sábado, 27 de febrero de 2010

“Las personas son las que hacen el paisaje”

Chango Farías Gómez: El músico habló con Diagonales antes del concierto que dará el domingo en Ciudad Vieja

Los adjetivos que generalmente acompañan al nombre del Chango Farías Gómez son "trasgresor" o "innovador", pero él prefiere definirse como "músico argentino" o como "artista". Esas definiciones –por llamarlas de alguna manera–, surgieron de la charla que el Chango tuvo con Diagonales mientras ensayaba en la casa de Omar "El Negro" Gómez, para la presentación que brindarán junto a otros músicos amigos el próximo domingo, a las 21.30, en Ciudad Vieja (17 y 71).

Después de un mini recital improvisado por el grupo, es el Chango quien toma la posta y lo primero que cuenta es por qué eligió la ciudad de La Plata para tocar: "yo he ido a muchas partes del mundo, los lugares son a veces preciosos y a veces áridos. Lo que yo descubrí en el desarrollo de mi vida es que las personas son el paisaje. Una cosa curiosa del ser humano es que se mimetiza y hace de lo que lo rodea la cosa más maravillosa o la cosa más espantosa. Y como yo he ido a tantos lugares, he paseado por el mundo, son siempre las personas las que me hacen ver las cosas. Yo puedo mirar un poco, pero el ver, ver, te lo hacen ver las personas".

Y para esta oportunidad, las personas que eligió para que estén a su lado el domingo a la noche son: Rubén "Mono" Izarrualde (flauta y voz), Néstor Gómez (guitarra y voz), Omar Gómez (bajo y voz), Ricardo Culotta (trompeta y voz), Julián Laquidara (violín), Jerónimo Izarrualde (batería) y Facundo Farías Gómez (percusión).

–¿Cómo se le ocurrió volver a “Los amigos del Chango”?

–Como yo en un momento estuve obligado a irme, que es diferente a andar viajando, y he tenido la necesidad de afincarme en algún lugar, que en este caso fue Europa, yo viví ahí una experiencia diferente porque tenía que ser de un lugar que no era mío. Te mandaban al exilio, y bancar eso es una de las cosas más fuleras que le puede pasar al ser humano. Uno habla delpago pero el pago nace cuando te vas, porque mientras estás, sos parte del pago. Entonces yo me había ido de la Argentina, y acá en el '55 comenzó la opresión hacia la población y cuando en el '76 me voy nuevamente aquí había quedado un movimiento de músicos, que cuando volví había desaparecido. Y cuando regresé, a los seis años, todo eso había desaparecido y entonces me puse a hablar con los muchachos. Porque seis años son unos cuantos años, sobre todo por las cosas que pasaron acá y allá. Entonces hablé con mis amigos, hice una movida que se llamó “Los amigos del Chango”, porque sin tus amigos esto no se puede realizar. Y en aquel entonces era subir al escenario a zapar sin tener nada pautado. De ahí salieron dos grupos: uno fue la MPA (Músicos Populares Argentinos) y el trío Lucho González, Jorge Cumbo y Lito Vitale.

Pasó el tiempo, cada uno fue haciendo sus cosas y ahora vuelvo a convocar a amigos. Primero a los Gómez y al monito Izarrualde, quería hablar con ellos, a pesar de que yo tengo otros compañeros con los que trabajo. Pero acá los Gómez tienen una virtud para nosotros los músicos populares, ellos son tipos que tiene lo académico incorporado de una manera fantástica, porque lo llevan a lo popular de la manera más fácil que se pueda imaginar. Y los invité para ver si ellos querían integrar esta idea de los amigos. Además, también tenemos pensado formar La Camerata.

–¿Y de qué se va a tratar ese proyecto de La Camerata?

–Va a ser un grupo para grabar música argentina que podamos hacer bien: tango, folclore, incluyendo el chamamé. Y vamos a llamar a esa grabación “música clásica argentina”. No es que uno va abandonar lo popular, porque lo popular es lo más importante que nosotros podemos generar como música y, a veces, nosotros adoptamos, desde el punto de vista cultural, otro criterio de música y yo no digo que esté mal, es hermosa la música en todas partes del mundo. Pero cuando vos estás en otro lugar se potencia lo que estás haciendo, por ejemplo, yo estaba en Irak y vi en la televisión una orquesta sinfónica, 100 profesores, todos al unísono, es una cosa maravillosa, y los tipos lo hacía con lo de ellos, con lo propio. Y nosotros acá, cuando hacemos música clásica pensamos en la que es la clásica europea, que no es de acá. Y otro de los pormenores que tiene esto es discutir el espacio de los músicos, que para mí es muy importante, porque nosotros, los músicos, no tenemos en Argentina una entidad. Nosotros somos músicos y no tenemos licencia, solamente si estudiamos en el Conservatorio, que me parece maravilloso, porque ellos lo que enseñan y transfieren es la música europea. Y estamos llevados por el ejemplo de Astor Piazzolla, que siendo músico popular, en lo que nosotros llamamos en el primer mundo, no lo encontrás en la batea de música popular. Y eso es como un faro que te enseña un nuevo camino. Yo los convoco a los muchachos para ver si somos capaces de llegar a plasmar una cosa tan interesante como esa. Esta es la idea general.

