martes, 13 de octubre de 2009

Mora Godoy

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Foto Playboy 2006

Llegar a Broadway Cuando estrenó "Tanguera", en 2002, era sólo un deseo. La semana pasada, se transformó en realidad.

Por: Eduardo Slusarczuk

El primer aviso de Tanguera decía: Antes de estrenar en Broadway, en Argentina." Y aunque es difícil conseguir afiches o programas que confirmen la versión, una crónica del estreno español, en 2003, le da veracidad al comentario de Mora Godoy. Tanguera, decía la nota, "ahora recala en España, lugar de comienzo de su gira europea, antes de llegar a los escenarios de Broadway". No aclaraba cuándo.

"Siempre me pregunté qué iba a decir si no se cumplía ese presagio", reconoce Godoy, creadora del espectáculo, casi siete años después. Temeridad o convicción, lo cierto es que no era la primera vez que se planteaba una meta antes de haber empezado a recorrer el camino hacia ella.

De un día para otro, a los cinco años, la nena aseguró que iba a ser bailarina. Sin opciones alternativas. "Se lo dije a mis papás, y durante tres años esperaron que se me pasara", cuenta. Pero la insistió, superó la experiencia del ingreso al Colón, ante la cual la el proceso de selección natural darwiniano es casi como una oda a la convivencia, y se puso en carrera. Cursada y egreso. ¿Sueño cumplido? Ni ahí.

"Me pareció frustrante tener que esperar 20 años por un concurso, esperar que algún bailarín se jubile para tener un lugar", reconoce. Fin de la bailarina clásica y cambio de rumbo. "Estudiaba Ciencias Políticas en la UBA, porque quería ser diplomática, y me encantaba. Entré en una compañía de danza jazz, y empecé a tomar clases de tango", recuerda.

¿Lo pensaste como salida laboral?

No. Si el tango estaba muerto. Pasó que un día Astor Piazzolla ensayaba en la sala principal del Teatro Colón, para un concierto que tenía que dar con Osvaldo Pugliese. Fue la única vez que me escapé de una clase. Me metí en la cazuela para escuchar, y ese día me enamoré del tango, y empecé a tomar clases.

Por lo que cuenta Godoy, la cosa daba para largar todo: "Era horrible. Te tenían seis clases con un paso básico, aunque lo hubieras aprendido en dos minutos. Encima, uno de mis maestros me dijo que si me encamaba con él iba a tener más posibilidades. Como no quise, me echó. Y como me echó, decidí mandar el tango al demonio".

Pero como el que la echó fue un maestro, y no el tango, Mora volvió. "Intenté una vez más. A los dos meses estaba con Tango x 2, y a los cuatro estaba bailando en Londres. Eso fue en el '93", resume.

De alguna manera, la chica que estudiaba Ciencias Políticas había llegado a algo. Pero, temeridad o convicción, estaba segura de que era sólo un primer paso. "A los dos años de estar con Tango x 2, después de haber visto todos los musicales londinenses, y haber leído mucho sobre el tema, me di cuenta de que no existía un musical de tango. De inmediato estaba escribiendo Tanguera", sintetiza.

De pronto, el tango se convertía en su lugar de residencia, y allí comenzó a gestar su sueño mayor. Ella lo plantea así: "Desde ese momento, mi sueño, mi meta, fue Broadway. También Londres, pero Broadway para un artista es como Disneylandia para los chicos. Tiene un peso muy fuerte". También había otros subsueños. Exportar un musical al exterior. "Poner en escenarios de afuera un espectáculo que, además de baile y música, tuviera una historia", explica.

Mientras el sueño tomaba forma de objetivo, crecían otros proyectos paralelos. Show corporativos, la escuela de danza, la Mora Godoy Tango Company. Y en esa dinámica, algunos subsueños se iban cumpliendo. La compañía viajó por primera vez en enero de 2002, a Helsinki, justo cuando Tanguera se estrenaba en Buenos Aires. "Sentía que, a pesar de ser un producto de exportación, tenía que ser aprobado por los argentinos", dice Mora. Y los argentinos lo aprobaron. Tanto que para su primera excursión más allá de las fronteras, el Teatro Municipal de Santiago de Chile tuvo que construir toda la escenografía, debido a que la temporada porteña se postergó bastante más allá de lo pensado.

Santiago de Chile. Primera escala del sueño mayor. "Cuando bajé la rampa que llevaba al escenario, y vi la sala llena, me quebré. Lloré durante el show. También al final. Y eso que no soy de llorar", confiesa. Después vinieron España, China, Alemania, Francia. Hasta que Mora creyó que era hora de dejar que su creación siguiera su camino, para ella emprender otro. Temeridad o convicción, la mujer dejaba lo seguro para ir por más. Otros sueños, que se cumplen día a día. "Iñaki Urlezaga está bailando una obra mía en Europa. Maximiliano Guerra está por reestrenar unos tangos míos en el Opera, en Diciembre. Sigo viajando con mi compañía". La enumeración justifica la decisión.

Pero Tanguera, y el sueño del debut neoyorkino seguía allí, pendiente. Seguía. Hasta la semana pasada, cuando las coreografías de Mora volvieron a tomar vida, sobre el escenario del City Center de Broadway, y a sala llena. Temeridad y convicción. No hay nada que decir. El presagio se cumplió. El sueño también.«

Giras y festejos

Después de algo más de quince años metida de lleno en el tango, Mora Godoy escribe un nuevo musical, mientras sigue adelante con sus giras por el exterior al frente de su Mora Godoy Dance Company, al mismo tiempo que prepara el festejo de los diez años de su escuela de tango.

Fuente: CLARIN

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