las calles se ensanchan para tomar el nombre de bulevares o de avenidas. En cada cruce hay un jardín público ornamentado con bellas copias de las obras maestras de la escultura, en espera de que los artistas de France-Ville produzcan estatuas originales dignas de remplazarlas”, describe el autor a una ciudad que Benoit la trazaría y Rocha la haría realidad
en 1882.

Fuente: Hoy

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