viernes, 19 de febrero de 2010

Nuevas interpretaciones televisivas apuestan a la "ópera para todos"

LA BOHEME, con Saimir Pirgu y Maya Boog, es una de varias óperas que fueron montadas en público y transmitidas por televisión en Suiza

La televisión suiza es pionera en adaptaciones de grandes obras líricas para la pantalla chica.

Por: Matthew Gurewithsch para The New York Times y Clarín

Al final de "La Bohème", tal como Puccini pensó la ópera, la frágil costurera Mimi muere en la cama en una buhardilla desde la cual se ven los techos de París. Vista en vivo por la televisión suiza en septiembre, subía a un autobús vacío en la vereda de un centro comercial. Luego, el autobús arrancaba, seguido un momento por Rodolfo, su amante desconsolado, hasta que éste se desplomaba sobre el pavimento. Saimir Pirgu, el joven tenor albanés que cantaba a Rodolfo, sintió que las lágrimas le brotaban naturalmente.

"Cuando esas puertas se cerraron, no eran las puertas del autobús, sino las puertas de la vida", dijo Pirgu recientemente en Nueva York, donde se encontraba haciendo su debut como el alegre y despreocupado Rinuccio en el triple programa de Puccini "Il Trittico". "Todos lloraban. Yo lloraba". ¿Y no resultaba extraño tener gente parada a unos pocos centímetros de la acción? "En realidad, me sentía más en mi rol con los espectadores ahí parados, algunos llorando, otros sonándose la nariz", dijo Pirgu. "Nunca en la vida había sentido una corriente tan fuerte de adrenalina". Increíblemente popular, "La Bohème in Hochhaus" (Bohème de rascacielos) fue la tercera incursión del Schweizer Fernsehen, el canal nacional suizo, en la programación de ópera en horario central. La primera fue en marzo de 2007 con "La Flauta Mágica" en dos canales, que combinaban una transmisión convencional de este Singspiel de Mozart desde el escenario de la Ópera de Zurich en un canal, con informes en vivo detrás de bambalinas en otro.

En septiembre de 2007, las cámaras se lanzaron al experimento más radical "Traviata im Hauptbahnhof" desarrollada en vivo desde la principal estación de trenes de Zurich. Espectadores incapaces de distinguir a Boris Godunov de Aída se quedaron clavados frente a sus aparatos de TV. Como ayuda, tenían actualizaciones del argumento así como también interludios con documentales.

El principal promotor de la serie fue Thomas Beck. Como director de música y ballet para la televisión suiza, su mandato consistía producir segmentos documentales apropiados para una franja horaria de 45 a 90 minutos todos los domingos por la noche. "Siempre he sido un convencido de que la ópera en horario central tenía un enorme potencial", dijo Beck recientemente. "Para 'Flauta' esperábamos una captación de mercado de 12 a 15% en el primer canal y de 5 a 8% en el segundo canal.Nunca se nos ocurrió que duplicaríamos esas expectativas". Para los espectáculos posteriores, las cifras se ubicaron en el rango de 30 a 40%. Muchos han intentado envasar ópera para las masas. La ópera épica de verano en la plaza romana es desde hace casi un siglo una cita obligada en Italia. Cada tanto, en los cines aparece una ópera como película de largometraje. Pero como medio masivo, la televisión está en otra división. Como era de esperar, se oyeron gritos de indignación purista, pero no muchos. Tal como lo ve Pirgu, esto es "ópera para todos". "Si mi madre iba a la ópera a ver 'La Bohème' no la entendía y es la madre de un tenor", dijo. "Esto lo entendió perfectamente".

Entonces, ¿qué más hay en preparación? En Zurich, resurgió la idea de una"Carmen Downtown", ambientada en un barrio obrero, con niños locales incorporados al coro. Alexander Pereira, director de la Ópera de Zurich, no tiende dudas de que la fórmula prendió. "Sería fácil montar 'Aída' en el zoológico o 'El barbero de Sevilla'en alguna ciudad italiana", dijo. "Me parece que la serie tiene posibilidades de continuar por un rato largo".

Fuente: Revista Ñ

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