Hubo fiesta en los barrios de La Plata con el ritual de la quema de muñecos

En 32 y 8 la quema del tradicional momo de fin de año convocó a miles de familias

LA TRADICION BIEN PLATENSE

Antes de que ardieran en las primeras horas de 2010, los muñecos se convirtieron en los grandes protagonistas de la tarde del 31, el epicentro ante el cual desfilaron miles de platenses para sacarse fotos junto a las enormes estructuras o simplemente apreciar cada uno de los detalles que en los últimos años, alejándolos de la tarea artesanal los transformó en instalaciones artísticas.


"Arte efímero" fue la calificación que le dieron los miembros de Gaam Drako a "El Arca de Noé" -77 entre 13 y 14-. El trabajo al que se dedicaron durante más de un mes obtuvo no sólo el reconocimiento del barrio, sino de toda la región y el primer premio de la FM 99.1 -ver aparte-.

Allí se formaron extensas filas de personas que atravesaron el interior del muñeco para sacarse fotos en el frente del barco. "Esto es increíble, los personajes se mueven y el elefante tira agua por la trompa", dijo uno de los chicos al salir del lugar.

Por eso no fue extraño que en Altos de San Lorenzo, desde el mediodía del miércoles los autos circularan a paso de hombre por la avenida 13. La caravana frenaba su marcha a la altura de la calle 74 para ver a "Don Cleto, el renegau" que concitó la atención de grandes y chicos que se detenían durante varios minutos para apreciar cada detalle de la recreación campera.

Por su parte, en 25 y 40 el colorido Mundo Disney tuvo una gran convocatoria infantil. Sus 30 personajes, entre los que estaban Mickey, Minnie, Pluto y Dumbo, distribuidos alrededor del emblemático castillo centralizaron la mirada de los más chicos. Hasta pasada la medianoche fue incesante el desfile de las familias que no se cansaron de sacar fotos y recrear a sus niños distintos cuentos e historias de esos protagonistas.

EL MOMENTO CUMBRE

Después de que todas las familias brindaron en sus casas por la llegada del año nuevo, y a partir de la 1 de ayer, cada esquina o cada calle donde se construyeron los tradicionales momos se convirtieron en enormes tribunas donde los vecinos siguieron con emoción, aplausos y mucha atención el ritual: la quema de los muñecos que con tanto esfuerzo se fueron levantando desde octubre del año pasado -en muchos casos desde antes- hasta el mismo 31.

Las llamas consumieron cada una de las estructuras mientras que todos los asistentes al ritual pedían sus deseos en la llegada de 2010.

Ya a las 4 de la madrugada restos de alambre quemados, cartones hechos cenizas y montañas negras de restos de muñecos, se imponían en el paisaje del 1º de enero en la Ciudad.

Fuente: El Día