LA PATRIA CUMPLE 200 AÑOS
Después de tres años y medio con su sala cerrada, lució restaurado y con sus colores más brillantes. El programa artístico fue impecable, con extractos de La boheme, el Lago de los cisnes y Huemac.
Por: Eduardo Slusarczuk
Tardó en llegar, pero al final hubo recompensa. Después de casi tres años y medio, anoche, el Teatro Colón reabrió sus puertas, y cerró, en parte, un capítulo de idas y venidas, postergaciones y conflictos.
Hubo una previa, para quienes no tuvieron la posibilidad de entrar en las sala principal. Ese espacio que atesoró, y sigue atesorando, según las primeras impresiones, una de las mejores acústicas del mundo.
Casi una hora antes de que desde el foso de la orquesta comenzara a sonar el Himno Nacional, sobre la fachada que da a la avenida 9 de Julio, un arsenal de proyectores imprimia sobre los muros buena parte de la historia del Teatro.
En simultáneo, por la alfombra roja de la calle Libertad, enmarcados por una guardia de integrantes del Regimiento de Patricios, ingresaban al edificio histórico, iluminado apleno, los invitados especiales, que minutos después asistirían al fin del silencio de la sala centenaria.
Funcionarios, intelectuales, artistas, personajes de la farándula, empresarios, dirigentes políticos, dieron lugar a un desfile que ofrecía, en algunos, la emoción del regreso a un lugar querido, y en otros, la sorpresa de transitar por vez primera un territorio inexplorado.
Sin aquellas vitrinas que antaño exhibían parte del vestuario inmemorial, viejos instrumentos que hacían a la historia de la casa, y por sobre todo mucho polvo, el foyer lució su tonalidad más clara, fruto del trabajo de recuperación de los estucos, la limpieza de sus luminarias y la ayuda de varios reflectores ad hoc.
Escaleras arriba, saludos formales, abrazos emocionados y ojos desorientados en busca de la ubicación correcta. Allí, mientras Horacios Sanguinetti, ex director del Colón, comentaba su alegría "por ver que el teatro, por el que uno tanto ha trabajado, vuelve a estar abierto", el empresario teatral Lino Patalano resaltaba la calidad de la restauración, "realizada a fondo".
Algo más al costado, al pie de la escalera que conduce al salón Dorado, el productor televisivo Claudio Villaruel explicaba la "importancia de recuperar un ícono de la cultura argentina", mientras otro ex director, el historiador Pacho O´Donnell, destacaba la necesidad de abrir el teatro a un abanico de público más amplio.
Mientras, adentro, allí donde la memoria guarda el eco de las voces más importantes de la lírica, los recuerdos de muchos de los mayores nombres de la danza y la música, cada centímetro de superficie, cada ornamento, cada pliegue de sus textiles, invitaba a comprobar el resultado de los trabajos de cientos de artesanos que le devolvieron a la sala, según los especialistas, sus rasgos originales.
Dorados más vivos en los ornamentos, tonos más apagados en las paredes, trazos más definidos en los frisos, figuras con mayor relieve en los textiles. Nadie que haya estado anoche en el máximo coliseo argentino podrá decir que nada cambió.
En ese marco, a las 20.49 horas, tras un aplaudido ingreso del jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien se ubicó junto al presidente de la República del Uruguay, en el embanderado palco presidencial, el Himno primero, y la Danza de Huemac después, dieron comienzo a la programación de la pirmera función del Colón, después de la restauración más grande a la que haya sido sometido en sus 102 años de vida.
La velada artística siguió con la tercera parte del Lago de los Cisnes, en un escenario reducido, antes del intérvalo de 20 minutos que triplicó su duración merced a los saladitos, las copas de vino y champán, y las amigables tertulias que se extendieron a un remozado Salón Dorado.
Allí, como en el foyer, los colores de paredes y solados lucen también más claros que antes de la intervención. Allí, Sergio Renán no ocultaba su sensación de satisfacción. "Es una sensación rara, ver al teatro así", decía a sus interlocutores, y concluía: "Es verdad que, en parte, se convirtió en un espacio de elite. Pero también es cierto que el Colón es mucho más que eso. debe ser mucho más que eso."
Hubo una segunda parte artística, de la mano del segundo acto de La Bohéme, de Giacomo Pucini. Una manera de festejar en escena con todos los cuerpos estables del Teatro a pleno. una manera de mostrar que el Colón está nuevamente en marcha.
Es verdad que quedan cosas por hacer. Espacios que aún permanecen en obra. Que queda por delante la construcción del sector destinado al instituto Superior de Arte y al Centro de Documentación. Que queda por resolver la situación de trabajadores que fueron desplazados por una refuncionalización.
Pero también es cierto que, a siete años de haberse puesto en marcha el Master Plan, la reapertura del teatro más importante de la Argentina, y uno de los más reconocidos del mundo merecía volver a estar abierto. Ahora el público puede juzgar y disfrutar del resultado.
Fuente: Clarín
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