viernes, 16 de octubre de 2009

"Lo interesante es el cuerpo del actor"

Tras dos décadas de actividad, a Cacace le sigue gustando lo tradicional de contar una historia Foto: Julián Bongiovanni

Guillermo Cacace

Con Stéfano, que se ve en el FIBA, el director ganó los premios María Guerrero, Florencio Sánchez y Trinidad Guevara

A fines de los años 80, Guillermo Cacace se mostraba como un teatrista inquieto que buscaba con muchas ganas un espacio para desarrollar su creatividad. Buenos Aires vivía un fervor especial en relación con el teatro experimental, pero él se ligó a la Comedia Nacional Juvenil y, como actor, participó de un elenco que recreaba clásicos como Mateo, de Armando Discépolo, y Las tres hermanas, de Anton Chejov. Con esos espectáculos, realizó giras por varios países de América y Europa. Un día, hablando con su amigo Ciro Zorzoli ("casi hermano", dice él), descubrió que no quería ser un actor al servicio de un proyecto de otro. Juntos crearon La Fronda, un grupo de investigación en el que, como intérprete, compartió los proyectos Living, último paisaje y A un beso de distancia .

El camino de Cacace se abrió luego y mucho. Por aquellos años, la dirección comenzó a definir su creación. Molière ha sido un autor recurrente en su producción, aunque también se animó a algunos clásicos griegos y hasta a creaciones muy personales, como Doméstico . El año pasado volvió a Discépolo y estrenó Stéfano , y en esta temporada, por ese trabajo, fue distinguido con los premios María Guerrero, Florencio Sánchez y Trinidad Guevara, en el rubro mejor dirección 2008. También fue seleccionado para participar de la programación nacional del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA).

El creador reconoce hoy que el director le ha hecho abandonar al actor, pero eso parece momentáneo. La actuación es algo que le interesa sobremanera y no hace más que verse como "un actor que enseña, un actor que escribe, un actor que dirige". "Lo único que me interesa del teatro es el cuerpo del actor -dice con mucha pasión- y el encuentro de esos cuerpos entre sí con otros cuerpos, el de los que fueron a ver la función."

El mundo de Discépolo

Al estreno de Stéfano , el año pasado, le siguió, hace un par de semanas, otro estreno: Sangra, nuevas Babilonias , recreación de Babilonia , también de Armando Discépolo. ¿Por qué el interés por este autor? "Encuentro en Discépolo un hito fundacional -dice el artista-, no a nivel literario, sino de procedimiento actoral, que convoca al cuerpo del actor. Lo veo como un precursor de una forma de pararse en el escenario, como hito de lo actoral en la Argentina. Por ejemplo, no puedo pensar la producción de Ricardo Bartís y cierta cosa esperpéntica de la actuación grotesca, sin pensar en Discépolo. Hay allí una animalización del cuerpo, que produce una intensidad particular porque se apoya, por momentos, en un realismo que se desborda poéticamente."

La idea primigenia de Guillermo Cacace era hablar del miedo. "Cotidianamente me parecía que en cada lugar que habitaba como docente de actuación, como entrenador de actores, como director, entre los cuerpos de la gente había un tercer cuerpo, que era el miedo. Se daba, así, una relación que estaba todo el tiempo trabada por ese miedo al encuentro. Decidí tomar la figura del inmigrante como el ser que expone lo diferente, algo que produce miedo. En la producción de Discépolo se pone de relieve el tema de la inmigración. Pero cuando empecé a trabajar con el texto de Stéfano , descubrí que no podía tocarlo, que vibra tal como está escrito. Me convocó mucho más la historia de ese artista que no logra tener una percepción cabal de quién es verdaderamente como para producir una obra. Muere ahogado en su ideal. Eso me fascinó."

Las cuestiones del miedo fueron abordadas en la segunda producción ( Sangra... ), en la que Cacace reescribió Babilonia y enfatizó de manera sórdida, según explica, "lo que genera la otredad. Los personajes de la obra están aislados en un «sálvese quien pueda» en el que no podrán ser solidarios con la realidad del otro, porque el otro atenta contra la estabilidad propia. El otro da miedo porque aparece siempre como signo de la desestabilización de lo propio". Este autor y director no muestra, como hizo Discépolo en su obra, a inmigrantes europeos en Buenos Aires, sino a argentinos que trabajan en España.

Al cabo de dos décadas de actividad y con más de veinte puestas en escena, Guillermo Cacace está seguro de que le sigue gustando "esa cosa tradicional de contar una historia". "Y más allá de que a veces me incline por la búsqueda de nuevos lenguajes, lo que nunca trato de perder de vista es el teatro bien hecho."

Carlos Pacheco

Para agendar

Stéfano. Sábados, a las 21. También con dirección de Cacace, los viernes, a la misma hora, sale a escena Sangra, nuevas Babilonias.
Espacio Apacheta. Pasco 623. Entradas, 35 pesos. Reservas, 4941-5669.

Fuente: LA NACION

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