Lienzo azul sobre el cual el sublime pincel de Dios pintó las notas más brillantes, musa estrellada que dio rima a los poetas más encumbrados, el cielo puede parecer una inagotable fuente de inspiración para los artistas. Pero, lejos de la bohemia, más no de su cautivante magia, también es material de ciencias que forjan conocimiento y orientación a los hombres. Así como hemos remarcado en otras ocasiones que las oportunidades no sobran para nuestros jóvenes , la desidia estatal -lamentablemente habituada a mirar distraída las estrellas- le pone techo a generaciones que, incentivadas y orientadas, podrían llegar más alto. Tan alto como el cielo.
Afortunadamente, para los jóvenes de nuestra ciudad y alrededores, la Facultad de Astronomía y Observatorio de la UNLP es una institución más que prestigiosa en la materia. Las carreras que se dictan allí son dos: Geofísica y Astronomía. Paradójicamente, la que más salida laboral tiene es la que menos alumnos cursan, y viceversa. En diálogo con Hoy, el secretario de Extensión, Roberto Venero, hizo hincapié en la “gran diferencia” que existe entre ambas carreras. “Los geofísicos son muy solicitados por empresas que se dedican a la prosprección minera o de petróleo, e incluso acceden a pasantías antes de recibirse”, señaló Venero. En cambio, explicó, los astrónomos apuntan a continuar su formación profesional una vez graduados, y para esto buscan becas y subsidios en instituciones gubernamentales. “Es la diferencia entre ciencia básica y ciencia aplicada”, expresó Venero, y agregó que “en Astronomía, en el país casi no existe inversión privada, salvo en el área de posicionamiento satelital y trabajos con GPS”. Para cualquiera de las dos profesiones, también está la alternativa de ejercer la docencia.
Fuente: Hoy
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