martes, 11 de mayo de 2010

Cuando el circo expande sus alas

Anteayer culminó el festival que organizó el gobierno porteño

En los últimos días del encuentro escénico, brilló Totem de Cirque , un cautivante montaje llegado de Francia

Con una gala de cierre a cargo de Gastón Elie (el primer argentino que integró el Cirque du Soleil), anteanoche culminó la segunda edición del Festival Polo Circo. Durante 11 días, esta movida organizada por el gobierno porteño reunió a más de 60.000 personas que, por lo pronto, confirmaron que la "marca" circo está tan instalada en el inconsciente colectivo que, con evocarla, hay un espectador cautivo fiel y numeroso que acude a la cita aunque desconozca los nombres de las compañías.

Claro que, según el criterio del circo contemporáneo, a veces ese mismo público (básicamente, los chiquitos) a veces quedan un tanto desconcertados por la propuesta estética que se les abre ante los ojos y lo que pensaban que iban a ver. Es que... ¿cómo esa familia que fue con sus hijos no va a quedar desorientada frente a un espectáculo como Totem de Cirque, que, por ejemplo, termina con sus casi 20 acróbatas cantando a cappella "Non, je ne regrette rien", de la gran Edith Piaf? Como dijo su director, Fabrice Champion, para ellos, la acrobacia es un pretexto.

Quizá queda pensar que, en la mayoría de las propuestas internacionales vistas por este cronista, las habilidades circenses (que manejan con un nivel superlativo) ofician de excusas para desplegar una poética escénica en la que la mixtura de las distintas artes se convierte en la línea madre. Esto no quiere decir que estos artistas renieguen del circo; todo lo contrario. Reivindican su raíz cirquera para indagar otras aguas más resbaladizas e inquietantes en términos escénicos.

Hacia adelante

Luego de dos ediciones y a la luz de esta programación imaginada por Gabriela Ricardes, directora del encuentro escénico, de aquí en adelante el Festival Polo Circo enfrenta el desafío -casi pedagógico- de mostrar al gran público y a la crítica teatral que, bajo la entrañable carpa de un circo, también pueden habitar otras propuestas, que, en vez de un gran final con la compañía en pleno poniendo a prueba sus números más efectivos mientras suenan unos redoblantes, el montaje puede ir desvaneciéndose mientras suena la Piaf. O, como sucedió con el final de los suizos de Tr´Espace, todo quedaba concentrado en un diábolo cayéndose al escenario.

En esta línea de análisis, Totem de Cirque podía ser interpretado como una reflexión de su autor y su director sobre su camino de vida (reflexión de un virtuosismo, sensibilidad y energía cautivantes). El trabajo de los suizos, El círculo , casi era una indagación sobre el espacio con fuerzas (diábolos) que se eyectan y vuelven al punto de partida dibujando infinidad vectores y círculos, mientras un contrabajista sigue los pasos geométricos. El resultado: pura magia, pura seducción.

Por esas líneas vienen circulando y afirmándose las dos sugestivas ediciones del Festival Polo Circo, que este fin de semana reunió a 20.000 personas en la plaza San Martín, que presenciaron a la compañía de Marcella (la misma que había presentando el fin de semana anterior otro megamontaje de intervención urbana). Así, entre grandes puestas y gestos casi mínimos de fuerte valor plástico, musical y escénico, transcurrieron los días de este nuevo circo.

ENTRE GENTES, ACROBATAS Y NARICES ROJAS

  • Público . Unas 60.000 personas vieron los espectáculos programados. Un tercio de ellos fueron el sábado a la plaza San Martín para ver Plaza de ángeles.

  • Compañías . Grupos de 8 países (con Francia a la cabeza) y de nuestro país ofrecieron 22 espectáculos y 55 funciones a lo largo de 11 días de festival.

  • Lugares . La movida se concentró en Polo Circo (que el último fin de semana no tuvo tanta variedad de propuestas) y en 4 subsedes. En la Alianza Francesa, como yapa, se realizó una excelente muestra de juguetes nacionales e importados.

Alejandro Cruz
Fuente: La Nación

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