domingo, 18 de octubre de 2009

Caricias para los más chiquitos

Adriana y el Sapo Pepe, en un show pensado cuidadosamente con cariño y cuidado

Cantando con Adriana
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De: Adriana Szusterman, con María Florencia Morales, Matías Messina, Gastón Blanco y Avelén Monica. Invitado: Saúl Szusterman. Coreografías: Juli Strauch. Escenografía: Azul Borenstein. Diseño de luces: Diego H. Britti. Idea, guión y dirección: Adriana Szusterman. Auditórium de San Isidro, Libertador 16.138. Sábados, domingos y feriados, a las 16. (Mañana no hay función).

Nuestra opinión: excelente.

Hacer un espectáculo para niños pequeños requiere consideraciones especiales. Por ejemplo, conviene tener en cuenta que se realiza algo sobre un escenario a la vista de mucha gente y, al mismo tiempo, ese algo debe poder dar la sensación de intimidad, de privacidad que el niño requiere cuando todavía su mundo exterior es muy pequeño, y está habitado por caras conocidas y por amigos. Los niños menores se van armando círculos acolchados, rincones en el hogar según la hora del día, en casa, en lo de un abuelo, en el arenero, y siempre con el adulto conocido cerca.

Adriana Szusterman ha elegido la figura del círculo íntimo del jardín de infantes para ofrecerles a un público de niños pequeños sus canciones, que son también cuentos breves. Sin pretensiones de diva ni de animadora, logra un excelente equilibrio entre una figura central, más conductora que protagonista, y una figura maternal amable, cálida, con una mezcla de autoridad y de ternura, que no exagera con los diminutivos ni exige respuestas del público. Además, la platea las ofrece espontáneamente.

Con el marco de una escenografía sencilla y, a su vez, evocadora de las ilustraciones de los libros de cuentos, Adriana sale a escena y recibe a sus "amiguitos", que personifican muñecos de peluche. Aparecen el Sapo Pepe; su novia, la Sapita Pepa; un perro; un gato, y también, la "señora cucaracha". Hay títeres que son mariposas y pajaritos, y un gallo. Casi todos los personajes introducen canciones, son tímidos y le hablan a Adriana en secreto para contarle lo que les pasa. Como se hace con los juguetes al animarlos, y con las mascotas, ella traduce.

Cada uno de estos episodios desemboca en una canción que, en su mayor parte, es coreada por el público. A su vez, hay un momento de juego con la luz negra para ilustrar una canción, con una cuidadosa advertencia de la conductora, a los chicos para que no se asusten, y a los padres, para que no enciendan sus camaritas y celulares.

Todos se despiden cantando. De veras parece que han concurrido a una fiesta divertida y cariñosa.

Fuente: LA NACION

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