viernes, 9 de octubre de 2009

“Me gusta contar de más, aunque exagere”

El sábado, en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata

"Un homosexual y un guerrillero, ambos en la cárcel por diferentes causas. El primero, por supuesta corrupción de menores; el segundo, por cuestiones políticas. Dos personas muy distintas que se unen en un lugar común, sino nunca lo hubieran hecho, con sus dramas, sus problemas y sus sueños", así definió Humberto Tortonese, la trama que envuelve a El beso de la mujer araña, de libro y adaptación de Manuel Puig que llegará el sábado a las 21 al escenario del teatro Coliseo Podestá (10 entre 46 y 47).

"Molina, mi personaje, mientras cuenta la historia de una película al otro personaje, le pide un beso y hace que este personaje con sus cuentos termine enredándolo y conformando una relación con el otro”, contó Tortonese a Diagonales. “El beso es eso, una especie de telaraña, de cosa que lo va envolviendo, atrapando, pero no en el sentido del uso de la fuerza sino mediante un consenso; se atrapan mutuamente por necesidades de afecto", agregó.

El actor, conductor y humorista, junto a Martín Urbaneja, llegará el sábado a presentar este espectáculo que cuenta con la dirección de Rubén Szchumacher.

–¿Qué puntos en común tiene la puesta teatral y el film?

–Cuando me dieron el guión, quise ver nuevamente la película y la verdad que el film es mucho más amplio y se cuentan varias historias. En el teatro se cuenta una sola película, en pedazos, a lo largo de la puesta, que termina involucrando a los dos personajes. Cuando la ví, me di cuenta que no me gustaba y la verdad no la miré más.

–¿En La voz humana, la obra que hizo antes que ésta, era más libre a la hora de actuar?

–A La voz humana, la elegí como obra y la verdad que la quería hacer. Cuando la hice, estudié el texto y la verdad, como yo también me dirigía iba agregando algunas cosas y daba más para innovar porque era más un grotesco. Yo haciendo de esa mujer desquiciada esperando esa llamada telefónica y después hablando cuarenta y cinco minutos, era todo llevado al extremo. Acá está todo pautado, el texto tenía que ser respetado, así también lo determinó Szchumacher quien es el que hace la puesta en escena. A su vez, te dejaba que vos sigas el texto tal como era, en eso lo respetamos a rajatabla. Cuando va pasando la obra, que se estrenó en abril-mayo de este año, cada vez te liberás más, el texto pasa a ser cada vez más tuyo, eso es lo lindo cuando una obra está bastante masticada. Lo mismo me sucedió con La voz humana. No me pasó tanto con ésta, que la sufrí más porque era demasiado texto y siempre tenés miedo de olvidarte, hasta que lo disfrutás pasan muchas cosas.

–¿Le gusta la locura de Manuel Puig?

–Me gusta como cuenta la historia. Es un soñador. Es una persona que ve una película y, a su vez, te hace un libro, te marca una relación. Creo que él vivió todo lo que escribe.
–¿En qué punto se siente identificado con Molina, su personaje?
–Más allá de que es homosexual, el poder vivir cuando a veces la realidad se hace muy cruda, el soñar es lo que te hace pasarla mejor. Y acá, al principio de la obra, él cuenta eso. Esa película que cuenta y que se traslada a ese lugar con mucho entusiasmo. Y cuando el otro personaje lo corta para una pavada, él se plantea el intento de salir de ese mundo, y yo estoy tratando de hacer eso. Creo que ahí, en el soñar, en el poder pensar en otras cosas, a mí me pasa mucho. En la vida, en las actuaciones, cuando cuento algo, cuando me divierto, me gusta contar de más, por más que lo exagere.

–¿Cómo es la experiencia trabajando con Martín Urbaneja?

–Antes ni siquiera lo había visto actuar. Cuando lo fui a ver al teatro me di cuenta que es muy buen actor. Es una muy buena persona, y si yo no me hubiese llevado bien con la otra persona, no lo hubiera podido hacer. Aparte tiene que ser buen actor porque esta obra tiene unos textos particulares y hay que hacerle frente a todo esto. Pero lo principal es que nos llevamos bien, con mucha confianza para decirnos las cosas. Cuando comenzamos a ensayar, necesitábamos a alguien de afuera que nos dirija más fuerte y, como no lo veíamos, entre nosotros nos apoyamos para construir más la obra. La verdad que lo fundamente fue eso, él como persona, por como es. Y también me pasa en la vida, que pegás bien con alguien y todo es mucho más fácil.

–¿En cuanto a sus proyecto personales, sigue con RSM, la radio y, ahora, también el teatro?

–Por ahora todo el año. Cuando tomé todos estos proyectos todos hablaban de la crisis, que todo se paraba y yo agarré todo. Y me quedé con todo por todo el año, sin parar. Tal vez nos vayamos a Brasil con la obra a fines de noviembre y me quede ahí unos días más de vacaciones, pero la idea es que la obra siga hasta fin de año.

Fuente: Diagonales

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