sábado, 17 de octubre de 2009

Ponerse en lugar del ciego, una manera de aprender a ayudarlos

Inclusión e igualdad

La Fundación Tiflos hizo un encuentro experimental en Plaza Moreno en conmemoración del Día del Bastón Blanco, fecha dispuesta en 1980 por la Unión Mundial de Ciegos (UMC).

Los cinco integrantes de la Fundación Tiflos, otra manera de ver, participaron ayer a la tarde de un encuentro experimental, en el que se desarrollaron algunas actividades sensoriales, como el manejo del bastón como herramienta de seguridad, en medio de la Plaza Moreno, en 12 entre 51 y 53.

Tiflos es una entidad sin fines de lucro con sede en 22 entre 32 y 33 que trabaja para discapacitados visuales, tanto sean ciegos o con baja visión. Realizan rehabilitaciones básicas, para que la persona pueda resolver situaciones de vida, mejorar los vínculos familiares y sociales, alcanzar un trabajo permanente e integrarse a la sociedad para participar activamente; atienden casos de sordoceguera y brindan cursos de tiflotecnología, a través de la adaptación de tecnología y capacitación para usar la computadora.

Ayer, además de una pequeña cartulina en la que repartían un abecedario en Braile, entregaban un panfleto para personas videntes:

"Soy una persona ciega"
Dame tu brazo para cruzar la calle.
Coloca mi mano sobre el pasamanos del colectivo, puedo subir solo.
Avísame cuando entres o salgas de una habitación.
No me dejes hablando solo.
Coloca mi mano donde tengo que sentarme.
No hables con señas, no las comprendo.

Con los ojos vendados. En el medio de Plaza Moreno, Ignacio se vendó los ojos y tomó uno de los bastones blancos que inventó un argentino en 1921 y patentó un yanqui algunos años después, con la idea de experimentar por unos metros cómo sería eso de caminar sin ver, con un bastón, guiado por la instructora en orientación y movilidad María Herminia Suñé.

–No es tan fácil como parecía.

–Es difícil en una plaza porque los ruidos vienen de todos lados, pero escuchame a mí, yo te ayudo.

–¿Voy derecho?

–Podés intentar encontrar la línea de separación de las baldosas de la plaza, para ver si podés ir derecho.

–No siento nada –dijo Ignacio mientras trataba de sentir el piso bajo sus pies.

–¿Te ayudo a encontrar la línea?

–No, no. La encontré.

–Bueno, escuchame y seguime, porque ya vas a empezar a sentir los autos adelante.

–Los escucho muy cerca. Me da miedo.

–Bien. Da miedo, pero ya llegamos.

–¿Esto es el cordón?

–Sí. Llegamos a la calle.

-¡Uh! ¡Es raro eh!

Aunque caminó en diagonal, Ignacio llegó al cordón sano y salvo, guiado por su instructora. “Hay algunas técnicas, como la de barrido, pero eso sería muy complejo para explicártelo en un ratito”, le dijo Suñé, que tomó el bastón en sus manos y le mostró cómo era posible, incluso, esquivar algunos obstáculos pequeños, como algún pozo o una baldosa mal colocada, tocando con el bastón cruzado al paso, anticipando dónde irá el, pie.

“Los ciegos tratan de evitar las plazas, porque el ruido viene igual de todos lados y a veces hay caminos en diagonal o en zigzag. Generalmente van por la vereda, pero, si ves a un ciego, lo importante es que le avises si tiene algún obstáculo adelante, porque a pesar de que hay una senda de circulación que tiene que quedar libre, muchas veces hay cosas a cualquier altura que ellos no pueden detectar con el bastón. Hay gente, por ejemplo, que deja el auto en la vereda. Y eso es peligroso”, explicó la instructora. Y agregó: “igual, lo importante es que la persona se anime”.

INSTRUCTOR. Cristian Cerega tiene 36 años. Nació con un problema congénito y perdió la vista en el año 2000. Iban a transplantarlo, pero no pudieron porque tenía hemorragias. Desde el 2004 comenzó a hacer un programa de radio en su natal Las Heras: “Las Heras que no mirás” y viaja a La Plata para su rehabilitación. Como es el más charlatán, trabaja como rehabilitante: “Para ser independientes tenemos que aprender Braile, movilidad, orientación de bastón, informática y tareas de la vida diaria”, explicó.

Su tarea es hacer que los nuevos puedan sentirse cómodos con un par para contar su historia y poder iniciar su rehabilitación: “Muchas veces las cosas no hay que verlas, hay que sentirlas”, aseguró.

Fuente: Diagonales

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