jueves, 13 de mayo de 2010

Un crecimiento sin pausas

"SOLEDADES ALTERNAS" PROPUESTA AMBICIOSA ESTUPENDAMENTE INTERPRETADA.

El Teatro del Pueblo. Ana María Stekelman fue invitada a abrir la temporada con su compañía Tangokinesis.

Por: Laura Falcoff

El Teatro del Pueblo inició este año una programación de danza contemporánea, sumando así un nuevo escenario para esta disciplina cuya actividad crece sin pausa bajo las formas y las perspectivas más diversas. La coreógrafa Ana María Stekelman fue invitada por la dirección de la sala a abrir la temporada con su compañía Tangokinesis, y también a proponer otros programas para el resto del año.

Durante el curso de este mes dos coreógrafos comparten la velada: Mónica Fracchia, directora del grupo Castadiva, y Jorge Amarante, director del Surdance Ensemble. Uno y otro crearon obras especialmente para este ciclo y se adaptaron de manera muy flexible a las particulares condiciones de la sala, o mejor dicho, del escenario; su espacio reducido los obligó a trabajar con un número también reducido de bailarines, seis en la primera, y cuatro en la segunda puesta.

Propuestas ambiciosas en ambos casos, resultaron en obras totalmente disímiles aunque unidas por un reconocible carácter emocional: Amarante desarrolló el tema de la soledad bajo una forma aparentemente abstracta: los cuatro bailarines (uno de ellos, el propio Amarante, además de Wanda Ramírez, Agostina Sturla y Eduardo Virasoro) no representan personajes ni situaciones narrativas sino, en todo caso, pasiones y sentimientos. Fracchia tomó la obra coral Las bodas, de Igor Stravinski, y sobre ella tejió una trama de relaciones inestables e imprevisibles entre cinco hombres y una mujer. Tampoco hay aquí un relato sino una decantación coreográfica de, posiblemente, la idea del desencuentro. Estupendamente interpretadas ambas, tanto Soledades alternas como Venecia sin ti apelan igualmente a recursos que las enriquecen: en el primer caso, una "reja" sobre el borde del proscenio, hecha de cinta de papel, que se va armando a lo largo de la obra. En Venecia sin ti, sogas que en diferentes momentos entrelazan a los bailarines y que refuerzan muy imaginativamente la idea de la obra.

Si algo puede señalarse como una cualidad negativa en las dos piezas es aquéllo que proviene de un cierto exceso: en Soledades alternas la construcción de la "reja", tan sugestiva, se distorsiona por el agregado progresivo de unos cartones oscuros que casi ponen en riesgo el contundente final. Fracchia intercala en Las bodas la voz de Charles Aznavour (cantando precisamente Venecia sin ti) y una escena de homenaje a Pina Bausch, quebrando el universo sonoro de Stravinski con una irrupción perturbadora e inorgánica, más allá de la voz maravillosa de Aznavour.

(Jueves a las 21. Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943)

Fuente: Clarín

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