¿Puede el mundo captarse en un instante? Más bien, un instante puede simbolizar y representar un mundo. Cuando alguien logra por medio de una máquina eternizar un momento y al mismo tiempo conseguir una imagen poética, simbólica, metafórica, bella por lograr un todo atractivo por algún motivo, ese alguien ha hecho arte fotográfico.
El fotoperiodismo tiene un padre: Henri Cartier-Bresson. Aquel que tuvo el talento para mirar a su alrededor y captarlo, pintarlo y fotografiarlo. Como el tiempo no le alcanzaba para todo lo que tenía que retratar, cambió el pincel por una cámara de fotos y se convirtió en un mito de la fotografía.
“La foto es un instrumento de la mirada que capta maravillosamente lo intuitivo inmediato, mientras que el dibujo es más una meditación, una grafología”, explicaba el maestro. Y esa idea, la de El momento decisivo, como denominó a su libro, la de poner el cuerpo, los sentidos, el corazón en un momento de suma atención con el contexto, era su leitmotiv.
Su vida fue intensa; su vida fue su arte y el arte fue su vida. Salió a la calle y señaló con su cámara aquello que había que mirar.
Registró la Guerra Civil Española en 1937, la liberación de París en 1944, la conmoción en la India tras el asesinato de Gandhi en 1948, la marcha del ejército comunista de Mao y su victoria sobre los nacionalistas de Chiang Kai- shek en 1949. Fotografió los rostros de pintores como Pablo Picasso y Henri Matisse; escritores como Paul Claudel y Ezra Pound, o líderes políticos como Charles De Gaulle y Fidel Castro, además de incontables personas anónimas en sus múltiples viajes.
También asistió a la coronación de Jorge VI de Inglaterra, en 1938; registró tomas en Africa (en donde casi muere de malaria) y trabajó con directores de cine como Jean Renoir y Jean Becker. Se incorporó al Ejército francés y de 1940 a 1943 permaneció prisionero de los nazis en Alemania. Por otro lado fue cofundador de la agencia parisina Magnum en 1947, junto con Robert Capa, David Seymour y William Vandivert.
Bresson murió en 2004, a los 95 años de edad. En esa época hacía tiempo que no tomaba la cámara, había regresado a la pintura. En una entrevista que le realizó un periodista (Malcolm Jones) antes de su muerte, decía provocador: “No soy fotógrafo. La fotografía no me interesa. Con la fotografía, uno no capta nada. Es sólo intuición. Ser dibujante es muy distinto”.
Pues el hombre había realizado el círculo completo. Del dibujo a la foto y al cine y luego nuevamente a la pintura.
Para él la foto era intuición, algo que para un artista de su talla es un proceso natural que no requiere demasiado esfuerzo. Y la imagen habla por sí misma, no hay nada que agregar, sólo apreciarla, sentir y pensar.
Moderno Bresson
La mayor retrospectiva de las tres últimas décadas sobre la obra del fotógrafo Cartier-Bresson llegará al Museo de Arte Moderno de Nueva York, MOMA, en abril próximo, con 300 imágenes tomadas entre 1929 y 1989, muchas de ellas inéditas.
La muestra se exhibirá entre el 11 de abril y el 28 de junio bajo el título de Henri Cartier-Bresson: the modern century.
La exposición contará con una selección de ediciones originales de las revistas Life, Paris Match y otras publicaciones donde mostró sus fotografías este artista francés.
En la exhibición -que luego pasará por el Instituto de Arte de Chicago y el Museo de Arte Moderno de San Francisco- se destaca una selección de 34 retratos que “revelan a Cartier-Bresson como uno de los mejores retratistas del siglo XX”, aseguraron voceros del MOMA.
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