Hace tres años se presentó en Buenos Aires Les Ephémères , el gran montaje de Ariane Mnouchkine que será recordado, entre sus múltiples virtudes, por su duración de 6 horas y media (más su hora y media de comidita y sus otros dos descansos). A fin del año pasado, Beatriz Catani presentó en La Plata Insomnio , una experiencia que duró toda la noche. Estos dos montajes tomados casi al azar parecen ir a contrapelo de la fórmula encontrada por el teatro alternativo porteño que fijó en una hora y cuarto su modelo de duración como si hubiera logrado desentrañar una fórmula mágica compuesta por cientos de factores.
Ahora bien, quizá desafiando esa fórmula, el gran Peter Stein empieza en mayo su gira europea de Los demonios , de Dostoievsky, cuya duración está estimada en ocho horas. En realidad, la obra demanda unas ocho horas pero el espectador deberá prever unas doce horas ya que la experiencia (quizás sea la forma de llamar a este tipo de propuestas) incluye una cena frugal y algunos lógicos entreactos.
Esta verdadera maratón teatral ya tuvo sus problemas. De hecho, el Teatro Estable de Turín produjo parte del proyecto, pero se retiró por la desmesura horaria y económica. Por eso mismo, Peter Stein estrenó la obra a fin del año pasado en su casa, se vio obligado a reducir el costo del millón de euros a 700 mil y debió poner 100 euros de su bolsillo para poder darse el gusto.
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