domingo, 9 de mayo de 2010

Una comedia carente de brillo y reiterativa

Sofía Elliot, Pasta Dioguardi y Brenda Gandini no logran salvar a este flojo montaje

Tres personajes en un pequeño departamento

Abrázame Autor : Daniel Delbene. Intérpretes: Brenda Gandini, Pasta Dioguardi, Sofia Elliot. Diseño de escenografía: Ana Repetto. Diseño de vestuario: Alfredo Miranda. Diseño de luces: Tito Romero. Diseño de sonido: Osvaldo Mahler. Asistente de dirección: Camila Pérez Fadol. Asistente general: María Agustina Monti. Dirección: James Murray. En el teatro Los Ángeles (Corrientes 1764). Funciones: jueves, viernes y sábados a las 21, domingos a las 20. Duración: 70 minutos.
Nuestra opinión : regular

En un pequeño departamento de Buenos Aires, una joven prostituta recibe la visita de un hombre que busca algo más que un momento de placer. La joven se parece mucho a su ex esposa y él intenta encontrar, en esa breve relación, algo de la pasión que aún siente por aquella. Pero los acontecimientos se van tornando complejos. Comienzan a suceder una serie de situaciones en las que los enredos van develando la verdad de cada uno de los personajes. A la pareja en cuestión se suma una amiga de infancia de ella, verdadero movilizador de la trama. Las máscaras caen y, cada uno de esos seres, dará cuenta de una vida que sólo podrá dejar de ser patética si algo de ellos, íntimo y profundo, se pone en valor.

El texto de Daniel Delbene expone un interesante punto de partida, pero las situaciones de su texto se prolongan o reiteran haciendo que los personajes pierdan algo de su valor natural. Los diálogos no siempre dan cuenta, con justeza, de los intrincados mundos personales de los seres que moldea y, en muchos casos, expresan cierta banalidad que opaca unas conductas que podrían tener mayor brillo.

La dirección de James Murray es sumamente lineal. Conduce el juego tratando de rescatar cierta picardía -con algunos guiños al espectador-, pero deja de lado mucho del dramatismo que cargan los personajes. Así, la acción progresa por carriles donde la frivolidad se torna moneda corriente y la historia empequeñece.

En lo actoral, los intérpretes se adaptan bien a la propuesta, pero tienen pocas posibilidades de crecimiento frente a un material y una dirección de cualidades tan poco potentes.

Carlos Pacheco
Fuente: La Nación

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