Foto: Karina K se luce en una genuina creación dramática. Magnífica en todos los sentidos
Por EDUARDO GIORELLO
Por EDUARDO GIORELLO
Un relato singular configura la existencia de la soprano norteamericana Florence Foster Jenkins, tomada por Stephen Temperley en un episodio puntual: su actuación en el Carnegie Hall de New York, para su pieza "Souvenir". En ella el autor bucea en el interior de esta mujer que buscaba su "música" propia, sin saber quizás que su indagación provocaba en los espectadores que la seguían explosiones de risas y comentarios sarcásticos y crueles. Ingenua, casi inocente, llena de dinero y ambiciones desmedidas, Foster Jenkins cantaba desafinando la totalidad de las notas y sus performances servían para escarnio público y el dudoso placer de sus seguidores "snobs". Magnífica en el más amplio sentido de la palabra es la interpretación de Karina K de esta singularísima mujer del espectáculo. La suya es una genuina creación dramática que causa tanta ternura como conmiseración. A su lado se luce Pablo Rotemberg como su sacrificado "partenaire" en el piano acompañante. Dirigió muy bien Ricky Pashkus esta experiencia fascinante que ningún amante de la ópera debería dejar pasar. Se ve en el Teatro Regina (Santa Fe 1235) de miércoles a domingos. El vestuario de Renata Schssheim, la escenografía de Jorge Ferrari y las luces de Roberto Traferri ennoblecen la experiencia.
Fuente: El Día
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