HERMANADOS CUANDO ESTALLÓ EL GOLPE DE PINOCHET EN CHILE, LOS JAIVAS ESTABAN EN BUENOS AIRES. Y SE QUEDARON AQUÍ.
Después de once años, a tocar en Buenos Aires. Habrá temas clásicos y nuevos.
Luego de once años, vuelven Los Jaivas a Buenos Aires y durante dos noches -el 28 y el 29 en el N/D Ateneo- renovarán un ritual que era costumbre en los primeros años de la década del 70, cuando formaban parte del rock nacional, pese a provenir de Chile. El golpe de Pinochet los encontró de gira por la Argentina, se instalaron en Zárate y fueron presencia habitual en los escenarios porteños con su fusión de ritmos latinoamericanos con rock.
Luego volvió el exilio, muchos años en Europa, la pérdida de algunos músicos y un recambio generacional. Sin embargo, Los Jaivas parecen indestructibles.
"El grupo es una elección de vida. Algo que empezó como un juego en la adolescencia. A diferencia de otros grupos que se arman alrededor de una propuesta musical, el lenguaje y nosotros mismos crecimos juntos. La opción por la música es lo que nos ha mantenido unidos tanto tiempo y nos ha permitido superar todas las dificultades", explica Claudio Paz, tecladista y el único veterano que participa de la entrevista. El resto está conformado por una nueva generación que incluye a Juanita Parra, que toca la batería, Carlos Cabezas (guitarra y charango) y Francisco Bosco (saxos y flauta). El grupo se completa con Mario Mutis (bajo y voz) y Ankatu Alquinta (guitarra), ambos ausentes con aviso. La dama del grupo es la que toma la palabra: "Todos estamos aprendiendo. Para mí, Los Jaivas ha sido y sigue siendo una escuela."
Sobre esta idea, Paz insiste en que "la creación es colectiva, el grupo es el ente que crea. Las pérdidas que sufrimos (la muerte de dos de los fundadores) quiebra la armonía. Las generaciones que llegan traen una nueva armonía."
Pero no hay quiebre generacional, los viejos tiempos marcan los actuales. Lo deja claro Bosco: "Me gusta más Jimi Hendrix y Led Zeppelin que Oasis."
A la hora de pensar cómo encaja el rock con los ritmos latinoamericanos, la respuesta se toma un tiempo: "Tanto el rock como las músicas étnicas comparten una cosa mántrica, por eso se fusionan tan bien. Uno podría estar horas con una guitarra eléctrica, un tambor o una flauta", dice Paz que monopoliza la palabra, pero Bosco alcanza a acotar "Lo que hay de rock es el sonido, lo que estamos tocando es folclore."
¿Y cómo reciben la propuesta públicos poco familiarizados con los ritmos latinoamericanos?
Juanita Parra: En general, hay curiosidad y sorpresa, sobre todo ante la mezcla, porque lo que están esperando es algo más tradicional. Nos pasó en China, ver a los niños bailando. En Europa hay más distancia, allí somos exóticos, pasan nuestra música por el intelecto. En Latinoamérica, nos escuchan directamente con el corazón.
¿Qué significó la estadía en la Argentina?
Para el grupo fue el momento de la madurez. En Chile no teníamos feedback. El periodismo de espectáculos no se ocupaba de gente como nosotros. Y nos diferenciábamos de Quilapayún o Inti Illimani, que acentuaban lo político, mientras que nosotros apuntábamos más a lo humano. Y el rock era bien anglosajón. Llegar aquí fue encontrar quien nos escuchara y una tecnología que no había en Chile. Creo que mi forma de tocar el piano -con grandes acordes- se debe a tratar de hacerme escuchar en medio del barullo (risas). Nos quedamos alucinados con la gran diferencia con Santiago que nos parecía tan provinciano. Tomamos contacto con Arco Iris, con quienes teníamos mucha afinidad de lenguaje musical y de filosofía. Decidimos quedarnos y ponernos a aprender a vivir en un medio profesional. Y nos llevamos una base fundamental para continuar con lo nuestro en Europa.
Bosco no se muestra muy de acuerdo cuando se le menciona que no hay muchos continuadores de su propuesta musical. "Hay un montón de gente que se acerca a nuestros recitales para traernos su material. Son los medios los que no toman en cuenta que hay toda una movida que busca trabajar con los ritmos folclóricos dándoles una nueva forma. Y el estado chileno se ha desligado de la cultura, lo que resta espacio y posibilidades para las nuevas expresiones, pese a la cantidad de músicos que hay en el país. Esperemos que lo que no hacen los medios y el gobierno, lo resuelva Internet."
Hay tiempo para que Cabezas salga del silencio y se refiera en términos entusiastas a la versión que hizo Soledad de Todos juntos -grandes éxito de Los Jaivas- y para que Paz prometa un recital que mezcle los viejos temas con algunas novedades. Al fin y al cabo, es lo que ocurre en los reencuentros cuando son demorados.
Fuente: Clarín
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