Susana Rinaldi Dice que, como es mujer de teatro, "me meto con textos que me están representando". Se presenta hoy y mañana, en el Tasso.
Por: Eduardo Parise
La presentación es casi tan sobria que alcanza sólo con nombrarla. Entonces ella camina unos pasos, recorre los seis escalones para subir al escenario, se pone frente al micrófono y comienza a decir. Ese es el momento en el que Susana Rinaldi deja de ser una cantante para convertirse en una artista. La escena se repetirá hoy y mañana y volverá a verse en la semana próxima en el Centro Cultural Torquato Tasso, en un espectáculo que forma parte del ciclo de Tango y Jazz, en el que Rinaldi aceptó participar porque la propuesta le hizo acordar de lo que conoció en Caballito, su barrio. "Me trajo a la memoria lo que pasaba en Ferrocarril Oeste, en el Club Condal, en el Cometa o en el Italiano, cuando la gente, además, de tener lo instrumental, iba a escuchar", explica ante Clarín.
Es una forma de meterse de lleno en esa conjunción de Típica y Jazz (en el show comparte escenario con el trío de Jorge Navarro), "dos disciplinas que se hicieron fuertes cuando consolidaron la integración de las letras con la música; ahí es cuando se hacen completas, porque lo instrumental y la danza son importantes, pero cuando arrebata la historia de lo que uno está cantando, ya sea como jazz o como tango, ahí la historia está completa", destaca la Tana Rinaldi.
Y después de volver a señalar la importancia del ámbito en el que se desarrolla la presentación (Rinaldi no es partidaria a que los cantantes se presenten en grandes estadios; "las canchas de fútbol son para ver fútbol", sentencia), recuerda esa conjunción de "dos músicas portuarias, como lo son el tango y el jazz" y potencia la calidad de cantantes como "Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Bessie Smith o Judy Garland, quienes, salvo Mercedes Simone, que era impresionante, fueron mis maestras y me han enseñado mucho sobre cómo cantar, cómo decir".
En cuanto a la elección del repertorio, Rinaldi dice que nada es casual. "Desde abajo del escenario lo parece, porque a la gente no hay que darle la idea de que todo eso lo pensaste; es cierto que contarlo le quita un poco la magia, pero cantar es un trabajo que uno se toma para que la gente pueda decir: esta mujer piensa de esta manera", cuenta y remata con este concepto: "En mi repertorio nunca habrá una banalidad, porque yo vengo del teatro y me meto con textos que me están representando como mujer, como ciudadana y que me representan, también, social y estructuralmente en mi forma de razonar las cosas".Allí, es cuando entra a tallar su preocupación por el buen uso del lenguaje. "Yo tengo una fundación escuela que convoca a los alumnos desde ese lugar del perfeccionamiento del lenguaje, para ser aplicado en lo musical o teatral. Y una cosa que pido siempre es que no dejen de pensar la palabra, porque es cierto que cada palabra tiene un peso propio, pero tiene un peso mayor cuando quien emite esa palabra la ha pensado dos veces antes de decirla".
Tras destacar su alegría por el reconocimiento que le prodiga constantemente la gente ("creo que no es sólo por la edad y la trayectoria, sino por los temas que uno elige") y su agradecimiento al hecho de que su hija, Ligia Piro, sea cantante de jazz ("es un mandato cumplido que, pobrecita, le viene desde que estuvo en la panza"), Rinaldi se siente contenta de expresar su arte en un ámbito con tanta intimidad como el del Tasso, espacio cultural que la tiene como madrina artística.
"Es que últimamente lo económico pasó a ser lo menos importante. Gracias a Dios es lo que menos me mueve, porque he trabajado muchísimo y he podido sostenerme y sostener la expectativa para cuando no tuviera espacio y no tuviera voluntad de hacer nada", reflexiona.
Y deja para el final la base que sustenta esa filosofía, aprendida de aquellas grandes que fueron sus maestras en el canto: "Disfrutar del gusto de cantar, el gusto de decir cantando; eso es maravilloso y no se paga con nada".
Fuente: Clarín
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