UNO QUE EMPEZÓ ANTES. EL SPORTIVO TEATRAL SE CREÓ EN 1988. MUCHAS DE LAS OBRAS DE RICARDO BARTÍS ALLÍ MONTADAS INCORPORARON, EN LAS PUESTAS, EL ESPACIO QUE OFRECÍA LA CASA.
Una sala de vital importancia y peso histórico para lo que vino después es el Sportivo Teatral, un antiguo depósito de ambulancias devenido teatro. En la trama de la creación del lugar, los diversos espacios que indagó en su trabajo Ricardo Bartís dejaron marca en diversos espectáculos.
“Al Sportivo Teatral -recuerda- lo fundamos en el ‘88. Veníamos de trabajar en otra casa que alquilábamos a unas cuadras, cerca de Juan B. Justo y Velazco que se nos inundó diez o doce veces porque estaba cerca el arroyo Maldonado. Esa experiencia nos permitió hacer La pesca . En otros espectáculos, al trabajar en una casa, abandonamos la escenografía y modificamos los ángulos, las distancias. En Donde más duele , usamos el patio con la manguera de regar las plantas. En nuestra versión de Don Juan el protagonista se iba literalmente por las cloacas de nuestro patio”.
Ricardo Bartís alerta sobre la institucionalización de espacios que surgieron como contracultura en los ochenta. “Veníamos de una tradición un poco acotada del café concert, que se ligaba a un espacio teatral no convencional. En los tiempos de la post dictadura estalla un segmento que no reconoce la sala tradicional y ataca los espacios porque el teatro oficial y el comercial nos rechaza. Y eso genera un lenguaje muy singular: un vinculo con el espectador como gesto alternativo de lo teatral. Ahora todo esto se diluye porque se institucionaliza y pierde ese carácter.
En aquel momento, era válido, era una fractura, no queríamos otro teatro, otro espacio. Ahora un pibe que quiere hacer teatro cometería un grave error si sigue el camino de la legalidad. Por ejemplo, ahora nosotros con el Sportivo estamos anclados en un lugar que se convirtió en moda y estamos rodeado de restaurantes. Estoy seguro de que las condiciones de seguridad y sanidad de estos lugares son menores a lo que nos piden a nosotros como teatro. De hecho, ellos ocupan las veredas. Si a nosotros se nos ocurriera hacer algo ahí se armaría un quilombo terrible”, dice.
Fuente: Clarín
Una sala de vital importancia y peso histórico para lo que vino después es el Sportivo Teatral, un antiguo depósito de ambulancias devenido teatro. En la trama de la creación del lugar, los diversos espacios que indagó en su trabajo Ricardo Bartís dejaron marca en diversos espectáculos.
“Al Sportivo Teatral -recuerda- lo fundamos en el ‘88. Veníamos de trabajar en otra casa que alquilábamos a unas cuadras, cerca de Juan B. Justo y Velazco que se nos inundó diez o doce veces porque estaba cerca el arroyo Maldonado. Esa experiencia nos permitió hacer La pesca . En otros espectáculos, al trabajar en una casa, abandonamos la escenografía y modificamos los ángulos, las distancias. En Donde más duele , usamos el patio con la manguera de regar las plantas. En nuestra versión de Don Juan el protagonista se iba literalmente por las cloacas de nuestro patio”.
Ricardo Bartís alerta sobre la institucionalización de espacios que surgieron como contracultura en los ochenta. “Veníamos de una tradición un poco acotada del café concert, que se ligaba a un espacio teatral no convencional. En los tiempos de la post dictadura estalla un segmento que no reconoce la sala tradicional y ataca los espacios porque el teatro oficial y el comercial nos rechaza. Y eso genera un lenguaje muy singular: un vinculo con el espectador como gesto alternativo de lo teatral. Ahora todo esto se diluye porque se institucionaliza y pierde ese carácter.
En aquel momento, era válido, era una fractura, no queríamos otro teatro, otro espacio. Ahora un pibe que quiere hacer teatro cometería un grave error si sigue el camino de la legalidad. Por ejemplo, ahora nosotros con el Sportivo estamos anclados en un lugar que se convirtió en moda y estamos rodeado de restaurantes. Estoy seguro de que las condiciones de seguridad y sanidad de estos lugares son menores a lo que nos piden a nosotros como teatro. De hecho, ellos ocupan las veredas. Si a nosotros se nos ocurriera hacer algo ahí se armaría un quilombo terrible”, dice.
Fuente: Clarín
No hay comentarios:
Publicar un comentario