miércoles, 24 de febrero de 2010

"Buscamos el lado B de la música"

Bahiano

A aquella gracia con la que empezó, le agregó la seriedad. Y como lo cortés no quita lo valiente, a su frescura le sumó profundidad. Con menos ironía, pero manteniendo un cierto espíritu rastafari, aunque niegua serlo.

Por Jorge Belaunzarán

Hubo una época en que los oficios duraban toda la vida. Las vidas eran más cortas, los oficios menos, las posibilidades de traslado de una localidad a otra nulas, excepto se fuera privilegiado. El mundo moderno tiene esos privilegios, que por supuesto no son para todos, de lo contrario no serían privilegios. Pero desde los últimos años permite (a veces obliga) a pensar oficios y profesiones acotadas a una temporalidad que no incluye toda la vida. El famoso tiempo libre, entelequia apenas un par de siglos atrás, hoy tienta la mirada a otros horizontes. Dramáticamente, se puede acompañar al tango y decir es todo, todo tan fugaz. Pero incluso para alguien nacido en días antes de la explosión del rock -ese monstruo que está muriendo cansado de que lo observen desde afuera- toda la música es pensada y definida de acuerdo a los parámetros del rock. “En Córdoba el rock es el cuarteto, más rock que eso no hay, por más que haya Cosquín Rock. Es el cuarteto porque suena en todos lados donde se transpira. Así como el rock en Buenos Aires era el tango de la esquina, el tango del barrio, del humo del cigarrillo, del malevaje, del cuchillo.” Dice Ballano; así se entiende más fácil de qué se habla cuando se habla de rock.

Y también permite establecer un camino: durante años los asuntos de los músicos, más que nada los relacionados con las definiciones de estilos, cánones, virtudes técnicas que hacen al metié de la música, quedaron en manos de los llamados especialistas, por lo general periodistas puestos a volcar intuiciones más que conocimientos. Bahiano conduce mp3 desde fines de 2005, programa que se emite por Canal 7. El programa recorre las rutas latinoamericanas en busca de talentos musicales, ritmos y culturas. No importa cuán famosos sean los protagonistas, lo importante es que lo sean.

“El rock es una vicha que contornea diferente según donde esté. O sea que el rock en Medellín no se vive de la misma manera que en el DF mexicano o en Buenos Aires o en Mendoza o en Córdoba. Por eso cuando a veces te dicen rock nacional, en vez de música nacional, un poco te confunden. Bajo el rock nacional aparecen bandas como la Bersuit, que no hace rock, los Piojos, que es un miti y miti; Fito Paez, que necesariamente es rock, pero sus discos pueden ser rock o no. Todo se engloba en un solo título y el rock tiene muchas caras. A veces es difícil identificarlo como algo tangible, eso es lo lindo que tiene, que puede mutar; muta como le canta y para quien se le cante.” Y ahí frena en seco, pidiendo disculpas, suponiendo que cansa, aburre o váyase a saber qué, y por esas cosas de los prejuicios, las estructuras, los roles o la mar en coche, no se percata del entusiasmo que produce escucharlo.

“Tiene muchas caras, va mutando, pero lo que es la actitud de lo que sale, lo que brota, un rocker, un pibe salvaje, es similar.”

-¿Por qué entonces las diferencias entre músicos, si todos parecen reconocer que esta actitud es lo que establece la verdadera diferencia?

-Te cuento una anécdota. Tiene más que ver con el estilo, que para mí es el reggae, aunque yo nunca haya dicho que soy rastafari, porque no lo soy. Respeto la religión rastafari, me he informado muchísimo del rastafari en el reggae, pero lo primero que te entra es la musicalidad, el groove; y la planta, que creo que es el icono, como la lengua de los Stones. Estamos hablando de la parte de pensamiento occidental, la parte de pensamiento religioso de comunicación con Dios y demás tiene otro significado. Me acuerdo cuando subí a Jamaica por primera vez al festival de Reggae Sunsplash en Kingston, a mi no me quedaba otra que mirar a la gente porque el resto de mis compañeros miraban para abajo, inmersos en sus instrumentos: era muy fuerte estar en un escenario de Jamaica, con gente mayoritariamente negra a la que identificabas por la sonrisa; el telón que decía “Uniendo al mundo con esta música” y el dibujito que yo veía en los libros. ¿Estoy acá? Las diferencias también están entre los punks. Eso ya es una característica humana, no tiene nada que ver con el estilo. Siempre va a haber dentro de un mundo uno que piensa que hay una unidad, y ninguna banda, salvo los Galagher, que van a salir: ¡aaahh!, me peleo con mi hermano. Eso es parte de la gacetilla de prensa, lo otro es música. No es gastarte, decir tenemos internas, la verdad que nos llevamos mal y estamos acá porque es un laburo, no nos queda otra. No vas a decir eso, y todo eso pasa en muchas bandas. Porque eso confunde a mucha gente que piensa que sos familia, y ya cuando ponen la palabra familia…

-¿El programa mp3 lo toma como un camino alternativo a la música?

-No, para nada. Sigo haciendo música y ejerciendo de músico. Lo que pasa es que mp3 es muy importante para mucha gente

-¿Por qué?

