Revista: ¿Qué hay en danza?
Ciudad violenta: Ciclo de danza contemporánea presentado por Yamila Cruz Valla en el teatro “El obrero”. Dos años de gestación y ensayos valieron la pena y se notaron arriba del escenario.
Bailarines bien entrenados y compenetrados en sus roles; trabajo grupal muy bien coordinado y expresividad elaborada fueron revelaciones de un trabajo hecho en serio y con ganas, las cuales son características poco usuales en estos tiempos, que ya por sí solas merecen un gran aplauso.
Pero además la obra comunicó perfectamente la idea sobre la cual se había desarrollado: uno sale de la función agotado, desesperanzado, harto de la vida moderna. ¡Basta de agresiones! ¡Recuperemos la intimidad! ¡Basta de vivir apilados! A lo largo de casi 40 minutos la artista y sus intérpretes pusieron en evidencia la agresividad y los riesgos que cotidianamente experimentamos por el sólo hecho de vivir en ciudades: alienación, ritmo de vida acelerado, excesivo individualismo, hacinamiento… en fin, todo aquello que conlleva la lucha por la supervivencia en centros urbanos donde, además de nosotros mismos, vive muchísima gente que persigue objetivos similares.
Están muy bien logrados el principio y el final, y en general todas las imágenes vinculadas con la forma en la que nos transportamos de un lado a otro. También es buena la representación de la mecanicidad con que se desenvuelven algunas relaciones humanas, sobre todo sexuales, la falta de intimidad, y el manejo de las luces. La elección e interpretación de la música está en perfecta armonía con el tono de la obra.
Sólo por momentos creo que el equilibrio se desarma, cuando predomina la lucha casi acrobática, en desmedro de movimientos más bailados, que podrían haber funcionado como recurso más sutil, aunque no por ello menos claro, para comunicar la misma idea.
Mercedes Tonelli
Fuente:http://naturalezartificial-yamila.blogspot.com/
Ciudad violenta: Ciclo de danza contemporánea presentado por Yamila Cruz Valla en el teatro “El obrero”. Dos años de gestación y ensayos valieron la pena y se notaron arriba del escenario.
Bailarines bien entrenados y compenetrados en sus roles; trabajo grupal muy bien coordinado y expresividad elaborada fueron revelaciones de un trabajo hecho en serio y con ganas, las cuales son características poco usuales en estos tiempos, que ya por sí solas merecen un gran aplauso.
Pero además la obra comunicó perfectamente la idea sobre la cual se había desarrollado: uno sale de la función agotado, desesperanzado, harto de la vida moderna. ¡Basta de agresiones! ¡Recuperemos la intimidad! ¡Basta de vivir apilados! A lo largo de casi 40 minutos la artista y sus intérpretes pusieron en evidencia la agresividad y los riesgos que cotidianamente experimentamos por el sólo hecho de vivir en ciudades: alienación, ritmo de vida acelerado, excesivo individualismo, hacinamiento… en fin, todo aquello que conlleva la lucha por la supervivencia en centros urbanos donde, además de nosotros mismos, vive muchísima gente que persigue objetivos similares.
Están muy bien logrados el principio y el final, y en general todas las imágenes vinculadas con la forma en la que nos transportamos de un lado a otro. También es buena la representación de la mecanicidad con que se desenvuelven algunas relaciones humanas, sobre todo sexuales, la falta de intimidad, y el manejo de las luces. La elección e interpretación de la música está en perfecta armonía con el tono de la obra.
Sólo por momentos creo que el equilibrio se desarma, cuando predomina la lucha casi acrobática, en desmedro de movimientos más bailados, que podrían haber funcionado como recurso más sutil, aunque no por ello menos claro, para comunicar la misma idea.
Mercedes Tonelli
Fuente:http://naturalezartificial-yamila.blogspot.com/
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