Homenaje / A 10 años del traslado de los restos del sacerdote a Retiro
Silvina Premat
LA NACION
Con una marcha por los pasillos y las calles de la villa 31, en la que se repitió infinidad de veces que "este barrio es del padre Carlos", la parroquia Cristo Obrero, de Retiro, recordó ayer los diez años del traslado de los restos del padre Carlos Mugica desde la Recoleta hasta ese templo.
"Que las reliquias del padre Carlos estén acá, que él esté enterrado acá, significa que su espíritu está presente en las casas de la villa 31, en sus capillas y sus ermitas", dijo durante la misa que se celebró después de la procesión el padre José María Di Paola, vicario para las villas de emergencia y párroco de Nuestra Señora de Caacupé, de la villa 21-24 Zavaleta.
Al paso de la imagen de la Virgen y de un gran estandarte con el rostro de Mugica llevado en hombros por dos hombres del barrio, los vecinos se persignaban y algunos se iban sumando a la columna en la que predominaban los niños. Salían de sus casitas o se asomaban por entre las rejas de las puertas y ventanas -todas las tienen- para saludar con emoción a los peregrinos que debían sortear el barro o los pozos ciegos sin tapas. "Es una alegría para los vecinos de la villa 31 que el padre esté acá. Yo creo que en la Recoleta, aunque es un lugar lindo, pienso que él debía estar triste", dijo a LA NACION Teófilo Tapia, de 67 años, que tiene un comedor con el nombre del sacerdote y que vive allí desde 1963. Ayer saludó con afecto a Marta Mugica, hermana del sacerdote que participó de la ceremonia. Estaba prevista la presencia del cardenal Jorge Bergoglio, un asiduo visitante de las villas, pero, según se informó, el arzobispo no asistió por un problema menor de salud.
Al llegar a la parroquia, unos 300 fieles participaron de la misa, que se celebró en un altar montado en la puerta del templo y junto a la tumba de Mugica. "El padre Carlos nos enseñó a vivir el Evangelio del amor, el Evangelio de Jesús y que no sólo hay que preocuparse por el otro sino ocuparse del otro. El padre Carlos se ocupó del otro", dijo el padre Pepe durante la homilía.
Dentro de la Iglesia el padre Mugica -que en mayo de 1974 fue asesinado presuntamente por un emisario de José López Rega- fue cuestionado duramente por su compromiso político con Juan Domingo Perón. Durante la misa por el traslado de sus restos, el 9 de octubre de 1999, Bergoglio rezó por "los asesinos materiales, por los ideólogos del crimen del padre Carlos y por los silencios cómplices de gran parte de la sociedad y de la Iglesia".
Ayer concelebraron con Di Paola los sacerdotes de la villa 31, Guillermo Torre, Martín Carroza y el diácono Eduardo Drabble y los sacerdotes Jorge Torres Carbonell, de la villa Rodrigo Bueno y Roberto Quiroga, de Avellaneda.
"Somos herederos de Mugica y de estos curas como Ricciardelli [Rodolfo], de Bajo Flores, o Goñi [Jorge], de Colegiales", dijo a LA NACION Omar Benítez, de 51 años, que mostraba a todos una foto color sepia del 13 de mayo de 1974, en la que se veía el ataúd con los restos de Mugica frente a esa capilla. Su familia fue una de las 43 que se quedaron en la villa en 1978, cuando el Gobierno la erradicó casi completamente.
A los vecinos y niños de la villa 31 se sumaron para la misa ex residentes del barrio que conocieron a Mugica. "Yo tenía estrabismo en los ojos y por eso los demás chicos se burlaban de mí. El padre Carlos hizo que me operaran y me curé", contó José Luis Villalba, de 45 años, que vive ahora en Villa Soldati y asiste a todas las misas y homenajes.
Fuente: LA NACION
1 comentario:
Bueno!! despues de 35 años el diario La Nacion,se hizo presente,!!Pobre padre Carlos,que Dios lo tenga en la gloria,y le de paciencia!
Abrazo a todos los actores.
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