domingo, 16 de mayo de 2010

La doble vida: "El descenso del Monte Morgan"

TEATRO: CAROLA REINA, OSCAR MARTINEZ Y ELEONORA WEXLER

Protagonizan "El descenso del Monte Morgan". La obra de Arthur Miller se estrena este 15 de mayo en el Teatro Metropolitan II. Trata sobre un bígamo que sufre un accidente y sus dos esposas (con ambas tiene hijos) se conocen en el hospital. La dirección es de Daniel Veronese. Los actores prometen polémica.

Por: Sandra Commisso

La bigamia es, apenas, la anécdota. Una excusa para bucear en las profundidades de las relaciones humanas. Así lo plantea Arthur Miller en su obra El descenso del Monte Morgan y así lo llevan a escena el director Daniel Veronese y sus protagonistas, Oscar Martínez, Carola Reyna y Eleonora Wexler, en la versión que se estrena hoy en el Metropolitan II.

En la anécdota, Lyman (Martínez) es un hombre con dos familias paralelas. Cuando sufre un accidente al desbarrancarse con su auto por el Monte Morgan, sus dos esposas Theo (Reyna) y Leah (Wexler) se presentan en el hospital. Con la primera lleva treinta años de matrimonio y tiene una hija adolescente. Con la otra, está casado hace nueve años y tiene otro hijo. A partir del cruce, se sucederá el enfrentamiento de estas mujeres con la verdad salida a la luz, la encrucijada de sus vidas a partir de ahí y las reflexiones del propio Lyman que quiere mantener todo tal cual, sin resignar nada.

Me imagino los debates que habrán tenido durante los ensayos a partir de todos los temas que surgen de la obra: el matrimonio, la fidelidad, el compromiso, el amor....

Reyna: Hablamos horas y horas, tenemos encima como 10 kilos de harina cada uno y litros y litros de mate, porque los primeros encuentros fueron realmente apasionantes, debatiendo sobre todo, viendo adónde disparaban los temas. Creo que es un autor ideal para seguir debatiendo después de la función, desde muchos puntos de vista y que provoca muchas opiniones.

Wexler: Cada vez que vamos pasando la obra, voy sintiendo más que cada personaje tiene razón en su discurso. Está tan bien escrita y cada personaje tan bien dibujado, que los entendés perfectamente. Estas mujeres lo aman profundamente y es muy importante la relación establecida entre ellos.

Reyna: ¡No sabés lo feliz que nos hace a las dos! (risas).

En el camarín, la charla fluye como en los ensayos, inagotable es el tema y las mujeres apresuran las palabras en un gesto típico femenino, mientras Martínez aguarda apaciblemente su momento.

Martínez: Lo que me pasa con la obra y me va a seguir pasando es que sigo encontrando cosas. Me descubro pensando como Lyman, en función de lo que le ocurre y de sus vínculos con estas dos familias, no son sólo dos mujeres. Y desde el actor, uno descubre cosas que sólo tienen los grandes autores como Miller. Yo sé que la bigamia como tema tiene su atractivo, pero lo que ocurre con las grandes obras es que eso es anecdótico: es como decir que Hamlet es la historia de un hijo que venga la muerte de su padre. Todo es una gran excusa para hablar de la condición humana. Aquí estan nuestos anhelos, fantasías, miedos, deseos, pasiones, lo que pensamos, lo que creemos, el mandato social, la hipocresía social, la historia familiar de cada uno de los tres personajes, la ambición de querer todo y no renunciar a nada.

Lo que sucede con las grandes obras es que un retrato mínimo, acotado, sirve para retratar algo mucho más general y universal.

Reyna: Seguro, esta es una obra muy intensa y movilizante.

Martínez: El que pueda leer un poquito más allá, se va ir del teatro habiendo comido un plato de esos que son inolvidables.

Reyna: Son tantos los hilos que unen a los personajes, los links entre ellos, que uno no alcanza a abarcarlos todos y hace que estén muy unidos entre ellos.

Martínez: Una de las cosas que van a ocurrir, probablemente, aunque tenemos dudas, es que la lectura de la platea pueda llegar a tomar partido. Pero tal vez nos llevemos una sorpresa

El público se puede identificar más allá del género o de la edad de los personajes.
Martínez: Yo creo que muchas mujeres también se van a ver reflejadas. Aunque sea secretamente, tal vez puedan reconocerse en Lyman como algo que les puede ocurrir. Justamente porque la genialidad de un autor como Miller no permite estigmatizar a los personajes ni emitir juicio moral sobre ellos. En ese sentido es tan inteligente y potente el personaje de Lyman que, en medio de situaciones extremas, saca argumentos muy difíciles de rebatir. La obra también tiene ese ingrediente de pensamiento.

Wexler: Los personajes fluyen a pesar de la complejidad y uno se engancha y después del final quiere saber cómo siguen sus vidas.

Reyna: La obra va y viene en el tiempo e intercala con momentos de mucha intimidad. Esa doble estructura la hace muy interesante y entretenida.

Hay un componente cultural también en este tipo de planteo como el de la bigamia. Todo depende de la sociedad y del momento en el que se planteen.

Martínez: Sí, seguro. Esta obra es de 1991, de las últimas que escribió y está presente algo del psicoanálisis que no es casual. Es muy moderna en ese sentido. Y además, hace alusión a la cultura musulmana como una forma más elevada de entender el amor. Y abre aún más el debate.

Además, el caso de Lyman no es tan extraño en un país como los Estados Unidos, donde uno se puede casar en un estado y después en otro sin que nadie te pida un documento. Este tipo de casos siguen ocurriendo. Incluso hay series norteamericanas como Big Love, donde aparece el tema. Y Miller no lo estigmatiza desde lo moral ni desde lo patológico. No ve a Lyman como un enfermo, lo toma descarnadamente.

Reyna: Además, el resto de los personajes, en el fondo sabe lo que sucede, pero lo acepta por algo. Como muchas parejas de la vida real, tienen acuerdos tácitos después de toda una vida juntos.

Martínez: Las cosas se acomodan, pasa el tiempo y se ve ante esta situación. Y las quiere a las dos. No tiene nada que ver con el adulterio ni con el erotismo, es otra cosa. Está bueno aclararlo.
Esta es la primera vez que Martínez hace una obra de Miller. "Estoy doblemente feliz, porque siempre quise hacer un texto de él y además éste es un estreno". Con Wexler ya compartió escenario en Las relaciones peligrosas y con Reyna fueron compañeros de trabajo en televisión (Nueve lunas, De poeta y de loco), pero nunca en teatro. Para los tres es el primer trabajo junto al director Daniel Veronese.

Wexler: Me gusta el modo de trabajar de Veronese, el clima que genera y por donde llevó el conflicto.

Reyna: Ensayamos en su casa-teatro y siempre teníamos a su gato en el medio. El tiene algo de gato apoltronado, que es maravilloso.

Martínez: Nos dijo que nunca habla tanto durante los ensayos y acá se enganchó. Y creo que podríamos seguir horas, descubriendo las distintas capas, las relaciones, lo que complejiza los vinculos. Es un material inmenso. Todo lo que pasa es extremo, porque las vidas de estas personas se resuelven en un día en medio de una situación dramática. Si te perdiste un racconto, te quedas afuera para entender cómo se armaron estos vínculos. Pero Miller sabe muy bien cómo atrapar al espectador.

Fuente: Clarín

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