miércoles, 5 de mayo de 2010

Los sueños de una guerrera

EL DRAMA Y LA LEYENDA DE UNA COMBATIENTE SUBIÓ A ESCENA EN EL REGIO."

Santa Juana de América", la notable historia de Juana Azurduy se torna explicativa y documental.

Por: Luciana Fava

Una escenografía que simula los paisajes de la ciudad de Chuquisaca, en el Alto Perú. Allí transcurren los momentos claves de la vida de Juana Azurduy. Su paso por el convento; los días de batalla; las luchas solitarias; los enfrentamientos con los soldados realistas; el dolor por la muerte de sus hijos.

Esos son los sucesos que hilvanan y arman la línea de acción de Santa Juana de América, una adaptación y dirección de Hugo Alvarez e interpretada por Alejandra Flechner, Juan Palomino y Raúl Rizzo, que está en cartel desde el viernes pasado en el Teatro Regio.

El texto, escrito por Andrés Lizarraga en los '60 y estrenado en aquellos años por Oscar Ferrigno y Norma Aleandro, es casi una biografía ordenada y prolija de Azurduy. Con una dramaturgia organizada en una línea de tiempo que va desde 1809, cuando comienza a delinear su carácter político, hasta su muerte, en 1862.

La obra puede ser una oportunidad para conocer algo más del pensamiento de la protagonista. Pero el relato se vuelve demasiado explicativo y documental y no abre espacios para la interpretación del espectador ni incluye símbolos o metáforas que enriquezcan el discurso.

Además, resalta al máximo su espíritu aguerrido y combativo, sin dejar entrever matices o costados menos conocidos de su personalidad.

En el papel de Juana, Alejandra Flechner busca una transformación corporal, que en las escenas más logradas le permite imprimir una presencia sólida. Aunque, en otros tramos, se notan guiños cómicos, que no favorecen a la composición dramática.

Juan Palomino (Manuel Asencio Padilla, hombre clave en la lucha por la Independencia y marido de Azurduy) y Raúl Rizzo (el terrateniente Abelardo Acuña), por su parte, acentúan un tono rígido, que se vuelve poco favorable.

Para la puesta en escena, el director utilizó varios recursos. La escenografía, de Gabriela Fernández, reproduce un ambiente exterior, con algunos troncos y árboles caídos, que se mantienen en toda la obra, y que dan una imagen de paisaje árido.

Esto se refuerza con otros elementos visuales, que tienen poco efecto en la construcción dramática. Entre ellos, figuran la proyección de un video de Lito Cruz, como Juan José Castelli, y de escenas de las películas Tupac Amaru y Huayanay, que quedan como signos innesesarios.

Tampoco producen un impacto contundente los percusionistas en vivo, que reproducen el ritmo militar, que intentan reforzar el clima de batalla.

Es cierto que Santa Juana de América presenta un discurso fuerte: No hay que dejar que la peste muerda los valores, La panza sólo quiere comer, No hay que cambiar de gobernantes, hay que cambiar de vida son algunas de las frases dichas por los actores. Pero las palabras no convencen. O quedan como verdades gastadas.

Fuente: Clarín

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