“Lidle”, es el peregrinaje de un joven animal de teatro que, a pesar de los trancazos, de las dificultades, no obstante las solemnes promesas de belleza, de justicia y de libertad, que no acaban de nacer, sigue convencido que encontrarse con los “otros”, mirarse a los ojos, interrogarse, examinarse, sea la mejor conducta ética para seguir vivos, despiertos y “útiles”.
La historia de “Lidle” es esquizofrenica, como la realidad, el amor y la esperanza. Dulce y amarga. Como si una persona íntegra no fuese suficiente para sobrevivir, como si fuese inevitable romperse en mil pedazos, multiplicarse o dividirse en islas dolorosas.
El caminante se ve obligado a vestir el traje de un actor que, en su solitario recorre por los territorios del absurdo, lucha para subsistir cada segundo de su vida paria, como si fuese el último destello de una terrible pesadilla repetida al infinito, o la primera centella de un sueño límpido, heredado de la infancia.
Obligado a la tierna ironía del narrador, que “aún cree y espera” y que se consigna la magia del Teatro y de la Literatura, o convocar al Ernesto que todos llevamos dentro de nosotros para que nos ayude a los momentos de desconsuelo. Porque llamarse Ernesto es importante.
“Lidle” es la construcción “casual” de una metáfora que no conoce de un puerto de atraco. Como diría Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Un permanente viaje iluminado por la improvisa-acción de los “otros”. Una mutación dramatúrgica “en tiempo real”. Mañana nada será igual a hoy. Y, como dice el narrador, todos esperamos que “¡Lo mejor está por venir!"
L.I.D.L.E. el correcaminos. El grupo Devenir presenta el unipersonal interpretado por Gustavo Vallejos. De Gustavo Vallejos dirección y dramaturgia escénica del dramaturgo y director italiano Renzo Casali y el auspicio exclusivo del I.A.T.A.E. (Instituto de Antropología y Artes Escénicas)La historia de “Lidle” es esquizofrenica, como la realidad, el amor y la esperanza. Dulce y amarga. Como si una persona íntegra no fuese suficiente para sobrevivir, como si fuese inevitable romperse en mil pedazos, multiplicarse o dividirse en islas dolorosas.
El caminante se ve obligado a vestir el traje de un actor que, en su solitario recorre por los territorios del absurdo, lucha para subsistir cada segundo de su vida paria, como si fuese el último destello de una terrible pesadilla repetida al infinito, o la primera centella de un sueño límpido, heredado de la infancia.
Obligado a la tierna ironía del narrador, que “aún cree y espera” y que se consigna la magia del Teatro y de la Literatura, o convocar al Ernesto que todos llevamos dentro de nosotros para que nos ayude a los momentos de desconsuelo. Porque llamarse Ernesto es importante.
“Lidle” es la construcción “casual” de una metáfora que no conoce de un puerto de atraco. Como diría Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Un permanente viaje iluminado por la improvisa-acción de los “otros”. Una mutación dramatúrgica “en tiempo real”. Mañana nada será igual a hoy. Y, como dice el narrador, todos esperamos que “¡Lo mejor está por venir!"
Domingo 4 de octubre 19 hs ÚNICA FUNCIÓN
Espacio 44- Calle 44 Nº 496 entre 4 y 5 La Plata
Fuente: saltoenred
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