sábado, 30 de mayo de 2009

Cuentos de colores para los más chicos


Ganapol se desempeña segura, con comodidad; con su voz y la fantasía de las palabras es capaz de crear imágenes en la mente de los asistentes

Narraciones de Marcela Ganapol a partir de textos de Liliana Bodoc, Zirlado y otros de la tradición oral

Por Ruth Mehl

Pintá tu aldea . Narraciones para niños pequeños sobre los colores. Textos y dichos de Liliana Bodoc, Ziraldo, y de la tradición oral. Con: Marcela Ganapol. Escenografía y selección musical: Tony Valdez. Creación y realización de objetos: Julieta Estévez. Operador técnico: Jorge Aráuz. Dirección general: Juan Parodi. En Gargantúa, Jorge Newbery 3563; 4555- 5596, los sábados, a las 16. Entradas: 15 pesos.
Nuestra opinión: buena

El teatro Gargantúa está en Jorge Newbery a media cuadra de la Avenida Córdoba. Tiene un vestíbulo acogedor, abrigado cuando hace frío, con mesitas, donde se puede tomar una merienda mientras se espera para ver la función. Los afiches en la puerta de la sala -grandes fotos de personajes del grotesco- llaman la atención de los chicos que observan todo mientras toman una chocolatada o una gaseosa.

Cuando se ingresa a la sala, se impone la visión del escenario, poblado de grandes cajas de embalaje, donde pueden verse varias pantallas, apagadas por el momento?

El comienzo de la función lo da la entrada de un pájaro colorido, un guacamayo, que cruza la sala colgado de una soga.

Una buena narradora

Marcela Ganapol lo recibe en el escenario e inicia, casi inmediatamente, su monólogo, con voz serena y una sonrisa. Su voz es cálida, y mantiene interesados a los niños, a quienes les cuenta que, en un principio, el mundo era blanco y negro. Después se refiere a la intervención de unos dioses que como están aburridos se ponen a inventar los colores. Mientras narra estas cosas, la actriz propone algunos juegos de participación del público, que desconcierta un poco a los chicos, capturados genuinamente por la narración.

A medida que los colores son nombrados, se enciende en el escenario una pantalla en una de las cajas, con luz de ese preciso color. Hay un relato especial para el rojo (con el texto de Liliana Bodoc). Finalmente estarán todas las pantallas encendidas y los colores nombrados.

Un cuento de Ziraldo propone otros colores, menos precisos, más sugestivos, más sutiles, asociados a momentos del día y de la noche, a la Luna, a los sentimientos.

Se siente, sin embargo, la falta de algún otro material que complete el tema de los colores. (El guacamayo, podría tener alguna intervención, ya que hay lindas leyendas sobre el origen de su colorido plumaje).

De todos modos, Marcela Ganapol se desempeña segura, con comodidad. Sin necesitar mucho esfuerzo, con su voz y la fantasía de las palabras es capaz de crear imágenes en la mente y, en ese sentido, la propuesta de narración se logra plenamente.

Pero, al elegir una puesta teatral para sus relatos, se hace necesario que se presenten en el escenario mayores recursos visuales que impacten y aporten a la fantasía de cada uno, el colorido del arco iris.

Fuente: La Nación

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