Por Moira Soto
36 personas justas sobre la faz de la Tierra. 36 personas que eligen, perseveran y dan frutos, aportando probidad en un mundo a menudo inicuo y violento. 36 personas cuya vida y obra perdurarán, según la tradición judía que parte del Génesis y que ha inspirado a poetas y escritores, entre los cuales, Borges (Los justos, 1981).
Resulta grato pensar, adaptando esa mitología a nuestro país y nuestros tiempos, que Mariela Asensio es una de esas personas justas y necesarias –sea cual fuere su número– que ayudan a evitar la desigualdad, la humillación, el dolor, la degradación entre sus congéneres. Con la diferencia de que, al revés de aquellas personas justas de la antigua profecía que contribuían a salvar el mundo en secreto, Mariela Asensio –por sus oficios ligados al espectáculo– hace su tarea públicamente, sobre los escenarios, invocando la libertad y la equidad para todas las mujeres, tanto desde la simbolización poética como –si la ocasión es propicia– desde la pancarta desplegada sin rebozo.
No por azar, Mariela arrancó antes de los 20 participando junto con su amiga Valeria Alonso en un certamen de obras sobre violencia sexual contra la mujer. A continuación, a los 19 escribió y dirigió Ultimas cosas, y ya nadie la pudo parar: escritura de nuevas piezas (Inacabado, 2002), asistencias varias (El huevo, De la Guarda), producción, actuación... En 2004, Asensio integra el elenco de Catch (invento de su gran amigo José María Muscari) y, por propia decisión, mea parada en el escenario embarrado. A fines de ese año, estrena Hotel Melancólico, irresistible fusión de música, poesía y momentos de la vida cotidiana de varios personajes en busca de una intimidad difícil de conseguir en una pensión donde ir al baño y usar el inodoro se puede convertir en una escena desopilante. Entre la guarania y la chanson, se encuentran, desencuentran Leticia Torres (alucinante mujer perro, imagen viviente de la dependencia amorosa), Silvia Oleksikiw (novia en estado de gracia), María Laura Kossoy (francesa errática que sólo habla en francés), Federico Schneider (digno novio), José Márquez (el hombre, con presencia de tal) y Darío Lipovich (flor de músico). Esta obra escrita y dirigida por Mariela Asensio se representó durante cuatro exitosas temporadas, levantó por un rato y ahora regresa al hogar, La Carbonera, con el mismo elenco.
En el ínterin, entre otras actividades, Mariela asistió a Muscari en ElectraShock, creó el brillante musical Mujeres en el baño (que del Callejón pasó con buena repercusión a la calle Corrientes), primera parte de la trilogía Mujeres en 3D, en la que trabaja actualmente y que define como “visión de género sobre temas universales y humanos, con la intención principal de correrme de estereotipos culturales que tergiversan la identidad de las mujeres”. Mujeres de ningún lugar, prevista para este año, toma la trata de personas como una forma de esclavitud del siglo 21, mediante lenguaje performático con elementos de multimedia, metiéndose en esta problemática a partir de datos de la realidad. Luego llegará Mujeres en el aire, que transcurrirá en un set de filmación donde habrá un grupo de mujeres dispuestas a todo con tal de estar en el mundo del show, un mundo de cirugías, dietas y gimnasia regido por un hombre.
El año pasado, espléndida en su sexto mes de embarazo, MA, después de haber dirigido y escrito Crudo (protagonizado por JMM) fue parte sobresaliente del elenco de Auténtico (puesta y dramaturgia de Muscari). La presencia de Mariela impactaba fuertemente por dos motivos: su manera gozosa de zangolotear su gran panza sobre el escenario del Teatro La Comedia, en pleno Barrio Norte, en un show under y a la gorra, y por la franqueza con que desde la palabra asumía desafiante su militancia feminista, diciendo y cantando sus verdades, interpelando a hombres y mujeres, tocando cuestiones como la violencia, el aborto y la trata, cargando duramente contra Tinelli.
Dice la leyenda que si una de las 36 personas justas desaparece, es inmediatamente sustituida por otra a su altura. Por suerte, Mariela Asensio, ahora cantándole canciones de cuna a su bebé Rocco, es una chica en flor, con pilas de alto rendimiento y de larga duración.
Fuente: Página 12
No hay comentarios:
Publicar un comentario