Salida, el 8 de mayo
Proyecto de voluntariado para rescatar el patrimonio de la Patagonia
Con la convicción a cuestas de que la tarea del científico no tiene sentido si no traslada sus saberes a la comunidad, un grupo de antropólogos especializados en arqueología y alumnos de la facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP partirán pasado mañana hacia Puerto Deseado, en Santa Cruz. El objetivo: trabajar con niños del lugar sobre las riquezas arqueológicas y culturales de la Patagonia, comprender su inmenso valor histórico y la importancia de su preservación, para entender el presente de esa comunidad.
Lucía Mazzitelli, coordinadora del proyecto de voluntariado universitario denominado “Viejos y nuevos pobladores: integración y diálogo entre museos locales, la educación y la arqueología”, contó a Diagonales que “en esta primera instancia vamos a trabajar con los 255 alumnos de cuarto grado, divididos en once cursos, en las escuelas 5, 56, 66 y 87. El primer paso será trabajar en las aulas para que los chicos tengan un primer contacto con la información a través de imágenes gráficas”. La hostilidad del clima obliga a los chicos y extensionistas a posponer las salidas de campo para septiembre. Ya en terreno, “harán reconocimientos de restos arqueológicos y de las especies animales y vegetales que fueron de interés de los grupos cazadores y recolectores que habitaron la región”, agregó Mazzitelli.
Las piezas arqueológicas son historia viva. Dan cuenta de la forma de vida de los primeros pobladores del lugar, así como de sus costumbres, actividad económica, disponibilidad y uso de los recursos, de cómo se fue modificando el medioambiente, entre otros aspectos.
“Los arqueólogos hacemos, en última instanica, historia. Esa historia de la que no dan cuenta los libros; anterior a la escritura”, sintetizó Alicia Castro, directora del proyecto, con una trayectoria de 13 años de trabajo en la costa santacruceña.
Las científicas constataron que “en las instituciones educativas, las currículas y los programas relativos a la Historia que se enseñan y aprenden en los niveles primarios y secundarios, son la versión institucionalizada de un proceso no contextualizado que comienza con la colonización europea de Patagonia y que, de existir información sobre grupos indígenas, está referida a los momentos de contacto hispano indígena”. Esa situación –indicaron– deriva en “impacto antrópico negativo sobre los restos arqueológicos”, dado, por ejemplo, por construcciones urbanas, sondeos petroleros, mal uso del espacio y turismo descontrolado.
Mazzitelli indicó que en la primera etapa, que comienza el 8 de mayo, analizarán y problematizarán con los chicos sus representaciones del pasado. Para eso, trabajarán con materia experimental que llevarán desde el Museo de La Plata, otros sin nomenclar, restos arqueológicos como puntas de flechas o huesos y elementos que simulan ser extraídos de una excavación que reportan, por ejemplo, qué actividad económica desarrollaban los pobladores.
Fuente: Diagonales
Proyecto de voluntariado para rescatar el patrimonio de la Patagonia
Con la convicción a cuestas de que la tarea del científico no tiene sentido si no traslada sus saberes a la comunidad, un grupo de antropólogos especializados en arqueología y alumnos de la facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP partirán pasado mañana hacia Puerto Deseado, en Santa Cruz. El objetivo: trabajar con niños del lugar sobre las riquezas arqueológicas y culturales de la Patagonia, comprender su inmenso valor histórico y la importancia de su preservación, para entender el presente de esa comunidad.
Lucía Mazzitelli, coordinadora del proyecto de voluntariado universitario denominado “Viejos y nuevos pobladores: integración y diálogo entre museos locales, la educación y la arqueología”, contó a Diagonales que “en esta primera instancia vamos a trabajar con los 255 alumnos de cuarto grado, divididos en once cursos, en las escuelas 5, 56, 66 y 87. El primer paso será trabajar en las aulas para que los chicos tengan un primer contacto con la información a través de imágenes gráficas”. La hostilidad del clima obliga a los chicos y extensionistas a posponer las salidas de campo para septiembre. Ya en terreno, “harán reconocimientos de restos arqueológicos y de las especies animales y vegetales que fueron de interés de los grupos cazadores y recolectores que habitaron la región”, agregó Mazzitelli.
Las piezas arqueológicas son historia viva. Dan cuenta de la forma de vida de los primeros pobladores del lugar, así como de sus costumbres, actividad económica, disponibilidad y uso de los recursos, de cómo se fue modificando el medioambiente, entre otros aspectos.
“Los arqueólogos hacemos, en última instanica, historia. Esa historia de la que no dan cuenta los libros; anterior a la escritura”, sintetizó Alicia Castro, directora del proyecto, con una trayectoria de 13 años de trabajo en la costa santacruceña.
Las científicas constataron que “en las instituciones educativas, las currículas y los programas relativos a la Historia que se enseñan y aprenden en los niveles primarios y secundarios, son la versión institucionalizada de un proceso no contextualizado que comienza con la colonización europea de Patagonia y que, de existir información sobre grupos indígenas, está referida a los momentos de contacto hispano indígena”. Esa situación –indicaron– deriva en “impacto antrópico negativo sobre los restos arqueológicos”, dado, por ejemplo, por construcciones urbanas, sondeos petroleros, mal uso del espacio y turismo descontrolado.
Mazzitelli indicó que en la primera etapa, que comienza el 8 de mayo, analizarán y problematizarán con los chicos sus representaciones del pasado. Para eso, trabajarán con materia experimental que llevarán desde el Museo de La Plata, otros sin nomenclar, restos arqueológicos como puntas de flechas o huesos y elementos que simulan ser extraídos de una excavación que reportan, por ejemplo, qué actividad económica desarrollaban los pobladores.
Fuente: Diagonales
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