lunes, 17 de agosto de 2009

Un país sobre rieles

En un galpón que este 30 de agosto cumplirá 122 años, el Ferroclub Tolosa restaura máquinas y galpones del siglo XIX. Piezas que dejan al descubierto la grandeza y la importancia que supo tener este medio de locomoción en la historia de nuestra región.

Un galpón viejo de herrería, de fines de siglo XIX, con máquinas perdidas en el tiempo y piso de tierra, fue el comienzo para el Museo Ferroviario de Tolosa. En 1997, Transportes Metropolitano, la entonces concesionaria del servicio de ferrocarriles de La Plata, cedió al Ferroclub de Tolosa un galpón fabricado en 1885.

“El galpón es todo un museo en sí mismo “, dice a Hoy Adolfo Lupinucci, tesorero de la institución. El galpón pertenece a los legendarios galpones de Tolosa, fundados el 30 de agosto de 1887, para el 30° aniversario de la fundación del ferrocarril.

“Cuando Metropolitano nos dio el taller, les dijimos que lo hicieran con todas las cosas que tenían adentro. Nos encontramos con puertas, ventanas, bancos, carteles originarios de principio de siglo de la estación de La Plata, y algunas cosas de la estación de Quilmes. Muchas cosas heredemos de cuando se filmó la película Siete Años en el Tibet con Brad Pitt”.

Los socios del Ferroclub Tolosa hallaron entre la “chatarra” histórica máquinas a vapor, pizarra artesanal de madera con los horarios y andenes de salida y arribo de los trenes, zorras a bomba, horquillas y un criquet de madera. Además, se encontraron con una casilla de más de 100 años perteneciente al Ferrocarril Sur, donde los trabajadores de entonces marcaban en una pizarra el horario de ingreso.

Con toda esa historia, decidieron hacer un museo ferroviario, uno de los objetivos básicos de la Sede Tolosa del Ferroclub Argentino: “Encontramos también otro tesoro que es un vagón de carga que fue construido en estos talleres, y que luego comenzó a funcionar como vagón vivienda destinado a la vivienda de los “artesanos” mientras realizaban algún trabajo, algo así como la actual casa rodante”, cuenta Carlos, uno de los socios del club que trabaja en la restauración del vagón.

El vagón data de 1893 y cuenta con la particularidad de tener chasis de madera y ruedas con rayos. Parte del vagón fue quemado por cirujas que vivían adentro. “El trabajo de restauración es artesanal, porque se trata de dejarlo lo más original posible. Ya restauramos las paredes y los pisos de madera”.
Por otro lado, está en construcción un salón de Ferromodelismo, una estación de fines de siglo a escala, una máquina a vapor y diesel.

El museo tendrá el nombre de Ingeniero Pedro C. Saccaggio. En 1910, Saccaggio inventó el sistema de iluminación y calefacción eléctrica que reemplazó a la tradicional a vapor de la locomotora. Desde entonces todos los coches se construyeron bajo su diseño y dirección; y su nombre apareció en varios bogies.

El pequeño museo en el vagón de 1940

Mientras el Ferroclub prepara al taller para un museo de mayores proporciones, donde prevén una estación a escala, exponer máquinas a vapor y diesel, se encuentra en exposición, en un vagón restaurado de 1940, las pequeñas cosas de la historia del Ferrocarril.

Un cartel de la estación Eva Perón, nombre que en 1854 tuvo la estación de La Plata, pedazos de rieles de 1886, un telégrafo, una calculadora mecánica, fotos de la original estación de La Plata que se emplazaba en el actual Centro Cultural Dardo Rocha, bebederos y carteles del “salón de señoritas”, son algunos de los objetos que se encuentran en exposición todos los sábados a partir de las 10.
“El trabajo que realizamos tiene una cultura de aprendizaje que se está perdiendo, porque muchas cosas del funcionamiento de las máquinas o de su historia se las llevó gente que ya no está, o las saben ex trabajadores ferroviarios de muchos años”, expresa Lupinucci.

Ferroclub, sólo para locos del tren

La mayor parte de socios del Ferroclub Tolosa está constituida por amantes de los ferrocarriles, hijos de ferroviarios y algunos empleados y ex empleados ferroviarios.

“Yo nací en Tolosa, frente a los talleres y tengo el recuerdo de las máquinas a vapor. Tengo en la memoria la imagen de todas estas máquinas cuando funcionaban y que ahora estamos reparando”, cuenta emocionado en diálogo con Hoy Carlos Digilio, miembro del club.

El club comienza a diseñarse en septiembre de 1995, cuando un grupo de ferroaficionados emprende los trabajos para la recuperación de la vaporera 3166, que se encontraba descarrilada y abandonada en los talleres de Tolosa. Al año siguiente empiezan las reuniones, primero en un vagón metálico rescatado y acondicionado, después en el local de La Fraternidad de 2 y 530, donde se dictan las primeras clases de vapor y conducción. “Se puede considerar al 1° de mayo de 1996 como la fecha de la fundación práctica de la sede. En julio de 1997 ese grupo decide instituir oficialmente la sede Tolosa del Ferroclub Argentino y en octubre Metropolitano cede el taller”.

El Ferroclub Tolosa, sito en avenida 526 y las vías del ferrocarril, es la sede del Ferroclub Argentino, asociación civil sin fines de lucro.

Fuente: Hoy

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