18-06-2010 / El actor Carlos Aprea, habló sobre Palabras y los inconvenientes del teatro en La Plata a las 20, en El Núcleo
“Palabras fue pensada a partir de una propuesta de Omar (Musa, el director y también actor), una inquietud personal”, comentó Carlos Aprea, uno de los protagonistas del elenco del grupo Barataria que reestrena esta pieza original hoy, a las 20, en El Núcleo (6 entre 40 y 41) y que cuenta con la compañía de la actriz Ana María Haramboure y la dirección general de Nina Rapp.
“Él (por Musa) fue quien comenzó a escribir sobre los olvidos, ligado a un episodio familiar que tiene que ver con el Alzheimer. A partir de allí comenzamos a jugar con los olvidos que a uno le conviene, no aquellos que sólo son productos de un padecimiento”.
“Empezamos a pensar en un trabajo más amplio -continuó Aprea la charla con Diagonales-. La directora investigó sobre la estética de los años ‘50. Trabajar con Omar, que además es actor y con Nina, nos permitió explorar relaciones de poder, de humor, a partir de situaciones creadas por los olvidos, juegos de palabras que dejan por un lado, una trama disparatada y por otro lado, juegos de poder muy oscuros entre dos personajes que son una pareja y el tercer personaje, un secretario que mete cizaña en esa pareja. Este trío se va descomponiendo y pierde sentido y presencia la precisión de las palabras, el sentido de ellas”.
–¿Cómo les fue en las presentaciones?
–Bien para lo que es el teatro platense, por eso pensamos que para este año podíamos hacer algunas funciones más.
–¿Hicieron algunos retoques?
–No, mínimos ajustes que tienen que ver con volver después de algunos meses. Pero no hemos hecho retoques profundos. El hecho de estar con el mismo equipo haciendo funciones hace tres años, por todos lados con Juana Azurduy, hace que podamos tener un ida y vuelta con lo que estamos haciendo y a medida que pasa el tiempo uno va encontrando otros sentidos a los que uno hace.
–¿Tuvo la oportunidad de ir al Coliseo a ver obras de teatro independiente?
–No, no pude, pero me parece bárbaro que el teatro municipal tenga espacios dedicados al teatro independiente. Por suerte, en La Plata, hay una súper producción y se ha sentido mucho el espacio. Algo similar a lo que sucede con el rock, una cosa es que tengas tres bandas buenas y puedas definir cuál es buena y otra cosa es ver cuarenta bandas para saber cuál es la mejor, es más complejo. No me quiero poner en crítico, pero creo que hace falta un proceso de críticos que acompañen el proceso de una obra y vayan viendo si se manifiesta alguna tendencia típica de la ciudad o no, las falencias. Tuve la posibilidad de charlar con un amigo que está de paso por la ciudad y con él hablamos que el teatro argentino está teniendo mucho auge en Madrid y sobre todo en España. Hay un resurgimiento de la dramaturgia y dirección en Europa del teatro argentino y es una propuesta que les resulta fresca y renovadora. Acostumbrados a un teatro de un texto muy denso, ahora dentro de esta generalidad hay mucha variedad y la mayoría es de Buenos Aires. Dentro de esa variedad ver qué le puede tocar a La Plata.
–¿Cuáles serían, a su entender, los principales problemas del teatro independiente?
–El problema número uno del teatro independiente son las condiciones de producción. Si no fuera por subsidios del Instituto nacional del teatro o concursos como los que hizo Lito Cruz, sin esos incentivos es muy difícil que vos tengas diez mil mangos para poder poner en una producción que no lo vas a recuperar jamás. La Plata no es un mercado para inversores teatrales. Quizás habría que pensar en otra estructura, ya que teatros como el Coliseo Podestá, son cómodos, bien construidos y habría que pensar en la posibilidad de co-producir, pero se necesita una planificación a largo plazo. Una propuesta escénica linda que sea atractiva para la gente y una propuesta de dramaturgia actoral también atrayente.Animarse más a definir una estética en conjunto, pero para eso se necesita tener en la dirección del teatro gente que piense claramente qué proponer.