–¿Pretenden también llegar a crear ese espacio que nuclee a los músicos?

–Es un poco difícil, porque uno hace rato que intenta, y de golpe si leés los medios dicen "la industria está intentando fusionar el rock con el folclore" y te das cuenta que eso es una mentira lo de la industria, porque lo único que le interesa es la industria, no los músicos. Y las industrias hacen todo lo necesario para que los músicos seamos insumos de los criterios de ellos y no que tengamos la posibilidad de trabajar sin necesidad de la industria. Por supuesto que eso se está reformulando gracias a la tecnología, creada por la industria por otro lado, se está reciclando a medida que los músicos toman esa tecnología y venden sus producciones y las venden no en la forma masiva que lo vende la industria, porque ellos tienen el poder de la comunicación y el dinero, pero nos permite ir viviendo, a algunos sobreviviendo y, a veces, a dar un buen batacazo. En la tarea de crear este espacio nos tiene que acompañar todo el mundo, porque es difícil.

Música y más música. Entre mate y mate, en un parate del ensayo, el Chango Farías Gómez hace un comentario de algo que se enteró hace un tiempo: "escuché que van a contar la historia del bicentenario con el rock and roll. Yo no tengo nada contra el rock, al contrario, y tengo amigos del rock, pero creo que hay otras cosas que han sido importantes y que estuvieron en la historia del país, y eso no es contemplado. Y aunque parezca que no, eso hace que los músicos nos vayamos aislando cada vez más".

Otra de las cosas que alejan al Chango de la música, es la poca difusión que se le da a determinados eventos: "A pesar de que se ve la aceptación masiva de las personas por algunos festivales, sólo algunos canales de televisión lo estimulan, en especial Canal 7, a veces Canal 13 y Crónica". Por eso, el Chango cree que la misión suya, y la de sus amigos será "golpear la puerta y decir: 'ojo muchachos que esto está piola'". La idea principal de “Los amigos del Chango”, "es retomar algo que ya se hizo para reandar otro camino, porque como apareció la MPA y el Trío, acá vamos a intentar que salgan otras cosas, como la música escrita, y que pueda ser tocada por cualquier músico".

–Hablando de música, ¿se puede explicar y hablar de la música, o hay que tocar música y escucharla?

–De la música se puede hablar desde cualquier lugar, la música uno la hace para otro y también para uno, pero tiene la necesidad de compartirla. Porque el arte es la forma más alta que tiene de manifestarse la cultura de un pueblo. En este momento, la cultura nuestra está un poco banalizada, me da pena decirlo, yo entiendo que tal vez uno pueda ver y sentir cosas, pero cuando hay una sociedad que mira, siente y escucha cultura. Vos acá en Argentina podés ser judío o musulmán, pero la cultura acá es católica. Acá son normales las contradicciones, hay una banalización. Por ejemplo, para mí un periodista es alguien que si no tiene ética no puede ejercer la profesión y ahora le dicen “comunicador social” y desaparecen muchas cosas. Es como decir “la gente” en vez de “el pueblo”, no es lo mismo. “Gente” no dice nada, “pueblo” sí. Yo escucho decir “la Argentina es maravillosa, lástima los argentinos”, y eso es una contradicción. Si vos aceptás que sucedan determinadas cosas y pensás que siempre va a venir alguien a corregir o hacer algo y vos no hacés nada, la normalidad es que las cosas pasen. Un chico está comiendo de la basura y esperás que venga alguien a ayudarlo. A nosotros los músicos nos dicen trabajadores de la cultura, para mí es un desatino, porque por la cultura trabajamos todos, lo hacemos mejor o peor, pero trabajamos todos. Y para el pueblo es importante tener artistas.

–Y siguiendo con las definiciones correctas, ¿cómo definiría su música?

–Como “música argentina”. La música clásica que se toca en argentina es el tango, que es música de acá, lo que llamamos folclore, que es la música nativa, del noroeste argentino, esa es la música que hacemos nosotros. El origen es popular, acuñado y generado por el pueblo y nosotros como músicos representativos del pueblo intentamos mostrarla, a veces trascendiendo la pequeña frontera.
Los platenses no necesitan invitación para presenciar un espectáculo de semejante envergadura, con uno de los músicos más importantes del país, pero igualmente el Chango quiere que todos vayan: "porque la van a pasar bien, porque la música es un juego y, entonces, los invitamos a que vean como jugamos nosotros".

Fuente: Diagonales

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