Es una combinación de hierbas y se venden hasta 600 frascos por día
Se toma en gotas y se consigue en Chile en farmacias interculturales de medicina natural. Los farmacéuticos aseguran que es “mucho mejor” que la pastillita azul porque además de producir erecciones, estimula el deseo. Lo rebautizaron “Páramela”.
Las farmacias Makewelawen tienen 47 medicaciones de fórmula natural y ancestral, pero la mayoría de los clientes entra a comprar el producto estrella: Palwén.
Se trata de un afrodisíaco hecho a partir de extractos de plantas, elaborado según la sabiduría del pueblo mapuche, la etnia más importante del otro lado de la cordillera. Lo venden exclusivamente los seis locales de la cadena farmacias interculturales Mapuche o Makewelawen: hay cuatro en Santiago de Chile, una en Concepción y otra en Valparaíso.
Dina Uribe es la farmacéutica del local que fue pionero en la materia y abrió en la ciudad de Santiago hace más de cuatro años. Ella dice que el Palwén no es viagra, “es mucho mejor”, se ríe. Y cuenta que en rigor, el germen de toda la experiencia empezó en Temuco, al sur del país, donde los mapuches administran el hospital Maquehue. Ahí las “machis” (curanderas) trabajaban codo a codo con los médicos. Los pacientes podían elegir entre un tratamiento tradicional o uno mapuche, o ambos.
Entonces las machis pensaron en armar una huerta de donde sacar las hierbas que serían la materia prima para los remedios, que la gente pedía cada vez más. Pero enseguida se les ocurrió que, según la tradición, si las plantas no crecen en un medio ambiente natural, la cosa no funciona. Empezaron a pensar en envasar las gotas sanadoras y abrir una farmacia donde venderlas. Así nacieron las farmacias Makewelawen o cadenas Mapuche, propiedad de una asociación aborigen y de la empresa Herbolaria de Chile. Hoy venden, además de los preparados de origen ancestral, otros productos naturales.
“No son alternativos, son complementarios, como parte de un proyecto que relaciona la cultura mapuche en beneficio de la salud general”, aclara Dina, la farmacéutica. Y explica que el Palwén –al que alguien rebautizó “Páramela”–, se vende, al igual que las otras medicaciones, en forma de gotas. Se elaboran con extractos de plantas diluidos en una solución hidroalcohólica.
La fórmula en este caso incluye boldo, hierba del clavo y “paramela”. Dina aconseja 15 gotas tres veces al día, cada ocho horas. “El tiempo del tratamiento es relativo, depende de cada persona, puede ser un mes o dos”, explica. El frasquito dura quince días y cuesta cuatro dólares y monedas. Los mejores días la farmacia ha llegado a vender 600 unidades.
LOS EFECTOS. “Incentiva la libido, estimula el deseo, y pone más ganoso, más optimista. La persona se siente mucho mejor, y el efecto es más duradero”, dice Dina.
El Palwén está indicado para la impotencia masculina pero no tiene contraindicaciones, a diferencia del viagra, que no es apto para cardíacos. Y quizá su mayor ventaja esté en que pueden consumirlo las mujeres.
Aunque la farmacéutica confiesa que lo llevan más los hombres porque a ellas todavía les da vergüenza: “Dicen que lo llevan para los maridos”. Y Dina advierte: “En verdad el problema sexual es de origen nervioso. Es el tipo de vida que se lleva, hombres y mujeres viven apurados, estresados, llegan agotados, comen y se duermen. Se olvidan que son pareja. El Palwén aumenta el apetito sexual en ambos sexos”.
Detrás de esta verdad sencilla y de una promesa con fama ancestral circula plata. Los números de la empresa estiman que las gotitas movieron el último año más de 200 mil dólares. El cliente promedio, informan, es alguien de cincuenta y pico, aburrido de la medicina tradicional.
Los veranos, en el local de Valparaíso, “los argentinos arrasan, el Palwén tiene harta aceptación entre ellos”. ¿Funciona? Dina dice que la mejor prueba está en los clientes: “Cuando se agota el Palwén y falta durante una semana, se enojan. Nos retan”.
El doctor Raúl Valdevenito, del Departamento de Urología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile explica que “puede haber una historia ancestral de que este medicamento funciona a partir de la experiencia de la cultura mapuche. Pero el producto todavía tiene que pasar otras barreras para probar que puede combatir estas disfunciones”.
