Dos obras emblemáticas, como el ballet Estancia y la ópera Ainadamar, dan cuerpo y fuerza a la celebración
Al cierre de esta edición, se llevaba a cabo la función de la reapertura del Teatro Colón, en el marco de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo. La palabra "gala" no figuraba en el convite, pero, en un rincón de la invitación, escueto y contundente, estaba escrito "traje oscuro". Mañana, también con exigencia de "vestimenta formal", en el Teatro Argentino de La Plata, tendrá lugar la función de gala en celebración del Bicentenario de la Argentina. Un ballet en la capital nacional, un ballet en la capital provincial. Una ópera acá, otra ópera allá. Pero hay diferencias sustanciales.
Ayer, en la calle Libertad, en buenísima hora, tenía lugar la reapertura del Colón después de largos tiempos de zozobra y de indefiniciones. El Bicentenario fue meramente el marco. Por eso, más allá del Himno de rigor, sonaron Tchaikovsky y Puccini, músicos europeos con obras del siglo XIX. La historia del Colón fue la que atravesó esa fiesta de rigurosa gala y demasiadas caras extrañas, muchas de las cuales, obviamente, no volverán a aparecer por el teatro. En cambio, en el Argentino, lo que se festeja es el Bicentenario, así, a secas, y para el evento, con sabio criterio, fueron escogidas dos obras emblemáticas y de profundos contenidos simbólicos. En primer lugar, se ofrecerá un ballet de Ginastera, sin lugar a dudas e históricamente tomado, el más notable y trascendente de los compositores académicos argentinos. Y después, una ópera de Osvaldo Golijov, a pura redundancia, el más notable y trascendente de los compositores argentinos del siglo XXI, afirmación ésta que habrá de despertar, como corresponde, polémicas, dudas y recelos cuando no enconadas invectivas.
La gala del Argentino se abre con la suite de Estancia , el maravilloso y emblemático ballet que Ginastera escribió, en 1941, por pedido del American Ballet Caravan. El estreno del ballet se complicó porque la compañía se disolvió y sólo fue presentado, como una suite de concierto en 1943. Desde entonces, en este formato, que incluye cuatro danzas reelaboradas desde la partitura original, Estancia , con su malambo final como joya indiscutible, es una obra paradigmática del nacionalismo musical argentino. Esta suite será la que ofrecerá el Ballet Estable del Argentino, en la versión coreográfica de Carlos Trunsky, dirigido por Rodolfo Lastra. Además de los sonidos de Ginastera, se incluyen frases y palabras del Martín Fierro , de José Hernández.
Si bien Estancia es una obra excepcional en el panorama musical argentino, en esta ocasión, puede llegar a ser, tal vez, la mitad menos llamativa de este espectáculo. Porque después del ballet llegará el estreno argentino de Ainadamar , la ópera de Osvaldo Golijov, hoy por hoy uno de los compositores más renombrados y requeridos del planeta. Formado en la Argentina, en Israel y residente en Estados Unidos desde hace más de veinte años, Golijov venía desarrollando una carrera razonable como compositor ecléctico y variado, con un discurso conformado con recursos procedentes tanto de la academia como de las más disímiles culturas musicales, hasta que rompió con todos los vaticinios cuando, en 2000, compuso La pasión según San Marcos , en ocasión de los doscientos cincuenta años del fallecimiento de Bach. El compacto registrado por el sello Hänssler produjo un cisma y unos niveles de aceptación extrañamente vistos para una obra contemporánea. Desde entonces, Osvaldo sigue concitando atenciones desmesuradas. Como testimonio del respeto que merece su creación, baste con recordar que, en 2006, el Lincoln Center de Nueva York, llevó adelante La p asión de Osvaldo Golijov, un festival en el que se interpretaron sus obras más significativas y que tuvo como marco llenos totales.
Ainadamar , "la fuente de las lágrimas", es la ópera de Golijov que se ofrecerá en el Argentino. Estrenada en 2005, relata, en tres actos/imágenes, la vida y muerte de Federico García Lorca, según es recordada y protagonizada por Margarita Xirgu. Como en la mayor parte de las creaciones de Golijov, en Ainadamar hay también componentes devenidos de la música popular que, según es su costumbre, no son adecentados o adaptados a normas académicas, sino que conservan todas las rugosidades, asperezas y sabores de su ámbito original.
En este caso, son componentes del flamenco los que rodean a García Lorca. En el elenco están Franco Fagioli, Graciela Oddone, Patricia González y Jesús Montoya y la puesta es de Claudia Billourou. En el ballet y en la ópera participa la Orquesta Estable dirigida por Rodolfo Fischer. Después de la gala del Bicentenario, el espectáculo será reiterado el viernes, a las 20.30, y el domingo, a las 17. Y no es para dejarlo pasar. Definitivamente, la suma Ginastera y Golijov es una tentación irresistible, un verdadero lujo para festejar el Bicentenario.
Pablo Kohan
1 comentario:
muy atractiva la nota!
saludos!
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