Valses criollos, zambas y chacareras dominan el tradicional y sorprendente repertorio de Radio AM, el reciente álbum con que el cantautor santiagueño Raly Barrionuevo reencontró sus raíces que incluyen la historia de su pueblo, Frías.
Del otro lado de la mesa del almuerzo, en un ruidoso bodegón del barrio porteño de San Cristóbal, el músico repasó los por qué de un trabajo que, casi a contrapelo de un folclore testimonial y eléctrico con el que se ganó un lugar destacado en la escena local, debe “situar en el tiempo”.
“Frías es un pueblo que durante los ‘60 y los ‘70 fue parte de un corredor cultural bohemio que en ese tiempo estaba muy ligado a Cuyo y sus guitarreadas de campo también tuvieron que ver con el folclore de Catamarca”, comentó Raly.
Para sumar más detalles en torno a la concreción de Radio AM, aportó que “una vez estábamos en Frías en una guitarreada y comida entre gente amiga, y se armó un debate sobre la bohemia de Frías de aquellos años y Piguyín Bustamente, añorando un poco esa época y lamentando lo perdido, me lo señaló especialmente a mí por ser hijo del Niño Barrionuevo que fue protagonista de ese tiempo”.
“Después del movimiento generado por Jacinto (Piedra) y Peteco (Carabajal), Frías se santiagueñizó un poco más -agregó- y se perdió ese viejo estilo de tocar zambas viejas y valses criollos punteando con púa”.
Con vistas a cerrar esa referencia íntimamente ligada a su vida, indicó que “a mí me quedó grabada esa charla de hace varios años atrás, y no es que descubrí los valsecitos criollos de grande, me copé y decidí hacer un disco. No, esto es algo que está en mi historia”.
Aquella sensación empezó a tomar cuerpo a partir de su determinación de grabarle un disco a la pianista Elvira Ceballos, de 60 años, que, resaltó, “es una gran pianista, es maestra de música y de canto y, sobre todo, maestra de vida aunque tiene ceguera, artrosis múltiple y osteoporosis, entre muchos otros problemas físicos”.
“En medio de esa grabación donde empezamos a tocar valses antiguos, me cayó la ficha de aquella charla y, junto a Luis Gurevich, que se había venido a Córdoba porque es un admirador de Elvira, empezó a tomar forma el disco”, continuó.
El elenco capaz de encarnar ese cancionero clásico sumó entonces al exquisito guitarrista riojano Luis Chazarreta y el bombo legüero quedó en manos de Daniel Barrionuevo, hermano de Raly.
Ya metido en la cocina de la grabación que se desarrolló en el hogar de Ceballos en el barrio Alto Alberdi de la capital cordobesa, comentó que “de repente fuimos a la casa de Elvira y en un clima de inocencia, tranquilidad y mucho disfrute, grabamos todo en dos días”.
Allí se registraron los valses Pedacito de cielo, La pulpera de Santa Lucía, Feliz cumpleaños, mamá, Flor de lino y Temblando, las zambas Esquina al campo, Zamba de usted, Mañanitas loretanas, La atardecida y Zamba del ángel y las chacareras La atamisqueña y Chacarera del sufrido.
Para completar el cancionero, se cuentan la tonada Carta a un cuyano, la Huella sin huella y la Milonga del si volviera, a la que Gurevich le agregó un cuarteto de cuerdas integrado por Javier Waintraub, Lisandro Carreras, Laura Oliva y Mariana Levitin.
Fuente: Hoy
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