En el Hospital Intercultural Makewe, en Temuco, a fines de 2002 y comienzos de 2003 se realizaron pruebas. “Veinte tomaron Palwén y otros 20, sin saberlo, tomaron un compuesto que no provocaba ningún efecto. Los últimos siguieron con su misma situación, mientras que el 80% de los que tomaron el fármaco mejoraron su respuesta sexual”, dicen los médicos responsables.
Otro viagra artesanal
Llega la muña-muña
No sólo los mapuches tienen Viagra medicinal. Y así lo hicieron saber las decenas de comentarios que los lectores de criticadigital.com. adjuntaron a la nota del Palwén, el viagra mapuche, publicada ayer. En el norte argentino hay un dicho: “se apaga la luz y se enciende el muña-muña” y alude al eslogan con que se promocionaba una crema que prometía aumentar la virilidad. La muña-muña no tiene nada de artificial, es un afrodisíaco natural. Su nombre científico es Satureja parvifolia. Este yuyo crece en las regiones montañosas y sierras del noroeste, oeste y centro del país. Se recolecta a mano y se agrega al mate o se prepara en forma de té. En el campo se usa para mejorar la performance sexual y tratar problemas de erección. Las mujeres creen que aumenta la fertilidad.
“Investigadores del equipo del Dr. Hnatyszyn, de la Universidad de Buenos Aires, buscaron evidenciar el efecto estimulante de la muña-muña en 2003. Un extracto preparado de muña-muña es efectivo en la relajación del músculo liso del cuerpo cavernoso del pene (que al llenarse de sangre provoca la erección). El ensayo se probó en conejillos de indias pero es muy difícil de probar en humanos”, explicó Gabriela Feresin, doctora en Bioquímica y directora de un grupo de estudio sobre productos naturales bioactivos de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). “Sí encontramos en la muña-muña efectos antioxidantes que capturan antirradicales libres, y eso puede estar relacionado con mejor funcionamiento en lo que hace a la circulación sanguínea”, explicó. Agregó que comprobaron sus efectos antiinflamatorios.
En el Norte se la usa para curar empachos, aliviar problemas digestivos y hepáticos. Otro trabajo de la UNSJ evaluó la potencialidad del aceite de muña-muña como antifúngico y comprobó que mata algunos hongos que afectan la piel. Pero hombres y mujeres de tierra adentro le tienen una fe ciega cuando la combinan con cola de quirquincho, un cóctel famoso por incrementar la potencia sexual.
Fuente: Crítica, Crítica
Se toma en gotas y se consigue en Chile en farmacias interculturales de medicina natural. Los farmacéuticos aseguran que es “mucho mejor” que la pastillita azul porque además de producir erecciones, estimula el deseo. Lo rebautizaron “Páramela”.
Las farmacias Makewelawen tienen 47 medicaciones de fórmula natural y ancestral, pero la mayoría de los clientes entra a comprar el producto estrella: Palwén.
Se trata de un afrodisíaco hecho a partir de extractos de plantas, elaborado según la sabiduría del pueblo mapuche, la etnia más importante del otro lado de la cordillera. Lo venden exclusivamente los seis locales de la cadena farmacias interculturales Mapuche o Makewelawen: hay cuatro en Santiago de Chile, una en Concepción y otra en Valparaíso.
Dina Uribe es la farmacéutica del local que fue pionero en la materia y abrió en la ciudad de Santiago hace más de cuatro años. Ella dice que el Palwén no es viagra, “es mucho mejor”, se ríe. Y cuenta que en rigor, el germen de toda la experiencia empezó en Temuco, al sur del país, donde los mapuches administran el hospital Maquehue. Ahí las “machis” (curanderas) trabajaban codo a codo con los médicos. Los pacientes podían elegir entre un tratamiento tradicional o uno mapuche, o ambos.
Entonces las machis pensaron en armar una huerta de donde sacar las hierbas que serían la materia prima para los remedios, que la gente pedía cada vez más. Pero enseguida se les ocurrió que, según la tradición, si las plantas no crecen en un medio ambiente natural, la cosa no funciona. Empezaron a pensar en envasar las gotas sanadoras y abrir una farmacia donde venderlas. Así nacieron las farmacias Makewelawen o cadenas Mapuche, propiedad de una asociación aborigen y de la empresa Herbolaria de Chile. Hoy venden, además de los preparados de origen ancestral, otros productos naturales.
“No son alternativos, son complementarios, como parte de un proyecto que relaciona la cultura mapuche en beneficio de la salud general”, aclara Dina, la farmacéutica. Y explica que el Palwén –al que alguien rebautizó “Páramela”–, se vende, al igual que las otras medicaciones, en forma de gotas. Se elaboran con extractos de plantas diluidos en una solución hidroalcohólica.
