por Vito Amalfitano
* Un título de Argentinos Juniors siempre es para celebrar en nuestro fútbol. Porque es el triunfo de una escuela, que responde a una idea, a una filosofía, emparentada con el verdadero fútbol que le gusta a la gente. Argentinos tiene, y ahora lo ostenta con una nueva corona, lo que le reclamamos a la Selección siempre, que responda a una escuela, a una línea de pensamiento que está en los mismos genes de nuestro fútbol. Como ocurre en Francia, dónde todos los entrenadores, desde la base hasta la cúpula, son parte de un mismo proyecto; o en España, dónde aun con el cambio de entrenador se acentúa la supremacía de la técnica por sobre la furia.
Argentinos es la filosofía de Claudio Borghi técnico, heredera de la del Claudio Borghi jugador de hace 25 años. Argentinos es una escuela de cracks. Argentinos es Maradona, Borghi, Riquelme, Redondo, "el Checho" Batista, Cambiasso...
Y este título sirve para no olvidar nunca eso. Para no confundirse, como alguna vez ocurrió con sus dirigentes, recurriendo a esos técnicos "saca puntos", que nunca supieron sacar los puntos que sacó Borghi para ser campeón, y sin renunciar en un ápice a su idea futbolística, la de un juego ofensivo pero con más técnica y destreza que vértigo. O con todo a su medida y armoniosamente.
* El título para Claudio Borghi es también la demostración de que las histerias no sirven. Y que el técnico es mucho más valioso dando indicaciones en la semana que gritando al borde de la línea de cal en la cancha, cuando nadie lo escucha. Su tranquilidad,-al menos hacia afuera-, es la que le transmitió a sus jugadores para que hagan lo que saben en la cancha.
* Este Argentinos jugó la mayoría de sus partidos con "línea de 3". La excepción que confirma la regla: en Argentina, de cada 30 campeones, uno juega con "línea de 3". Aunque en este Argentinos es "línea de 3" real, no de 5, ni de 7, con presencia ofensiva de los "laterales-volantes", más de Oberman que de Prósperi, aunque este último estuvo a punto de convertir ayer.
* La televisación de la definición fue un lujo. Y un orgullo para los que creemos en la recuperación del Estado en las cosas que son sensibles a la gente. Para los que, de repente, empezaron a ocuparse de criticar a un relator si se equivoca en el nombre de un jugador, mientras antes no se fijaban en otros que no acertaban ni uno en alguna cadena privada, lo de ayer fue la muestra de lo que se puede hacer bien desde el Estado. Una transmisión impecable, a dos puntas, en dos señales, todo hecho por Canal 7 y la producción de "Fútbol para Todos". Con precisa coordinación para el ida y vuelta entre Araujo y Julio Ricardo en Parque Patricios y De Paoli y Apo en Santa Fe. Sin siquiera hacer "zapping", quien eligió ver solo a Argentinos o a Estudiantes, tuvo todos los detalles del otro partido pero sin invadir en demasía el que se había preferido. Fue incluso mejor que en otras definiciones de este tipo cuando se hizo por un solo canal.
* Lamentable que cientos de policías no sean capaces de posibilitar que la vuelta olímpica se pueda dar limpiamente en el lugar en que se consiguió el título. Más allá de una cuestión cultural, a quienes se les paga para que garanticen seguridad, no logran su cometido.
* José Luis Calderón dejó todo un ejemplo para el fútbol argentino. Cumple 40 en octubre pero su dedicación exclusiva al fútbol y a los entrenamientos le permitieron festejar un título al borde de la despedida en Argentinos. Y, de paso, cabe destacar que no siempre los ejemplos son los edulcorados que parecen siempre politicamente correctos y que supuestamente no se pelean con nadie. Calderón se le plantó a Bielsa, se fue de Estudiantes cuando no lo pusieron para la lista del Mundial de Clubes, no se llevó bien con Verón (como tantos otros). Por suerte no mancharon su línea de conducta diciendo que "se va mal de todos lados" simplemente por ponerse firme y defender convicciones.
* Una felicitación final para Estudiantes, un gran equipo que juega bien al fútbol desde hace mucho tiempo (más allá de algunas posturas conservadoras en un par de partidos) pero que hizo un gran esfuerzo para pelear a dos puntas hasta el final. Lo que hizo igual sirve y es para el aplauso. No es verdad que los que no ganan no pueden hablar.
Fuente: La Capital
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