-Porque mucha gente conoce a los músicos que van a un piso a tocar una canción: bueno muchachos, ya está, y la gente lo único que conoce de esos músicos es una canción. Y hoy con toda la digitalización, no saben ni quién compone las canciones; se perdió el detalle de quién compuso esta canción, quién escribió la letra, quién fue el productor. La gente va a tener otro conocimiento y el programa más que nada documenta la música originaria, y esa siempre fue la premisa. Damos a conocer a personas más allá de que sean conocida o no, porque los tratamos de mirar desde otro lugar. Siempre hay un Silvio Rodríguez, una Daniela Mercuri, un Caetano Veloso, un Paulinho Viola. No sé toda la gente que pasó: Milton Nascimento, Chucho Valdez, Los Van Van, hay iconos, leyendas de cada país y, abajo, tenés todas las personas que están siguiendo esa ruta y te llevan al origen. El programa trata que mucha gente pueda acceder a esta información que por los cambios quedó en el camino y ya no se la considera. Aparte que se dan muchas historias de vida en el programa, porque vamos con otro tipo de profundidad y con otro tipo de carga. Entonces la gente que ve el programa está agradecida por ver ese tipo de cosas. No es un programa comercial, es un programa que tiene más que nada que ver con lo documental. Porque viste en la televisión te dicen, ¿cuánto medís?: tres puntos. Y por la cantidad de puntos que tengas no quiere decir que tengas tanto éxito; mp3 es un programa que cuesta mucho hacerlo a nivel sacrificio, y es un programa que tiene un costado más B, un lado B que para nosotros es lado A.

-¿Cuál fue la sorpresa mayor, y de alguna manera qué lo decepciono?

-No hubo decepciones. Había lugares que no pasaban por la decepción, sino que había lugares que para poder encontrar lo que uno estaba buscando tenía que meterse quinientos kilómetros. Por ejemplo en México, en la ciudad es donde nace el Mariachi. El Mariachi no es una película de Antonio Banderas que es un cantor que toca la guitarra. El Mariachi es un conjunto de músicos, a eso se le llama el Mariachi. Entonces el Mariachi nace con otro tipo de atuendo, que no era el atuendo que vos veías de charro con chapitas, era un atuendo que tenía que ver con una camisola de algodón blanca, un pantaloncito blanco y un pañuelito rojo y un sombrerito para el sol. Después esa vestimenta se torna como se vestían los patrones, que se vestían de charros. Ahí va torciendo todo. Pero era un lugar árido, completamente árido, que tenía una placita en el medio y hacía realmente cincuenta grados de calor. No me pasa por la decepción, sino que para poder encontrar dónde nace el Mariachi tuvimos que hacer un esfuerzo tremendo. Y aparte no estaba en los planes. Podíamos haber ido a plaza Garibaldi (Ciudad de México) a grabar a los Mariachis que estaban tocando y listo: muchachos, tenemos Mariachis. No, nos fuimos a buscar otra cosa. La verdad que en cuatro años no ha habido decepciones, cansancio sí, pero no ha habido decepciones.

-¿Sorpresas?

-¡Sííí! Estar con Silvio Rodriguez en sus estudios, en La Habana; que el tipo tenga ganas, sea amable sabiendo que por un minuto que te dio está catalogado para toda la vida. Si a vos te vieron un día con cara de orto cruzando una cuadra, dicen: ¡uy!, éste es un pibe mal humorado, un hijo de puta, bla, bla, bla. Y un artista con el peso ideológico de Silvio Rodríguez para el mundo, uno se pregunta ¿cómo será? Y la sorpresa fue un tipo muy permeable a la conversación, un tipo que no tenía ningún problema. Al menos ese día. Y obviamente había ciertos ítems que no quería contestar, porque estaba en La Habana y pidió expresamente que no los tocáramos. Pedrito Calvo me mató en la charla. Fue el primer cantante de Los Van Van, un viejo con toda la onda, tenía como cadenas de salsero con botas en punta, pantalones pata ancha, jean, camisa abierta, guarro total. Pedrito Clavo, la voz histórica de Los Van Van, una banda impresionante. Y me hizo un show ahí para que escuche en el momento; se te caía todo. Bueno, La Negra Mercedes acá: ¿quién me va hacer la nota?, ah, sí, no hay problema. Aparte a La Negra le habíamos preparado una serenata, y ella no sabía. Yo le estaba haciendo la nota y afuera estaban todos los medios, lleno de gente, y yo le preguntaba sobre la serenata, por qué a ella le encantaba que le canten serenatas, que lo hiciera su marido mendocino, y ella no entendía nada. Corrió la ventana y La Negra se puso a llorar: los chicos le cantaban. Y Daniela Mercuri en Bahía, que Daniela ese día me preguntó qué iba hacer yo, y le pregunte por qué, que qué iba hacer después de hacer la nota. Me voy al hotel, le dije. ¿No querés venir a la noche a comer a casa con mis hijos?, me dice, son todos músicos. A las ocho de la noche me llama la productora de la manager de ella para decirme que Daniela me estaba esperando a comer, entonces voy con el cámara, con el director de cámara, y la idea era que ella quería que yo le ayude a terminar una canción que empezado a escribir en español. Terminamos de comer, otro productor de ella me metió así de prepo en un estudio que había, cagándose de risa y empezamos a trabajar en esa canción. Cuándo vino acá me invitó para ir a verla, y me hizo subir para tocar Tarde gris. Así que sorpresas, casi todas.

Fuente: Asterisco

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