Sombras sobre vidrio esmerilado . Versión libre del cuento de Juan José Saer. Actuación y adaptación: Irina Alonso. Percusión: Gabriela Filippo. Vestuario: Gabriela Delmastro. Ambientación: Luciana Fornasari y Andrea Chacón Alvarez. Producción artística: Pablo Caramelo. Luces: Paula Fraga. Dirección: Andrea Chacón Alvarez. En Casa de la lectura (Lavalleja 924). Sábados, a las 21. Duración 75 minutos.
Nuestra opinión: buena
Adelina Flores es una poeta para quien el tiempo de la creación parece haber terminado. Sostiene cierto reconocido nombre en algunos pequeños círculos literarios pero, cuando la acción de esta trama comienza, la vemos entrando en una dolorosa decadencia. Ella relata algo que la conmueve en este presente: describe la imagen de su cuñado quitándose la ropa antes de ingresar a la ducha. Lo ve a través de un vidrio esmerilado. Esa imagen, en la que se ha detenido una y otra vez, la sigue conmocionando y ése, es el punto de partida que posibilita a la autora desentrañar aspectos de su vida. Mientras lo hace, escribe unos versos poco felices. Su inspiración parece haberse detenido hace tiempo, cuando decidió encerrarse en el viejo caserón a repasar recuerdos y a fantasear con un mundo que parece haber conocido muy poco o al que ha preferido observar, antes que animarse a vivirlo en plenitud.
La adaptación de este relato de Juan José Saer (aparecido en 1967 y que forma parte del libro Unidad de lugar ) es sumamente ajustada. Irina Alonso consigue componer una estructura sólida, rescatando momentos de un interesante dramatismo y, a la vez, siendo muy fiel a la voz del autor.
Desde lo actoral, la intérprete logra ir adentrándose en el mundo interior de ese personaje con lentitud, pero muy segura de que la vida de esa poeta le irá aportando elementos suficientes para engrandecer aspectos de una historia compleja. En ella no sólo se cruzan el pasado y el presente sino que, además, las anécdotas personales se suceden casi de manera vertiginosa. Cada una posee un valor muy especial y requiere de una intencionalidad diferente. La actriz, no siempre logra sostenerlas con la misma vitalidad.
La dupla Andrea Chacón Alvarez, en la dirección, e Irina Alonso, en la actuación, exponen un profundo trabajo de investigación no sólo sobre la obra de Saer sino, además, sobre unos mecanismos del teatro que son los que, en definitiva, logran dar trascendencia a un soporte narrativo.
Entre las imágenes internas que elabora Alonso y la ambientación musical que la acompaña y que interpreta en vivo Gabriela Filippo, la obra se consolida mostrando creatividad y verdad.
Fuente: La Nación
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