jueves, 6 de mayo de 2010

Un documentalista berissense recoge la mirada de los otros

Marcelo Gálvez: “Cuento historias sencillas pero universales”, señaló el realizador

“Es una película complementaria a una primera que realicé en ese lugar, y cuenta hipotéticamente un día de trabajo en una escuela de trabajo donde conviven docentes criollos con indios wichís, y toda la problemática educativa que eso conlleva. Dificultades en el aprendizaje, de entender el idioma. Mauro Wichí es la continuación de esa primera parte, en la que Mario que en aquel momento era un chico, extraña escuela, extraña irse y siente que en la escuela secundaria no lo tratan igual.

“Dos años después volvimos a ver que pasaba con Mauro, como un ejemplo de lo que pasa con tantos chicos de la comunidad Wichí, a los que les cuesta muchísimo insertarse por afuera de las comunidades”, explicó a Diagonales el realizador Mauro Gálvez sobre su documental Mauro Wichí, continuación de su Maestro de dos mundos (2007). Por estos días, además este realizador platense culminó el rodaje en la ciudad de Berisso de otro film basado en la vida de Cipriano Reyes, el recordado dirigente sindical que cumplió un papel fundamental en la emblemática movilización del 17 de octubre de 1945.

Maestro de dos mundos (Tochewenyajwus hoteswasi lachentes) fue grabado en Carboncito, un pequeño pueblo de la provincia de Salta, cuya población (unos 700 habitantes) es toda de origen wichí. En ese lugar, desde hace unos años, un grupo de maestros desarrolla un innovador método de enseñanza, que produce una notable integración de los niños aborígenes al sistema educativo, ya que aprenden a leer y escribir en su propia lengua, el wichí.

El trabajo desarrollado por los maestros es notable, y ha transformado a la escuela en un pilar fundamental de la comunidad, generando soluciones a los múltiples problemas que afectan a la gente y marcado un camino de esperanza para las futuras generaciones de esas comunidades.

El film recoge esa notable experiencia y alterna el relato entre el wichí y el castellano.
En su continuación, Mauro Ferreyra de 15 años, el protagonista, se debate entre asistir a la escuela secundaria o lograr su supervivencia. Paralelamente a esta historia se construye otro relato, que introduce una nueva problemática para estas comunidades, la desaparición del monte chaqueño en pos del desarrollo social y económico.

“Para entender un poco como esa realidad, hay que saber que ellos viven en comunidades donde son todos wichís, hablan su idioma y bajo las costumbres de su cultura. Y la salida de esos pueblos es muy difícil por cuestiones obvias, económicas, dificultades para relacionarse. La película busca mostrar su modo de ver el mundo, con las tensiones que se producen con la cultura occidental”, explicó Gálvez, quien no dudó en remarcar que “una de las dificultades que se les presenta a estas comunidades, es la de generar egresados de su propio seno.

La situación de los pueblos wichí es muy complicada sobre todo a partir de la proliferación de la soja y el desmonte, que para ellos implica una pérdida de las costumbres culturales, que tienen que ver con la relación con el monte, y la adaptación a nuevas costumbres, que es todo un proceso muy traumático. Y la expansión de la frontera agrícola es casi un certificado de defunción a nivel cultural, porque su cultura está basada en la relación que establecen con el monte”.

Mientras existan miradas lúcidas y reveladoras como la de Marcelo Gálvez, el olvido y la devastación histórico-cultural no pasarándesapercibidos para nadie.

Fuente: Diagonales

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