martes, 25 de agosto de 2009

"El hecho artístico es una historia de las ideas"

25 de agosto de 2009

Verónica Dillon, una reconocida ceramista platense, además de tener una larga trayectoria en el ámbito artístico, dirige un programa para niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad social en el que se busca articular el arte y la integración

"En mi trabajo trato de entender al arte como capacidad de abstracción, de mirar la realidad de otro modo, de apropiar nuevos saberes , que colaboren con la resignificación, la resolución de problemas, el ver de otra manera las problemáticas personales y sociales”.

Así describe Verónica Dillon la visión que tiene sobre su trabajo, que comprende su actividad como docente, artista y como directora del programa “Arte e Integración” para chicos y jóvenes, vinculando el arte con situaciones de vulnerabilidad psicofísicas, donde se trata de entender a esta disciplina como una herramienta de cambio.

“Es un proyecto del Programa de Incentivos de la UNLP, lo co-dirige Graciela Grillo y hay investigadores de distintas disciplinas de la Facultad de Bellas Artes. Hacemos trabajo de campo en distintos lugares, hospitales neuropsiquiátricos, centros preventivos de adicciones, comunidades terapéuticas cerradas y, a veces, también se trabaja con la familia”, cuenta la ceramista.

Además, siguiendo la misma línea, Verónica también coordina un proyecto para jóvenes en el Museo Provincial de Bellas Artes para chicos que están en situación de conflicto penal, Según sus propias palabras, “pareciera que este rol integrador es propio de las mujeres”.

La labor social

Para Verónica es muy importante la labor social que desarrolla. Durante mucho tiempo trabajó con pacientes oncológicos, en el Hospital de Niños y con chiquitos en espera de trasplante. Y desde hace un año logró que este programa se desarrolle dentro de la Facultad. “Es muy importante que la institución esté abierta a la comunidad, no sólo con su nivel académico establecido, sino también que permita desarrollar este programa. Creo que es una muy buena apertura”, explica Dillon.

“En este proyecto casi todas somos mujeres las que lo llevamos adelante, que no es casual. Los chicos vienen a las muestras, observan, estudian, hacen entrevistas a los artistas contemporáneos y luego trabajamos dentro de la facultad en alguna de las cátedras. De esa manera se trata de entender al arte como capacidad de abstracción, de mirar la realidad de otro modo, de apropiarse de nuevos saberes, que colaboren con la resignificación, la resolución de problemas, el ver de otra manera las problemáticas personales y sociales”, señala la artista.

El objetivo de esta tarea, según Verónica, es noble. “Lo más importante que se puede tratar de transmimtir es la capacidad de construirse como persona de la manera que ellos quieran. La posibilidad de ser uno mismo, de ser y de decir lo que uno quiere sin temor a los prejuicios sociales que traen perjuicio. El poder decir lo que uno quiere, y si no se puede decir con la palabra, que es lo que generalmente pasa, poder decirlo de otro modo”.

La abstracción en arcilla

Para crear, esta reconocida artista cuenta que no boceta ni se prepara, simplemente las ideas “surgen”. “Siempre hay un antes, algo que pasó que a vos te gestó que comenzaras a pensar en eso. Uno habla desde su historia y desde el contexto en el cual vive, como lo hizo el hombre desde siempre. Puede ser un fragmento de poema, o una canción, que amerita que se trabaje. El hecho artístico es una historia de las ideas. Ese es mi camino. En realidad no hay una suerte de inspiración, pienso en lo que voy a decir y en cómo lo voy a decir y en el tiempo que tengo que tener y que no quiero que me lo roben”.

A pesar de tener una vida fragmentada por la cantidad de actividades que desarrolla, Verónica es feliz con lo que hace. Y explica que a pesar de ser un apasionada de su trabajo en todas sus aristas, estar en el taller es donde puede ser ella misma. “Cuando encuentro mis tiempos no quiero que nadie me saque de allí. Puedo estar trabajando hasta cualquier hora de la madrugada. Cuando uno entra en ese proceso creativo, pierde la noción del tiempo”.

Al definirse como artista no duda en afirmar que se siente como una niña, algo que rescata de su feliz niñez en City Bell. “Estoy en la búsqueda de la experimentación de la recuperación de lo lúdico. Y me apasiono como los chicos, que no tienen límite en el juego y de pronto inventan cosas, que ven y creen. Bueno, en ese mundo vivo yo. Y para eso, como la cerámica es muy complicada, la transgredo mucho. Juego todo el tiempo con la matemática y la química. Como una niña, juego todo el tiempo”.

Actualmente la ceramista está trabajando en una Serie de Ofrendas, que está relacionada con las huellas y los relieves. “La erosión, lo gastado y lastimado en la tierra tiene que ver con las huellas en el tránsito de la vida de uno como ser humano”.

El arte en la Ciudad

La ceramista platense, nacida en Gonnet en 1952, comenzó a incursionar en esta disciplina en el año'69, cuando finalizó el magisterio e influenciada por su profesora de Historia, Irma Zucchi, decidió ingresar en Bellas Artes. Desde el '71, ha participado en más de 90 muestras individuales y colectivas, nacionales e internacionales, obteniendo numerosos premios y distinciones Sus obras se encuentran en colecciones privadas del país y el exterior, Museos estatales nacionales y extranjeros, Embajadas, Consulados y Municipios de España, Italia, EE.UU y Japón, y sus premios adquisición en Fundaciones, Organismos Oficiales y Empresas de Argentina, Italia, España, Israel y Cuba.

"Es verdad que uno mira una obra para ver si puede convivir o no con ella. La Plata tiene esa cosa de una clase social formada, muy de una determinada manera y cuesta más ingresar al arte contemporáneo”, explica Dillon.

Para la artista, "la mujer en La Plata, dentro del campo artístico trabaja mucho. No se si la Ciudad tiene un público que valore la actividad artística dentro de la plástica. La plata es muy estructurada, en algunos aspectos”.

Sin embargo, el acotado espacio que se le da a esta disciplina no ha sido un impedimento para Verónica, quién además está convencida de que no existen limitaciones por el género en los ámbitos en los que se desenvuelve.

"En la historia de la Argentina hay mujeres que han tenido una trayectoria y que la tienen y son una maravilla y no han dejado nunca de ser madres ni su rol como mujer. Creo que hay residuos de una formación, que a muchas mujeres les queda cómodo que el hombre decida por ellas”.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/mujer/nota.aspx?id_imagen=77

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