lunes, 26 de octubre de 2009

Percepciones críticas

Justificar a ambos ladosArtes visuales

Se cierra el ciclo de maestros dibujantes del Museo Provincial de Bellas Artes con 4+1. Dibujo más escultura. Cinco artistas que son uno.

“Tenemos en común que el trabajo no esté reñido con el placer. No es poco”. Con estas palabras, los cuatro dibujantes y la escultora se presentan en el catálogo de la muestra que se expone en el Museo Provincial de Bellas Artes. Seguro que no es poco, como tampoco el hecho de haber encontrado una voz propia para decir lo que sienten y piensan, tal como expresan en el breve texto que al final del libro se acompaña de una fotografía en blanco y negro de todos los integrantes.

Los cuatro son Carlos Carmona, Marcelo Mayorga, Jorge Meijide y Armando Sapia. La uno es Stella Cueto, que en el medio, rodeada de los dibujos realistas críticos de sus compañeros, le da un efecto de tridimensionalidad a la muestra con sus superhombres realizados con la técnica de modelado directo y masilla epoxi. Como si estos hombrecitos de cuerpos elongados y piernas kilométricas se salieran de los cuadros.

Comparten la figuración como lenguaje, “porque nos permite expresarnos con naturalidad, sin forzar la mano o el sentir”, dicen los artistas, aunque reconocen que quizás, y tienen muchos quizás, fue el azar el que los llevó a desechar otras corrientes. Lo concreto es que encontraron un camino para decir lo que quieren decir y lo disfrutan, que no es poco. Pero también, quizás, hay mucho más que los une. Todos utilizan metáforas para plantear una mirada crítica, como por ejemplo Meijide, que en algunas de sus obras como Mujer con cabeza de martillo construye lo urbano como un lugar oscuro, en donde las multitudes de seres se entremezclan formando una muchedumbre de cuerpos desnudos, rodeados por nubes negras y edificios deformados o parecidos a cohetes que habiendo despegado vuelan por los aires. Hay caos en las ciudades de este artista: trenes que despegaron de la tierra, aviones que vuelan para cualquier lado, alboroto social y mujeres con cabeza de martillo.

Armando Sapia da a concoer los dibujos que realizó especialmente para el libro Caras pero más-caras, del poeta Honorio. Son cabezas, cuellos y torsos. Algunos, encerrados con cinturones, otros son sesos con sombrero. Pero el fondo se pone negro profundo en los dibujos de Carmona, donde muñecos articulados con forma de dragones o enormes felinos sobrevuelan las calles de lo que parece una aldea abandonada. Coches antiguos, casas como escenografías de cartón. Un caballero viste de traje, su cuello es un ojo, y su gato, que lleva atado con una cuerda, tiene ruedas en vez de pies. En un cuadro dibuja una pasarela, en donde los modelos son figuras con ojos y piernas, esmoquin, busto. Detrás, la ciudad alocada, y abajo el público mirando atentamente el desfile.

Mayorga también recurre a lo urbano, y a los seres con cabezas o cuerpos de animal. Pero, aquí, hay un juego con las perspectivas. Un automóvil ilumina la fachada de una casa, el cordón de la vereda da un giro y se convierte en un escalón de una cocina y, a su vez, hacia el otro extremo es la barra de un bar. En medio de hombres de traje, con anteojos y aspecto intelectual, uno que parece más petiso tiene cara de perro, o de pez, o de algún aguilucho. En otra imagen, los hombres se convierten en remolino del viento, y un poco más allá las extremidades del cuerpo de una mujer se funden con un hombre.

Las esculturas de Cueto reinventan el uso de nuevos materiales: hombres alargados, sin cabello, con el detalle de las fibras musculares, los huesos; y el material color amarillento como de óxido que les aporta una textura de piel quemada, corroída.

Son 4+1, en realidad son 5, que no es lo mismo y que no es poco.

Leticia Lozano
Fuente: Hoy

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