martes, 11 de mayo de 2010

"Cuarenta y tantas...": Atrapada... con salida

Por IRENE BIANCHI

"Patricia" es una mujer de cuarentaitantos. Toma un taxi para ir a su sesión de terapia. En ese diálogo "en off" con el taxista, el espectador va descubriendo aspectos de su personalidad. Se la oye más bien insegura, temerosa, titubeante, siempre dándole la razón al otro, con baja autoestima, priorizando a los demás antes que a ella misma (le cede el primer taxi a otra persona, aunque ella lo había parado).

Llega a destino, sube al ascensor, con tal mala suerte que éste se detiene entre pisos y allí queda ella, sola, encerrada, angustiada, acosada por miedos y sombras. Esta situación límite funciona como disparador de recuerdos, fobias, fantasías, y -casi sin proponérselo- Patricia pasa revista a su vida, desde la infancia hasta el momento actual, revisando todos los vínculos con su entorno más cercano. Esta suerte de asociación libre está matizada por breves diálogos con la portera del edificio, quien- lejos de tranquilizarla- no hace más que avivar su desesperación.

Así está estructurado este unipersonal de Alejandra Donnes, con raccontos y flashbacks, yendo y viniendo en el tiempo, dándole a Ana María Cores la posibilidad de lucirse como la versátil actriz que es. No sólo encarna a Patricia, sino también a su displicente madre, a su indiferente padre, a sus fieles amigas de la adolescencia, a su primer novio devenido en marido, a su hija, a su amante fugaz, a su terapeuta. De pronto todos ellos pueblan ese diminuto ascensor, obligándola a enfrentarse consigo misma, en una improvisada sesión de autoanálisis. Y afloran así los mandatos, las carencias, las frustraciones, las asignaturas pendientes, los sueños postergados, las broncas contenidas, las heridas que nunca parecen haber cicatrizado. Uno a uno, esta anti-heroína va exorcizando a todos sus fantasmas, liberándose de la pesada mochila de su pasado, para vislumbrar la esperanza de un renacer, un nuevo comienzo en el "aquí y ahora", haciendo las paces con ella y los demás.

Ana María Cores tiene sobrados recursos actorales para lucirse en un espectáculo unipersonal. Hasta canta una versión de la inolvidable "Maybe this time" ( Liza Minelli, "Cabaret"), letra más que apropiada para esta mujer que aprovecha una circunstancia fortuita para reordenarse y priorizarse, por primera vez en la vida.

La puesta en escena de Javier Pironi responde al lema "menos es más". Con una absoluta economía, en cuanto a escenografía, utilería y vestuario, el director centra el protagonismo absoluto en la actriz, que va creando con sus gestos, voces, silencios, miradas y movimientos, todo lo que el espectador termina viendo como si estuviera ahí.

"Cuarenta y tantas...": un espejo unisex, en el que hombres y mujeres pueden verse reflejados.

Fuente: El Día

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