miércoles, 26 de agosto de 2009

Un faro que continúa iluminando

Nuevo aniversario de su nacimiento

Julio Cortázar marcó el camino para una generación entera de escritores en los 60. En 1980 protagonizó una de las más ricas polémicas entre intelectuales que dio nuestro país. Murió en París hace 25 años y su Papeles inesperados lidera las ventas.

Hay escritores que por su obra literaria y/o sus intervenciones en el campo intelectual se transforman en “faro” para las generaciones siguientes. Leopoldo Lugones, Jorge Luis Borges, Ricardo Piglia, Juan José Saer, Héctor Tizón, Andrés Rivera son algunos ejemplos de ello. El controvertido Jorge Asís pudo serlo tras Flores robadas en los jardines de Quilmes (1980) -best seller cuestionado tanto por la derecha como por la izquierda-, pero sus pocas felices acciones, comentarios e intervenciones agotaron rápidamente su crédito.

Julio Cortázar marcó el camino literario e ideológico para muchos escritores en los ‘60, en pleno boom de la literatura latinoamericana, con la aparición de la novela Rayuela. “En fin, no es fácil hablar de la Maga que a esta hora anda seguramente por Belleville o Pantin, mirando aplicadamente el suelo hasta encontrar un pedazo de género rojo. Si no lo encuentra seguirá así toda la noche, revolverá en los tachos de basura, los ojos vidriosos, convencida de que algo horrible le va a ocurrir si no encuentra esa prenda de rescate, la señal del perdón o del aplazamiento”, escribirá en el primer capítulo de esa novela, que hizo de la Maga un personaje perdurable y que marcó un antes y un después a la hora de concebir la narrativa.

Así como el narrador de la novela aclara que “no es fácil hablar de la Maga”, tampoco resulta sencillo hablar de su autor. Nadie puede negar a Cortázar como escritor, aunque muchos que abrazaron sus textos con especial pasión busquen ningunearlo, aludiendo a que sus libros envejecieron (no debe existir peor crítica o sentencia para un novelista). Sin embargo, uno no debe detenerse mucho en esas voces. Son parte del tradicional “parricidio” en el que incurre tanto el campo literario como la sociedad argentina misma.

Los que se fueron

En 1980, en plena dictadura militar, Cortázar protagonizó uno de los debates más sustanciales que dio la literatura argentina, junto con los integrantes de la revista El Ornitorrinco (Abelardo Castillo, Liliana Heker) y que tuvo como principales ejes “los que se fueron” y “los que se quedaron” -en torno al exilio-, y “los que denuncian” y “los que callan” -acerca de lo que pasaba en el país-.

El cruce se produjo en dos números de la revista: el 7 (enero-febrero 1980) y el 10 (octubre-noviembre 1980) y tuvo como disparador un artículo periodístico publicado por Cortázar dos años antes en la revista colombiana Eco, en donde el autor de Octaedro refirió la existencia de una literatura de exilio a la que consideró un episodio anómalo, sin generalizar, y a cuenta de una opinión personal.
Heker, desde la Argentina, tomó partido por los que “se habían quedado”, cuestionando duramente la autoridad de Cortázar para hablar del tema y considerándose proba por el mero hecho de “haberse quedado”.

El deseaba que los escritores y artistas bajo el régimen dictatorial lograran superar la situación de frustración y de inmovilismo, y sacar provecho de la misma. Ella sostuvo que él nunca fue un exiliado porque su salida del país no había sido política, y enumeró una larga lista de expresiones artísticas que surgieron en el campo cultural argentino de esos años, a pesar de la opresión reinante, desautorizando así los dichos de Cortázar. Y fue el novelista quien bajó los ánimos de la disputa, con una actitud marcadamente paternalista.

Papeles inesperados

En mayo último Alfaguara editó Papeles inesperados, un libro póstumo que reúne relatos inéditos, escritos dispersos, crónicas, artículos políticos y poemas compilados por Carles Alvarez Garriga, bajo la supervisación de Aurora Bernárdez.
El libro que se convirtió rápidamente en un éxito de ventas, demostrando la vigencia de Cortázar, reúne textos que el autor descartó de Historias de cronopios y de famas, de Libro de Manuel y de Un tal Lucas.

Alguna vez, Osvaldo Soriano -amigo de Julio- expresó su desagrado por las ediciones de libros póstumos con material descartado por los autores en vida. Dando respuesta a esto, Alvarez Garriga, durante la presentación de Papeles... en la última Feria del Libro de Buenos Aires, explicó: “Los textos que Cortázar no quiso publicar los quemó a todos. Por ejemplo, su primera novela infantil Las nubes y el arquero, y otra novela juvenil que era un soliloquio de 500 páginas. Otros papeles se destruyeron con los años”.
Julio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914 y falleció el 12 de febrero de 1984.

Flavio Mogetta

Fuente: Hoy


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