martes, 11 de mayo de 2010

Kuropatwa en technicolor: un homenaje al artista argentino

En el Centro Cultural Islas Malvinas de La Plata

Las últimas obras del fotógrafo se expondrán hasta el 30 de mayo

"En estas obras, Alejandro Kuropatwa deja de lado todo procedimiento experimental para concentrarse en una poética de la imagen pura y dura. Hace del objeto un todo, centra la imagen y elimina toda posible distracción de la escena, en una intensa polaridad entre el ascetismo y el esplendor simultáneo de los objetos". Así presenta el curador Andrés Duprat a la muestra titulada Kuropatwa en technicolor, que se inauguró el viernes en la sala A del Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51).

Esta exposición de uno de los "cinco mejores artistas visuales de la Argentina", como lo instituyó el premio Konex que Alejandro Kuropatwa recibió en 1993, reúne obras de las series de sus últimos años de vida: Cóctel (1996), Yocasta (2000), Mujer (2001), Flores (2002) y Naturalezas muertas (2002).

"Si bien son series autónomas, el conjunto articula conceptos recurrentes en el artista, que atraviesan toda la muestra; el empleo de grandes formatos, el uso intensivo del color, los objetos individualizados, la sustracción de elementos de contexto, la manía por el detalle magnificado y la carga conceptual manifiesta construyen una estética inquietante que circula por estas series", detalló el curador, quien agregó que "la muestra se completa con una selección de retratos de distintas épocas, una obsesión que el artista alimentó a través de los años".

El artista. Alejandro Kuropatwa nació cerca del mediodía del 22 de octubre de 1956 en Buenos Aires. A los 18 años empezó a vincularse con el arte y estudió pintura con Jorge Demirjian y, al mismo tiempo, aprendió con Oscar Smoje.

Se instaló en Nueva York a los 23 años y asistió al Fashion Institute of Technology y a la Parsons School of Design y obtuvo el Master of Fine Arts con la especialización en fotografía. Dos años más tarde continuó con sus estudios y realizó sus primeras experiencias con imágenes desenfocadas, trabajos que más tarde se agruparían bajo el nombre Fuera de Foco.

Luego de la experiencia que adquirió en Estados Unidos y en Europa, Kuropatwa regresó a la Argentina y al poco tiempo los médicos le comunicaron que estaba enfermo de sida: "Me infecté en Nueva York. Antes de tener un diagnóstico yo ya sabía", declaró a los medios, y agregó que cuando se encontraba de viaje, "en Buenos Aires la gente creía que Nueva York era discoteca, discoteca, discoteca, pero ya para 1981 era ambulancia, ambulancia, ambulancia".

Con el regreso de la democracia al país, la cultura llamada "under" se difundió en múltiples formatos y locaciones, proponiendo la ampliación de los límites de lo que hasta entonces había sido considerado arte. Se vivía un paralelismo entre la "fiesta" neoyorkina de los '80 y la explosión apasionada de las manifestaciones vanguardistas de Buenos Aires y esa coincidencia de acontecimientos fue lo que facilitó el desembarco de Alejandro Kuropatwa.

En 1996 comenzó un tratamiento en Estados Unidos para revertir el avance del sida y declaró "volví a creer en la vida. Estaba paranoico y sin luz. (...) Ahora que estoy mejor deseo compartir mi felicidad con la gente". Pero el 5 de febrero de 2003, luego de estar varias veces internado, falleció.

La exposición Kuropatwa en technicolor, es "un homenaje a la calidad de su persona y a su heroísmo de artista; una primera tentativa de dejar constancia de su admirable legado estético", según las palabras de Andrés Duprat.

Fuente: Diagonales

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