BELLEZA VISUAL UNO DE LOS SOPORTES DE UN ESPECTÁCULO DE ALTO VUELO.
"El amante del amor" Los sonetos de Shakespeare, a través de Helena Tritek.
Por: Sandra Commisso
El amor, la locura, la vejez, el miedo al paso del tiempo, la belleza y el egoísmo, la muerte. Los temas que obsesionaron a Shakespeare quedaron plasmados, sobre todo, en sus sonetos. Y con esa materia prima, la directora Helena Tritek dio a luz su puesta en escena más reciente, El amante del amor.
Victoria Almeida, Stella Brandolín, Mariano Gladic, Roberto Romano y Alejandro Viola forman el elenco que recorre los 18 sonetos de uno de los nombres más importantes de la dramaturgia universal. Y así Shakespeare, sinónimo de teatro, se transforma gracias a la mano de Tritek en sinónimo de poesía, buceando en el lado menos experimentado del autor inglés.
La potencia visual de la puesta es tan contundente como efímera. A cada fragmento de texto le corresponde un imagen exacta, pensada hasta el último detalle, aún cuando muchas de esas imágenes sean apenas pinceladas, destellos fugaces.
Las luces crean climas e incluso microclimas en el casi siempre despojado escenario. El vestuario también compone y contribuye a dar forma a los cuadros en un sentido literal y pictórico: una figura blanca recortada sobre lo negro; sombras acechadas por un haz de luz; el detalle de un sombrero rojo y un pañuelo etéreo van llevando al espectador a un mundo de fantasía, entre onírico y de cuento infantil. Algunos máscaras al estilo de la Comedia dell'Arte son un recurso efectivo para aportar, además, cierto aire que no distingue demasiado entre el humor y el horror.
Si bien los grandes enigmas shakespeareanos son los mismos que atraviesan al resto de la humanidad, el hecho de que aparezcan en estos sonetos, publicados recién después de su muerte, le dan un halo de dramatismo extra.
El juego constante de opuestos (la codicia y el despojo; la juventud y la vejez) se sucede sin necesidad de una historia concreta, sino que se dejan llevar por la inercia de las palabras propuestas por el autor y potenciadas por la directora.
Las actuaciones. especialmente las de Victoria Almeida y Alejandro Viola (que acá está bien lejos de su máscara más conocida, la del Chino, líder de Los Amados), compaginan muy bien la trama que tienen entre manos. Los cuerpos, las voces (en la palabra y en el canto) son una muestra de lo más puro del teatro o del teatro en su estado más puro. Los actores resultan una amalgama liviana y dúctil puesta al servicio de lo que se está escenificando.
Y asi, el espectador se siente constantemente atraído por la belleza y repelido por el horror que suceden en el escenario. Belleza y horror sutiles, sí, pero suficientes para conmover en algo al que está dispuesto a dejarse. Una vez más, Tritek (que ya trabajó con poetas como Pessoa, Trakl y Maiacovsky, entre otros) prueba, experimenta, y se sale del molde. Por suerte.«
"El amante del amor", sobre sonetos de William Skakespeare, se presenta los viernes a las 21 en el Patio de Actores: Lerma 568.
Fuente: Clarín
"El amante del amor" Los sonetos de Shakespeare, a través de Helena Tritek.
Por: Sandra Commisso
El amor, la locura, la vejez, el miedo al paso del tiempo, la belleza y el egoísmo, la muerte. Los temas que obsesionaron a Shakespeare quedaron plasmados, sobre todo, en sus sonetos. Y con esa materia prima, la directora Helena Tritek dio a luz su puesta en escena más reciente, El amante del amor.
Victoria Almeida, Stella Brandolín, Mariano Gladic, Roberto Romano y Alejandro Viola forman el elenco que recorre los 18 sonetos de uno de los nombres más importantes de la dramaturgia universal. Y así Shakespeare, sinónimo de teatro, se transforma gracias a la mano de Tritek en sinónimo de poesía, buceando en el lado menos experimentado del autor inglés.
La potencia visual de la puesta es tan contundente como efímera. A cada fragmento de texto le corresponde un imagen exacta, pensada hasta el último detalle, aún cuando muchas de esas imágenes sean apenas pinceladas, destellos fugaces.
Las luces crean climas e incluso microclimas en el casi siempre despojado escenario. El vestuario también compone y contribuye a dar forma a los cuadros en un sentido literal y pictórico: una figura blanca recortada sobre lo negro; sombras acechadas por un haz de luz; el detalle de un sombrero rojo y un pañuelo etéreo van llevando al espectador a un mundo de fantasía, entre onírico y de cuento infantil. Algunos máscaras al estilo de la Comedia dell'Arte son un recurso efectivo para aportar, además, cierto aire que no distingue demasiado entre el humor y el horror.
Si bien los grandes enigmas shakespeareanos son los mismos que atraviesan al resto de la humanidad, el hecho de que aparezcan en estos sonetos, publicados recién después de su muerte, le dan un halo de dramatismo extra.
El juego constante de opuestos (la codicia y el despojo; la juventud y la vejez) se sucede sin necesidad de una historia concreta, sino que se dejan llevar por la inercia de las palabras propuestas por el autor y potenciadas por la directora.
Las actuaciones. especialmente las de Victoria Almeida y Alejandro Viola (que acá está bien lejos de su máscara más conocida, la del Chino, líder de Los Amados), compaginan muy bien la trama que tienen entre manos. Los cuerpos, las voces (en la palabra y en el canto) son una muestra de lo más puro del teatro o del teatro en su estado más puro. Los actores resultan una amalgama liviana y dúctil puesta al servicio de lo que se está escenificando.
Y asi, el espectador se siente constantemente atraído por la belleza y repelido por el horror que suceden en el escenario. Belleza y horror sutiles, sí, pero suficientes para conmover en algo al que está dispuesto a dejarse. Una vez más, Tritek (que ya trabajó con poetas como Pessoa, Trakl y Maiacovsky, entre otros) prueba, experimenta, y se sale del molde. Por suerte.«
"El amante del amor", sobre sonetos de William Skakespeare, se presenta los viernes a las 21 en el Patio de Actores: Lerma 568.
Fuente: Clarín
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