En el Macla, el artista plástico expone, hasta el 23 julio, trabajos que reflejan al “hombre de hoy”.
"La dinámica y la movilidad que se da en la ciudad" es lo que retrata Ladislao Magyar en la muestra que lleva su nombre y que inauguró el viernes pasado en las salas 2 y 3 del Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano (Macla), ubicado en el Pasaje Dardo Rocha (50 entre 6 y 7).
Este artista nacido en Budapest y naturalizado argentino habló con Diagonales sobre los trabajos que trajo a La Plata y que se podrán visitar hasta el 23 de julio. "Es una temática que vengo trabajando últimamente: es un poco la dinámica y la movilidad que se da en la ciudad, y eso expresado a través de mucho movimiento, formas, diagonales, elementos que se forman, con los que trato de transmitir la vorágine de la ciudad como que soy un bicho de esta urbe".
En el catálogo de la exposición, el historiador del arte Julio Sapollnik, reafirma los dichos de Magyar al decir que sus obras "se convierten en un radar que capta el tiempo de la vida contemporánea en una gran urbe, imaginándole color a la vorágine gris de la cotidianeidad. Así, hombres y mujeres de la city quedan retratados como pasajeros diarios de cuello blanco que transitan recorridos previstos. Hombres de maletín, financistas, mujeres raudas, hombres de la Bolsa, marchan como autómatas inmersos en el fastidio de una realidad opresiva".
–¿De qué manera analiza la sociedad para plasmarla en su obra?
–No es que uno lo analiza, sino que, me imagino. Como le debe pasar a un músico que vive constantemente a través de los sonidos, los que estamos en plástica de alguna forma recibimos y percibimos formas, líneas, colores, movimientos, y uno va rescatando todo eso. También influye la situación del entorno, nadie puede escapar de lo que tiene alrededor. Por ejemplo, a partir del año del Corralito yo empecé a trabajar con gente que corría con attachés, valijitas y bolsos, que iban de acá para allá, como dando a entender un poco el caos que se había desatado en materia financiera. Soy perfectamente conciente el que el que anda con mucho dinero y está preocupado de aquí para allá no va a andar con un attaché, pero es como una metáfora de todo lo que se había producido en la city.
–¿Considera que su obra refleja la época por la cual atraviesa la sociedad?
–Sería muy pretencioso y fantástico, porque cada obra es producto de su tiempo. Y sí, inevitablemente, yo creo que todos bebemos de lo que tenemos alrededor y, en mi caso, que trabajo con referencias figurativas, de alguna manera ocupa todo eso que está ocurriendo alrededor socialmente.
Experiencia. Ladislao Magyar se recibió de profesor de Pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, también ejerció la docencia en las áreas de Pintura, Dibujo e Historia del Arte y se desempeña como diseñador gráfico.
En la actualidad, lleva más de 25 exposiciones individuales y participó en aproximadamente 300 exhibiciones colectivas en el país y en el exterior. Además, fue jurado en numerosos concursos y obtuvo, entre otras distinciones, el Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Dibujo y Grabado en 1988.
–¿Qué siente al momento de armar una muestra, con toda la experiencia que ya tiene incorporada?
–El armado suena un poco elemental, pero hacer una muestra es un poco como estar mostrándose desnudo, porque ya está hecho todo. Podrán opinar, decir, valorar, despreciar o quedar indiferentes, pero la obra ya está ahí colgada. Yo dije "todo esto es fantástico, pero ya quisiera pensar en la próxima obra". Vivo esto con mucha ansiedad y preocupación, pero sobre todo preocupado por las obras futuras.
–¿Y cómo vive el proceso de creación de una obra, tiene una rutina de trabajo o cree en la llegada de la inspiración?
–En cuanto a lo de la inspiración: está la frase genial de Picasso que dice que “te tiene que encontrar trabajando”. Y en cuanto a la rutina, y pese al enojo de mi mujer, me levanto todos los días a las 7 de la mañana. Roberto Arlt creía en la prepotencia del trabajo, yo creo que el talento no se adquiere pero con el trabajo se pueden lograr muchas cosas. Uno no está en una torre de marfil, tiene todas sus preocupaciones, necesidades, anda de aquí para allá, pero trato de trabajar todos los días, en lo posible en el taller. Pero hay varias situaciones hoy en día que nos bombardean. Sin ir lejos, Internet, los e-mail, el bendito Facebook, que son una maravilla inconcebible años atrás, que nos comunican pero nos quitan mucho tiempo también, uno está bombardeado con muchísimas cosas. Yo eso trato de mostrarlo en mis obras, que el hombre de hoy está muy bombardeado, fragmentado. Tal es así que Umberto Eco decía que el desafío del hombre de hoy, del hombre moderno, no es estar informado sino poder desmenuzar de esa maraña de informaciones lo que sirve para su vida.
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