La fórmula en este caso incluye boldo, hierba del clavo y “paramela”. Dina aconseja 15 gotas tres veces al día, cada ocho horas. “El tiempo del tratamiento es relativo, depende de cada persona, puede ser un mes o dos”, explica. El frasquito dura quince días y cuesta cuatro dólares y monedas. Los mejores días la farmacia ha llegado a vender 600 unidades.
LOS EFECTOS. “Incentiva la libido, estimula el deseo, y pone más ganoso, más optimista. La persona se siente mucho mejor, y el efecto es más duradero”, dice Dina.
El Palwén está indicado para la impotencia masculina pero no tiene contraindicaciones, a diferencia del viagra, que no es apto para cardíacos. Y quizá su mayor ventaja esté en que pueden consumirlo las mujeres.
Aunque la farmacéutica confiesa que lo llevan más los hombres porque a ellas todavía les da vergüenza: “Dicen que lo llevan para los maridos”. Y Dina advierte: “En verdad el problema sexual es de origen nervioso. Es el tipo de vida que se lleva, hombres y mujeres viven apurados, estresados, llegan agotados, comen y se duermen. Se olvidan que son pareja. El Palwén aumenta el apetito sexual en ambos sexos”.
Detrás de esta verdad sencilla y de una promesa con fama ancestral circula plata. Los números de la empresa estiman que las gotitas movieron el último año más de 200 mil dólares. El cliente promedio, informan, es alguien de cincuenta y pico, aburrido de la medicina tradicional.
Los veranos, en el local de Valparaíso, “los argentinos arrasan, el Palwén tiene harta aceptación entre ellos”. ¿Funciona? Dina dice que la mejor prueba está en los clientes: “Cuando se agota el Palwén y falta durante una semana, se enojan. Nos retan”.
El doctor Raúl Valdevenito, del Departamento de Urología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile explica que “puede haber una historia ancestral de que este medicamento funciona a partir de la experiencia de la cultura mapuche. Pero el producto todavía tiene que pasar otras barreras para probar que puede combatir estas disfunciones”.
En el Hospital Intercultural Makewe, en Temuco, a fines de 2002 y comienzos de 2003 se realizaron pruebas. “Veinte tomaron Palwén y otros 20, sin saberlo, tomaron un compuesto que no provocaba ningún efecto. Los últimos siguieron con su misma situación, mientras que el 80% de los que tomaron el fármaco mejoraron su respuesta sexual”, dicen los médicos responsables.
Otro viagra artesanal
Llega la muña-muña
No sólo los mapuches tienen Viagra medicinal. Y así lo hicieron saber las decenas de comentarios que los lectores de criticadigital.com. adjuntaron a la nota del Palwén, el viagra mapuche, publicada ayer. En el norte argentino hay un dicho: “se apaga la luz y se enciende el muña-muña” y alude al eslogan con que se promocionaba una crema que prometía aumentar la virilidad. La muña-muña no tiene nada de artificial, es un afrodisíaco natural. Su nombre científico es Satureja parvifolia. Este yuyo crece en las regiones montañosas y sierras del noroeste, oeste y centro del país. Se recolecta a mano y se agrega al mate o se prepara en forma de té. En el campo se usa para mejorar la performance sexual y tratar problemas de erección. Las mujeres creen que aumenta la fertilidad.
“Investigadores del equipo del Dr. Hnatyszyn, de la Universidad de Buenos Aires, buscaron evidenciar el efecto estimulante de la muña-muña en 2003. Un extracto preparado de muña-muña es efectivo en la relajación del músculo liso del cuerpo cavernoso del pene (que al llenarse de sangre provoca la erección). El ensayo se probó en conejillos de indias pero es muy difícil de probar en humanos”, explicó Gabriela Feresin, doctora en Bioquímica y directora de un grupo de estudio sobre productos naturales bioactivos de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). “Sí encontramos en la muña-muña efectos antioxidantes que capturan antirradicales libres, y eso puede estar relacionado con mejor funcionamiento en lo que hace a la circulación sanguínea”, explicó. Agregó que comprobaron sus efectos antiinflamatorios.
En el Norte se la usa para curar empachos, aliviar problemas digestivos y hepáticos. Otro trabajo de la UNSJ evaluó la potencialidad del aceite de muña-muña como antifúngico y comprobó que mata algunos hongos que afectan la piel. Pero hombres y mujeres de tierra adentro le tienen una fe ciega cuando la combinan con cola de quirquincho, un cóctel famoso por incrementar la potencia sexual.
Fuente: Crítica, Crítica
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