Por Ruth MehlEn el interesante marco que proporcionan los jardines del Museo Saavedra, con sus árboles añosos y sus construcciones coloniales, una sala apartada aloja al teatro del museo, donde se presentan obras para chicos (generalmente comedias históricas), y también otras para grandes.
Además de las obras que cubren distintos hechos de la historia nacional, contadas con rigor científico y mucho humor, El Museo Viajero, responsable de estas producciones, ha agregado, últimamente, algunos espectáculos de puro entretenimiento.
Tal es el caso de El reemplazo - primera misión, al que definen como una comedia de magia, en la que cuatro simpáticos magos son convocados para hacer un reemplazo. Los ilusionistas deben cubrir una función a la que no puede llegar el famoso mago Copperfield.
El espectáculo consiste en variados números de magia de cerca, a cargo de cada uno de los intérpretes, ligados por breves escenas cómicas que crean un clima de diversión y de simpatía en el público de todas las edades.
El mazo de cartas con la baraja misteriosa, la varita que se transforma, los billetes marcados que aparecen en bolsillos insólitos, los pañuelos que cambian de color, el diario que no está roto pese a todo, pelotitas que juegan a las escondidas crean ese clima divertido de caos aparente, de sorpresa y de ilusión, que es la clave de un género como la magia de salón.
De ese modo, junto con los impecables trucos se desarrollan los equívocos que se crean entre los magos-actores, aparecen relatos breves y juegos de manos que dinamizan la presentación, sostenida por una buena pauta musical.
En síntesis, un cuarteto que promete real esparcimiento y un amable disfrute en familia.
El reemplazo - primera misión.
¡Están de vuelta!
Fuente: LA NACION
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