miércoles, 10 de febrero de 2010

Gerardo Vera: "Madre Coraje es un espectáculo de gran violencia física"

Estrena en Madrid, el día 11 de febrero, la obra de Brecht

Dice Gerardo Vera, que el día 11 estrena en el Valle-Inclán de Madrid Madre Coraje, que esta obra de Brecht no es una obra pacifista, sino antimilitarista. Nos habla también el director del CDN de la versión elegida, la de Buero Vallejo, y de los sentimientos encontrados que siente el espectador ante su madre coraje, “una hija de puta”, sentencia.

Hay una norma no escrita en el periodismo que vendría a ser al oficio lo que el distanciamiento brechtiano al teatro: hay que evitar la identificación con el personaje. Es aconsejable que el periodista sienta cierto desafecto por el entrevistado, con el fin de ofrecer un retrato objetivo. Pero hay casos en los que el primero es seducido por su personaje, tira por tierra esta teoría y trasciende sus aspectos emotivos. Algo así le ha ocurrido a Gerardo Vera con la Madre Coraje que ensaya estos días.Y algo así le ha pasado a quien esto escribe con Vera, un hombre que se mide muy bien en las distancias cortas, de torrencial conversación, culta y divertida.

Esta entrevista se desarrolla en dos fases. La primera, durante un descanso del ensayo, en un aséptico despacho del teatro Valle-Inclán de Madrid. Por los pasillos pululan su madre coraje, Mercé Aranega (extraordinaria en Largo viaje hacia la noche, de Rigola), Malena Alterio (la muda Catalina) y Carmen Conesa (Yvette Potier).

Habla Vera de por qué ha elegido este título: “Como director del CDN me propuse recorrer el repertorio universal y he hecho autores que tuvieran que ver con mi momento personal o con la actualidad. Debía salir de la introspección de mi último Chejov, y tocar a Brecht. Pensé en Tambores en la noche. Sus textos de juventud, los más representados en la actualidad, son los más iconoclastas, pero al final me incliné por la versión de Buero Vallejo de Madre Coraje”. Y explica que lo ha hecho por dos razones: “La obra es representativa del teatro épico que impulsó pero, al tiempo, y como sostenía Buero, traiciona su teoría al hacerla pivotar sobre dos personajes femeninos que permiten bucear en sus problemas y emociones”.

Egoísmo y humanidad

-Los antibrechtianos critican que los personajes de sus obras carecen de emoción, son fríos.
-El gran milagro de Brecht en esta obra es que nos presenta un personaje atroz con una gran humanidad. Llega un momento en que puedes pensar que Madre Coraje no es mala en sí, que son las circunstancias la que la condicionan. Los actores tienden siempre a justificar el mal, y les cuesta mucho hacer personajes tan odiosos. “Es mala, pero quiere a sus hijos”, me dicen. Y yo les digo: El mundo la ha hecho así, pero ella es una hija de puta. Y les pongo el ejemplo que Brecht puso a los suyos: Madre Coraje es capaz de estar en la puerta de Auschwitz y, si tiene una partida de 20 máscaras antigás defectuosas, se las vende a los judíos.

-¿Ha elegido la obra por ser un alegato pacifista?

-Creo que no es una obra pacifista, sino contraria a la voracidad militarista. Como director, me ha interesado reflexionar sobre lo que llamo la guerra de mesa camilla. Estamos bombardeados por imágenes de distintos conflictos, asistimos a ellos mientras comemos frente al televisor. Me he propuesto acortar esa distancia con un espectáculo de gran violencia física. Un día después, se celebra el segundo encuentro, en su casa de Madrid, donde atesora una magnífica colección de carteles de cine. Vera lleva años rastreando las subastas en las que ha adquirido todos los de Saul Bass, autor de muchos carteles de películas de Otto Preminger y Billy Wilder; también tiene un buen número de originales americanos con sus réplicas españolas. En esta cita Vera habla del grave episodio de salud que sufrió el pasado verano y que le ha llevado a replantearse muchas cosas: “En una profesión como la mía miramos a la gente con una lente de aumento o disminución. Inconscientemente buscas en una persona aquello que te pueda ser útil. Después de una experiencia dolorosa ves lo relativo que es todo y descubres que no tienes tantos amigos”.

Autores en contra

-Pero como director del CDN tendrá muchos amigos...

-Lo que tengo son enemigos, y eso lo he asumido desde que soy director del CDN. Es inherente al cargo. Si monto a cuatro autores y hay 600, siempre voy a tenerlos en contra.

-¿Cómo ha influido esa nueva percepción en su trabajo?

-Los directores tenemos un gran ego. Yo creo que lo tengo domesticado y que he llevado estos ensayos con mucha tranquilidad. Sé que Madre Coraje es la obra que va después de Platonov y antes de la próxima. No estoy dispuesto a dejarme la vida en ella.

-¿Ha reflexionado sobre lo que ha hecho en el CDN?

-De lo que más contento estoy es de haber consolidado un equipo. He intentado construir una casa a la que se fueran incorporando gente que, más o menos, respira como yo.

-El anterior equipo ministerial intentó su relevo, ¿qué fue lo que más le molestó, las formas o el contenido del Código de Buenas Prácticas?

-No compartí que nos cambiaran cuando no se había producido un cambio de gobierno, era como cercenar el trabajo que veníamos haciendo. Un director de un teatro público necesita al menos ocho años para hacer su trabajo, los primeros cuatro para consolidar el equipo. Pero fueron educados conmigo y pacté incluso mi fecha de salida.

-¿Y comparte el Código?

-El Código se desinfló con el anterior equipo. Y no lo comparto. Decidir un nombramiento de forma objetiva es ideal en teoría, pero en la práctica ¿cómo se hace?

-¿Qué retos se le plantean al CDN próximamente?

-Creo que cuando me vaya, en 2012, debe haber un debate sobre el teatro público, sobre los nuevos espectadores, sobre qué entendemos por teatro. Está claro que hay que reformarlo para perfeccionarlo. Seguimos con una estructura antigua.

-A usted le critican que las giras se han reducido...

-Por convenio, estoy obligado a desplazar un equipo de técnicos enorme, lo que hace que las giras se lleven gran parte del presupuesto. Nos cuestan tres veces más que a una empresa privada, por lo que he decidido hacer coproducciones con compañías que se responsabilizan de la gira. Cuenta Vera que ha perdido el entusiasmo por la escenografía, un campo en el que ha destacado como uno de los grandes de nuestro país, y que quiere olvidarse del cine por un tiempo. “Yo pertenezco al teatro”.

Liz PERALES

Fuente: El Cultural

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