¡Feliz cumpleaños!
El porteño Teatro San Martín celebró anoche su medio siglo de existencia con un espectáculo que trató de resumir su actividad, con algunos de sus intérpretes habituales y ante una sala Martín Coronado colmada y entusiasta. La fiesta se repetirá hoy y el martes 29 de junio a las 20.
El encuentro, que comenzó casi 30 minutos después de lo previsto -rompiendo por una vez la tradición de puntualidad de los teatros oficiales- buscó y encontró en la platea la adhesión y la identificación del público con el Teatro y sus artistas.
Fue coordinada por René Aure, con su impresionante maquinaria escénica a cargo de Héctor Calmet y tuvo dirección de José María "Cocho" Paolantonio.
Como dijo el director saliente Kive Staiff en su breve alocución final, "el Teatro San Martín es una construcción del pueblo de Buenos Aires", una acertadísima propuesta y acaso una respuesta a los advenedizos que suponen que la cultura es cuestión de ganancias.
La noche comenzó con una interesante intervención de una solista del Ballet Contemporáneo del San Martín -su nombre no aparece en el programa de mano- con la sola utilización de una silla y frente al temible y metálico telón cortaincendios de la sala.
La acción tuvo modificaciones respecto del orden establecido previamente, algunos de los intérpretes no estuvieron en el escenario y asimismo se extrañó a figuras insignes del complejo, cuya presencia hubiera sido más que agradecida.
El teatro propiamente dicho comenzó con un pasaje de "Stéfano", de Armando Discépolo, con Pepe Novoa y Roberto Castro, seguido por otro de "En familia", de Florencio Sánchez, para el lucimiento de Aldo Barbero y Livia Fernán.
Siguieron un segmento de "Tres hermanas", de Antón Chéjov, con las sensibles Stella Galazzi, Malena Solda y Malena Figó; otro de "El pan de la locura", con Alejandro Awada y el joven Emiliano Dionisi, y uno de la beckettiana "Dar la vuelta", de Griselda Gambaro, con unos desopilantes Ingrid Pelicori y Cutuli, bien secundados por Mariano Fernández.
Las actrices y cantantes Alejandra Radano y Sandra Guida -impagable dúo del musical "Chicago" (2001)- divirtieron junto al pianista Diego Vila con disparatadas versiones de "El choclo" y "Caminito", en tanto el Grupo de Titiriteros dirigido por Adelaida Mangani llenó de aplausos la sala con su incombustible "El gran circo criollo", del recordado Andrés Bufano.
El bandoneonista Rodolfo Mederos ofreció sensibles versiones de los tangos "Nunca tuvo novio" y "Sur", aunque no se lo vio muy cómodo en el proscenio móvil que lo subió para luego hacerlo descender, algo parecido a lo sucedido con Villanueva Cosse y su personificación de "Galileo Galilei", de Bertolt Brecht.
Fuente: Diagonales
El porteño Teatro San Martín celebró anoche su medio siglo de existencia con un espectáculo que trató de resumir su actividad, con algunos de sus intérpretes habituales y ante una sala Martín Coronado colmada y entusiasta. La fiesta se repetirá hoy y el martes 29 de junio a las 20.
El encuentro, que comenzó casi 30 minutos después de lo previsto -rompiendo por una vez la tradición de puntualidad de los teatros oficiales- buscó y encontró en la platea la adhesión y la identificación del público con el Teatro y sus artistas.
Fue coordinada por René Aure, con su impresionante maquinaria escénica a cargo de Héctor Calmet y tuvo dirección de José María "Cocho" Paolantonio.
Como dijo el director saliente Kive Staiff en su breve alocución final, "el Teatro San Martín es una construcción del pueblo de Buenos Aires", una acertadísima propuesta y acaso una respuesta a los advenedizos que suponen que la cultura es cuestión de ganancias.
La noche comenzó con una interesante intervención de una solista del Ballet Contemporáneo del San Martín -su nombre no aparece en el programa de mano- con la sola utilización de una silla y frente al temible y metálico telón cortaincendios de la sala.
La acción tuvo modificaciones respecto del orden establecido previamente, algunos de los intérpretes no estuvieron en el escenario y asimismo se extrañó a figuras insignes del complejo, cuya presencia hubiera sido más que agradecida.
El teatro propiamente dicho comenzó con un pasaje de "Stéfano", de Armando Discépolo, con Pepe Novoa y Roberto Castro, seguido por otro de "En familia", de Florencio Sánchez, para el lucimiento de Aldo Barbero y Livia Fernán.
Siguieron un segmento de "Tres hermanas", de Antón Chéjov, con las sensibles Stella Galazzi, Malena Solda y Malena Figó; otro de "El pan de la locura", con Alejandro Awada y el joven Emiliano Dionisi, y uno de la beckettiana "Dar la vuelta", de Griselda Gambaro, con unos desopilantes Ingrid Pelicori y Cutuli, bien secundados por Mariano Fernández.
Las actrices y cantantes Alejandra Radano y Sandra Guida -impagable dúo del musical "Chicago" (2001)- divirtieron junto al pianista Diego Vila con disparatadas versiones de "El choclo" y "Caminito", en tanto el Grupo de Titiriteros dirigido por Adelaida Mangani llenó de aplausos la sala con su incombustible "El gran circo criollo", del recordado Andrés Bufano.
El bandoneonista Rodolfo Mederos ofreció sensibles versiones de los tangos "Nunca tuvo novio" y "Sur", aunque no se lo vio muy cómodo en el proscenio móvil que lo subió para luego hacerlo descender, algo parecido a lo sucedido con Villanueva Cosse y su personificación de "Galileo Galilei", de Bertolt Brecht.
Fuente: Diagonales
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