Fuente: Diagonales
“Palabras fue pensada a partir de una propuesta de Omar (Musa, el director y también actor), una inquietud personal”, comentó Carlos Aprea, uno de los protagonistas del elenco del grupo Barataria que reestrena esta pieza original hoy, a las 20, en El Núcleo (6 entre 40 y 41) y que cuenta con la compañía de la actriz Ana María Haramboure y la dirección general de Nina Rapp.
“Él (por Musa) fue quien comenzó a escribir sobre los olvidos, ligado a un episodio familiar que tiene que ver con el Alzheimer. A partir de allí comenzamos a jugar con los olvidos que a uno le conviene, no aquellos que sólo son productos de un padecimiento”.
“Empezamos a pensar en un trabajo más amplio -continuó Aprea la charla con Diagonales-. La directora investigó sobre la estética de los años ‘50. Trabajar con Omar, que además es actor y con Nina, nos permitió explorar relaciones de poder, de humor, a partir de situaciones creadas por los olvidos, juegos de palabras que dejan por un lado, una trama disparatada y por otro lado, juegos de poder muy oscuros entre dos personajes que son una pareja y el tercer personaje, un secretario que mete cizaña en esa pareja. Este trío se va descomponiendo y pierde sentido y presencia la precisión de las palabras, el sentido de ellas”.
–¿Cómo les fue en las presentaciones?
–Bien para lo que es el teatro platense, por eso pensamos que para este año podíamos hacer algunas funciones más.
–¿Hicieron algunos retoques?
–No, mínimos ajustes que tienen que ver con volver después de algunos meses. Pero no hemos hecho retoques profundos. El hecho de estar con el mismo equipo haciendo funciones hace tres años, por todos lados con Juana Azurduy, hace que podamos tener un ida y vuelta con lo que estamos haciendo y a medida que pasa el tiempo uno va encontrando otros sentidos a los que uno hace.
–¿Tuvo la oportunidad de ir al Coliseo a ver obras de teatro independiente?
–No, no pude, pero me parece bárbaro que el teatro municipal tenga espacios dedicados al teatro independiente. Por suerte, en La Plata, hay una súper producción y se ha sentido mucho el espacio. Algo similar a lo que sucede con el rock, una cosa es que tengas tres bandas buenas y puedas definir cuál es buena y otra cosa es ver cuarenta bandas para saber cuál es la mejor, es más complejo. No me quiero poner en crítico, pero creo que hace falta un proceso de críticos que acompañen el proceso de una obra y vayan viendo si se manifiesta alguna tendencia típica de la ciudad o no, las falencias. Tuve la posibilidad de charlar con un amigo que está de paso por la ciudad y con él hablamos que el teatro argentino está teniendo mucho auge en Madrid y sobre todo en España. Hay un resurgimiento de la dramaturgia y dirección en Europa del teatro argentino y es una propuesta que les resulta fresca y renovadora. Acostumbrados a un teatro de un texto muy denso, ahora dentro de esta generalidad hay mucha variedad y la mayoría es de Buenos Aires. Dentro de esa variedad ver qué le puede tocar a La Plata.
–¿Cuáles serían, a su entender, los principales problemas del teatro independiente?
–El problema número uno del teatro independiente son las condiciones de producción. Si no fuera por subsidios del Instituto nacional del teatro o concursos como los que hizo Lito Cruz, sin esos incentivos es muy difícil que vos tengas diez mil mangos para poder poner en una producción que no lo vas a recuperar jamás. La Plata no es un mercado para inversores teatrales. Quizás habría que pensar en otra estructura, ya que teatros como el Coliseo Podestá, son cómodos, bien construidos y habría que pensar en la posibilidad de co-producir, pero se necesita una planificación a largo plazo. Una propuesta escénica linda que sea atractiva para la gente y una propuesta de dramaturgia actoral también atrayente.Animarse más a definir una estética en conjunto, pero para eso se necesita tener en la dirección del teatro gente que piense claramente qué proponer.
Fuente: Diagonales
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