lunes, 24 de mayo de 2010

Miguel de Caro, saxofonista argentino

Al maestro con cariño. Creció escuchando a Pugliese. Eligió su profesión inspirado en él. Y un día compartieron escenario.

Por: Eduardo Slusarczuk

Miguel de Caro cuenta que, desde muy chico, en su casa escuchaba la música de Osvaldo Pugliese, porque la escuchaban los mayores. "Tendría cinco años, más o menos, pero ya tenía tomada una decisión. Yo iba a ser músico. No había dudas en torno a eso. Ahora, qué tipo y cuál iba a ser la música que me iba a impulsar a cumplir ese deseo de ser, no lo tenía claro", recuerda.

¿Ni siquiera había algún indicio por mandato familiar?

No. Imaginate, yo soy de los Beatles. No fui un gran escuchador de tango. A mi familia le gustaba, y lo bailaba. A mí, la música que más me interesaba era la de Pugliese. Me sentía más identificado con su orquesta que con otras. Siempre me transfirió emociones.

Fiel a su convicción, el sobrino nieto de don Julio de Caro rindió tributo a su idea de infancia y se metió de lleno en el mundo de la música. "Tocaba con Los Golden Boys, el Dúo dinámico, Los seis para el folclore, como sesionista de grupos extranjeros", enumera. Pero algo no estaba del todo bien. "Sentía que mi lugar dentro de la música no estaba completo. Era músico, sí, pero me faltaba algo", admite.

A tal punto fue así que, en 1984, Miguel cortó los lazos musicales que había tejido a lo largo de sus años de músico y, sin prestar atención a las casualidades, puso un estudio de Canning y Corrientes. "Me gustó el lugar, y alquilé ahí. Justo en la esquina Osvaldo Pugliese", cuenta el músico.

Casi todo el año siguiente, la vida transcurrió sin sobresaltos para De Caro. Pero la calma no duró mucho más. En un momento del '85, armaron un escenario muy grande sobre Corrientes, a pasitos de su estudio, y una persona de lo que era el Consejo Deliberante le consultó si podía prestar sus equipos para el espectáculo que se llevaría a cabo allí. "Celoso yo de prestar mis equipos a alguien desconocido, me fui hasta la esquina para ver quién iba a tocar. Y era, ni más ni menos que, Osvaldo Pugliese", cuenta Miguel, quien recuerda que pensó: "A este tipo no le puedo negar mi equipo". "Así que puse todo a disposición del maestro", dice.

De Caro aprovechó el concierto para darle un abrazo "al viejo". "No me podía perder la oportunidad", justifica. Y agrega que "durante el concierto, escuchar Emancipación, La Yumba" hizo que le empezaran a laburar cosas en la cabeza, y pensar: "Este tipo se está bancando, con su orquesta, el olvido del tango. Cómo me gustaría estar cerca de él de otra manera, como músico, compartir algo".

"Si hubiera tocado el bandoneón, iba y me probaba de una en la orquesta. Pero yo toco el saxo, así que, para enfrentar esta música, qué carajo podía hacer. Tenía que romper con todo", rememora Miguel. No fue fácil: "El tema es que era una jugada. Era el momento de decidir si iba a tomar el lugar de lo que había elegido ser. No es una pavada. Marcó un paso importante en la vida mía. No fue un chiste. Todo el mundo me decía que estaba en pedo. Con el saxo no llegás a ningún lado, pibe, me refregaban los tangueros. Pero enseguida pensaba que si ese tipo se la jugaba, porqué no podía hacerlo yo. Ahí decidí ser músico de tango. Así, ciegamente. Y me tocó vivir algunas cosas horribles. Ver cómo las minas los cagaban a los bandoneonistas por ser unos soñadores que no llevaban un sope a casa, y para los que toda posibilidad de ganar estaba perdida."

El deseo pudo más. El saxofonista formó su grupo, y enseguida entró a grabar. Mientras, aquello de Pugliese había quedado como el momento en el que aquel beatlemaníaco de antaño decidió tocar tango, y en el que logró estrechar la mano del maestro."

De Caro detiene el relato, y reflexiona: "Yo digo que la historia la escribe otro, y que vos tenés que seguir el guión. Si no, hay cosas que no se entienden". Y lo que dice que aún no entiende es cómo fue que con su primer disco de tango, Saxotangueando, compartió la terna de los Premios ACE con su amigo Raúl Garello y Astor Piazzolla. O cómo fue que se hizo amigo de Juan Carlos Gorrindo, un difusor del género, justo antes de que fuera nombrado asesor de Cultura de la Provincia de Buenos Aires.

Porque ambas cosas, la nominación y el gusto de Gorrindo, coincidieron para que De Caro recibiera una invitación a participar en un festival en la localidad de San Martín, junto a otro artista del género. "Cuando me enteré de que iba a compartir el escenario con Osvaldo Pugliese me quería matar", dice De Caro, con una expresión que no debe ser muy distinta a la de aquel día. "Fue pensar en aquella decisión, y entender que mi sueño estaba cumplido", concluye.

Hubo más. Hubo mesas de truco con el maestro, y otros tablados que los reunieron. Hubo un pedido de un tema en homenaje a Plácido Domingo, a 25 años de su debut en el Colón. Hubo cinco discos. Partes de la misma historia. Partes de otros sueños.«

Información

Miguel de Caro presenta su quinto CD, "Escualo", que incluye temas propios, y de Richard Galliano y Astor Piazzolla, entre otros, con su formación de saxo, piano, bandoneón y percusión, en el Teatro Presidente Alvear, Av. Corrientes 1659, el 8 de junio, a las 21 hora.

Fuente: Clarín

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